Por: Isidro Bautista Soriano
Una probadita, lo vivido cuatro días en Chilpancingo.
Casi todos, ocultos, ante lo que se convirtió, de hecho, en un toque de queda, para chicos y grandes.
El tentáculo que enseñaron no lo tiene ni Morena… para movilizar gente.
El ex segundo de a bordo de AMLO, Adán Augusto, ex secretario de Gobernación, se acobardó al cancelar su visita.
Si tuviera agallas, habría expresado no sólo su solidaridad sino dado un mensaje en materia de seguridad en el lugar del evento, aun sin público presencial, pero le dio la vuelta, como lo han hecho y siguen haciéndolo todos los candidatos.
Uno de los líderes de la movilización dijo que pudieron haber hecho cosas peores:
“Si nosotros quisiéramos desestabilizar. Escúchenme bien. Nosotros abrimos con el camión Dino el Congreso para decirles que si nosotros queríamos hacer un desmadre, hubiéramos quemado todo el Congreso”.
“Y abrimos la puerta del palacio de gobierno con el camión mandándoles una señal: que si nosotros quisiéramos hacer un desmadre, así como lo quieren ellos decir, de desestabilizar el estado o el gobierno, hubiéramos entrado, y hubiéramos hecho lo que hacen los ayotzinapos», continuo.
Y todavía agregó: «Hubiéramos quemado, y agarrado todo, y sabíamos (OJO) que ahí estaba el secretario general de Gobierno”.
En Colombia, donde se ha vivido lo peor por el imperio criminal del capo Pablo Escobar, hubo coches bomba.
Aquí en Chilpancingo fue paralizado no sólo el transporte y el comercio sino cerrados los edificios públicos.
Esto me remontó al pasaje bíblico:
“Y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová”.
Hasta que clamaron a Dios, las cosas cambiaron. No hubo antes nadie, ningún poder que los salvara.
Evelyn gobernadora le apostó al diálogo, y le funcionó sin echar ningún disparo sino aguantar y aguantar, hasta llegar a la mesa de negociación.
Por esta vez prueba superada, y Chilpancingo ha vuelto a las calles, pero ¿por cuánto tiempo?