Por: Isidro Bautista Soriano
El diálogo representó la vía de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda para resolver los bloqueos encabezados por alcaldes de la región de Tierra Caliente.
Contra lo que quizá muchos pudieron haber pensado, que recurría al uso de la fuerza pública para restablecer el orden, repentinamente apareció con la disposición sólo de sentarse a hablar.
No descalificó ni minimizó el movimiento de protesta, al que se sumaron abiertamente miembros de diversos sectores de la sociedad, como comerciantes y transportistas, como tampoco comentó que tendría que dársele cauce penal por ataques a las vías de comunicación, más por las reformas aplicadas recientemente.
Sin duda fue una demostración que el diálogo constituye la mejor arma para atender cualquier inconformidad en su gobierno, que está por cumplir un año con siete meses.
Les ofreció, de entrada, “establecer un diálogo para revisar nuevamente sus planteamientos y encontrar una ruta conveniente para resolverlos”.
Aclaró: “Como lo he demostrado desde el primer día en que asumí con el respaldo del pueblo la honrosa responsabilidad de encabezar el Poder Ejecutivo de Guerrero, la postura de este gobierno es y será en todo momento la de privilegiar el diálogo y el entendimiento pacífico, para generar acuerdos y encontrar soluciones a cada uno de los retos que nuestra entidad manifiesta día a día”.
Reconoció: “A lo largo de muchos años, Guerrero ha sido calificado como un estado bronco y convulso, por lo que fue mi propósito iniciar la transformación de nuestra entidad, teniendo como base el humanismo en cada una de las acciones que hemos emprendido, porque creo firmemente que el fuego no se apaga con más fuego, y que aquí somos más los buenos; somos más los que queremos que la paz y el bienestar sean la herencia para nuestras próximas generaciones”.
En el particular caso de los bloqueos, hizo el llamado “a privilegiar la palabra y la razón, a priorizar el entendimiento institucional por encima de todo, y reiteró nuevamente la apertura para escuchar y atender cualquier necesidad que exista en sus municipios, siempre que sea asistida por la legalidad y la legitimidad social”.
Como puede verse, ofreció dialogar, pero de ninguna manera fuera de la ley; es decir, no a dialogar a costa de lo que sea, sino privilegiando el interés popular, ya que ha reafirmado varias veces y en distintos lugares que el pacto de su gobierno está con el pueblo.
Aseguró a los ediles de esa región que “las acciones emprendidas desde la estrategia conjunta de seguridad tienen como espíritu ayudarles en su responsabilidad de brindar paz y desarrollo en cada uno de sus municipios”.
Les dijo que “como nunca antes encontrarán las puertas abiertas de la gobernadora y de este gobierno, para reunirnos las veces que sean necesarias y encontrar juntos una ruta que permita resarcir la deuda histórica que se tiene con nuestra amada región de Tierra Caliente”.
“Es un ofrecimiento firme para acompañarlos en la ineludible encomienda que tenemos como autoridades de trabajar coordinados por el bien de las y los guerrerenses”, señaló.
Tal vez hubo quienes esperaban intercambio de balazos. Este movimiento de presión no se había visto en Guerrero de tal forma que el propio López Obrador lo consideró como más delicado que el bloqueo suscitado el lunes pasado en Tamaulipas. Otra prueba de fuego superada por la gobernadora en un proceso en el que también contó la serenidad y oficio político de los alcaldes.