PRD: historia, circunstancias y el papel de Ruiz Valencia en Guerrero

Por: Efraín Flores

El avance democrático en México no inició en 2018 con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial ni con su llegada al poder.

El proceso de cambio político en el país se dio en 1988, año en que el PRI hizo hasta lo imposible para retener la Presidencia de la República con su candidato Carlos Salinas de Gortari.

El Frente Democrático Nacional (FDN) dio la pelea con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien para millones de mexicanos fue el verdadero ganador de aquella elección, pero tuvo en contra al aparato de Estado.

Además, no había una autoridad electoral profesional y confiable. Las elecciones las organizaba y calificaba la Comisión Federal Electoral, siendo Manuel Bartlett Díaz su último presidente.

El FDN denunció en tiempo y forma el fraude electoral. Millones de mexicanos no avalaron el triunfo de Salinas de Gortari y exigieron anular la elección presidencial.

Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, entre otros miembros históricos de la izquierda mexicana decidieron fundar el 5 de mayo de 1989 un nuevo partido político: el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Su lema fue “Democracia ya, patria para todos”, con el símbolo azteca, con los colores nacionales, que por restricciones del PRI, se quedó en blanco y negro y después adoptó el fondo amarillo para quedar en amarillo y negro.

En la década de los 90s, el PRD fue la principal fuerza política en el país que alzó la voz ante la represión y crímenes que cometieron los gobiernos priistas.

También luchó para que surgieran órganos autónomos y ciudadanos, como fue el Instituto Federal Electoral (IFE), antecedente del Instituto Nacional Electoral (INE).

Por lo tanto, la izquierda mexicana no puede entenderse actualmente sin el PRD, pues su lucha ha sido por un país democrático que promueva, respete, proteja y garantice los derechos humanos, las libertades individuales y colectivas y defienda la justicia social.

En poco tiempo empezó a ganar elecciones con sus candidatos a presidentes municipales, diputados locales y federales y a gobernadores.

Aunque en Guerrero, por ejemplo, se tardó 15 años para ganar por primera vez la gubernatura del estado con el empresario y ex presidente municipal de Acapulco, Zeferino Torreblanca Galindo.

Durante 9 años, el PRD tuvo el control de tres Legislaturas en el Congreso local (LVIII, LIX y LX).
En 2011 retuvo la gubernatura con el ex priista Ángel Heladio Aguirre Rivero, quien en agosto de 2010 y luego de no ser favorecido con la candidatura del PRI, renuncia a su militancia y se acerca al PRD.

El Sol Azteca ha gobernado también los principales municipios de la entidad: Acapulco de Juárez, Zihuatanejo de Azueta, Chilpancingo de los Bravo, Iguala de la Independencia, Taxco de Alarcón, Coyuca de Catalán, Ometepec, Tlapa de Comonfort, Chilapa de Álvarez, Coyuca de Benítez y Teloloapan.

Los principales errores que cometieron los dirigentes del PRD-Guerrero al llegar al poder fueron: alejarse de las bases, burocratizarse, solapar a gobernantes mitómanos e irresponsables como Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega Martínez, permitir que “Los Chuchos” hicieran su santa voluntad en la dirigencia nacional y hacer alianzas con el PRI y el PAN.

En la primera década del siglo XXI, los partidos políticos tradicionales dejaron de representar a los ciudadanos; su distanciamiento y falta de credibilidad propiciaron que partidos de reciente creación, como es el caso de Morena, ganara en poco tiempo importantes espacios de poder.

El PRD pagó muy caro las consecuencias de las acciones de su dirigencia nacional, y en las elecciones de 2024 no alcanzó el 3 por ciento de los votos emitidos para conservar su registro como partido político nacional.

Desde luego que el Sol Azteca no fue el único partido de oposición que le fue mal en las urnas ante Morena. También el PRI perdió presencia en varios puntos del país.

El PRD fue borrado electoralmente en la mayoría de los estados, no así en Guerrero, en donde obtuvo casi el 10 por ciento de la votación y se alzó con el triunfo en una decena de municipios y en dos distritos locales.

Hoy por hoy, el PRD es un partido con registro estatal y tiene la posibilidad de coaligarse en la elección de 2027 con cualquiera de los partidos políticos con registro nacional.

Lo cierto es que hace unas semanas, sus principales figuras políticas dejaron muy en claro que ya no harán más alianzas con el PRI y el PAN, porque regresarán a sus orígenes y buscarán recuperar la confianza de los electores guerrerenses.

Tampoco descartaron la posibilidad de ir en alianza con Morena u otras fuerzas electorales de izquierda.
El pasado 7 de septiembre, el Consejo Estatal del PRD eligió al chilpancinguense Mario Ruiz Valencia como presidente del Comité Ejecutivo Estatal.

Durante ese tiempo ha demostrado ser un dirigente responsable y generador de armonía y unidad interna, ya que no es un hombre en pleitos, sino de diálogo y trabajo.

Su prioridad siempre fue cuidar la unidad del perredismo guerrerense y escuchar a todas las voces que hacen vida política al interior de su partido.

A Mario Ruiz Valencia le tocó dirigir al PRD en un momento complicado, pues desde hace varios meses el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) le ha retenido las prerrogativas al PRD, lo que ha dificultado la realización de actividades ordinarias y el pago de salarios del personal que labora en las oficinas ubicadas en Chilpancingo, así como el pago de la renta mensual de las oficinas de los Comités municipales.

La batalla legal sobre ese tema continúa.

La permanencia de Ruiz Valencia al frente del PRD, era temporal.

El pasado 14 de febrero se dio a conocer que los integrantes del Consejo Estatal sesionaron en Chilpancingo para designar a la nueva dirigencia estatal, recayendo esa responsabilidad en el ex alcalde de Acapulco y ex candidato a la gubernatura, Evodio Velázquez Aguirre.

El próximo domingo ya no se le denominará presidente de la Dirección Ejecutivo Estatal del PRD, sino coordinador estatal del PRD, y será rotativa cada año.

El primer año lo encabezará Evodio Velázquez y el segundo año el ex diputado local y ex senador de la República, Celestino Cesáreo Guzmán.

El tercer y cuarto año lo encabezarán dos distinguidas militantes.

En conclusión, Mario Ruiz Valencia hizo un buen trabajo en un momento crítico para el Sol Azteca. Pudo haber hecho más cosas, pero el tiempo fue muy corto.

Los consejos estatales lo designaron para presidir nuevamente la Mesa Directiva del Consejo Estatal, como un reconocimiento a su trayectoria política y lealtad al PRD. Enhorabuena.

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