Por: Antonio León
La semana pasada, el secretario de gobierno Adán Augusto López, refiriéndose a quienes supuestamente se alegraron por el posible infarto del presidente López Obrador, dijo: esas personas tienen el alma podrida. Yo me pregunto: ¿quiénes tendrán el alma podrida?
¿Acaso será esa turba de fanáticos de López Obrador, esos que fueron a amenazar a los magistrados a la Suprema Corte de Justicia, porque no quieren someterse a los caprichos de Andrés Manuel que gobierna como un auténtico dictador sin respeto a la independencia de los tres Poderes Constitucionales, y que tienen en la mira a la ministra Norma Piña a quien ridiculizan en redes sociales siguiendo las enseñanzas de su alteza serenísima López Obrador, y que si la encontraran en la calle desprotegida no dudarían en agredirla físicamente?
¿Acaso tendrá el alma, podrida Francisco Garduño Yáñez, comisionado del Instituto Nacional de Migración, por su responsabilidad compartida por la tragedia de los migrantes que murieron calcinados en Ciudad Juárez, y que todavía impune y cínicamente sigue en el cargo?
¿Acaso tendrá el alma podrida, quien decidió gastar del presupuesto federal 167 mil millones de pesos en el Tren Maya, que no va a ningún lado (como el trenecito de Chapultepec) y que sólo lo ocuparán los turistas, en lugar de invertir ese dinero en el SECTOR SALUD, al cual dejó casi dos años sin medicamentos para los niños que padecen cáncer, y como consecuencia de la falta de inversión, los diputados morenistas en una sesión al vapor en 24 horas, ya desaparecieron el INSABI (Instituto Nacional de Salud Bienestar), sin explicación alguna, a pesar de que cuando inició operaciones fue presentado como el proyecto estrella de López Obrador, prometiendo que en un par de años se tendría un servicio de salud pública como el de Dinamarca?
¿Acaso tendrá el alma podrida, quien en cuatro años ha hecho recortes presupuestales a la Secretaría de Cultura y a la de Educación Pública, y ha reducido en un alto porcentaje el presupuesto de la UNAM en el rubro de BECAS ALIMENTARIAS?
¿Acaso tendrá el alma podrida, el presidente que quiere establecer un gobierno absoluto por encima del estado de derecho estipulado en la Constitución del país, pasándose por el arco del triunfo toda regla constitucional, y que para conseguir su gobierno absolutista ha intentado desparecer el Instituto Nacional Electoral, el Instituto Nacional de Acceso a la Información, ¿y poner de rodillas a su servicio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación? O declarar como acción de seguridad nacional al tren maya que tiene funciones solamente turísticas, para que nada impida su construcción a pesar del daño ecológico que está y estará causando?
¿Acaso tendrá el alma podrida el presidente que se cree un ser perfecto, que no se equivoca, que es el único que puede decidir qué se hace y qué no se hace en el país, que nadie puede contradecirlo ni criticar sus decisiones porque él es casi un dios, o a lo mejor ya cree que lo es?
En fin, estimado lector, usted decida qué político tiene el alma podrida, también puede echar un vistazo a los de estas tierras tamarinderas. Hasta el martes próximo.