Tener éxito
Por: José I. Delgado Bahena
Ralph Waldo Emerson dijo: “Reír a menudo y mucho. Ganar el respeto de gente inteligente y el cariño de los niños. Conseguir el aprecio de críticos honestos y aguantar la traición de falsos amigos. Apreciar la belleza. Encontrar lo mejor en los demás. Dejar un mundo un poco mejor, sea con un niño saludable, una huerta o una condición social redimida. Saber que por lo menos una vida ha respirado mejor porque tú has vivido. ¡Eso es tener éxito!”
He comenzado con esta cita porque aludo hoy a la celebración del Día del maestro. Para nadie es un secreto, pues, que fui maestro. Y me mantengo en la polémica de que YA NO LO SOY, porque ya no enseño, aunque no me peleo con nadie y acepto que quienes se refieran a mí lo hagan con ese título que ostenté durante más de treinta años, y de mi labor, en la que traté de dar lo mejor de mí. Por supuesto, no hablaré de mi desempeño, pero sí aprovecharé para agradecer a quienes fueron mis alumnos y me llamaron, o me escribieron, para felicitarme. No soy grosero: agradecí con la mayor humildad las hermosas palabras que me dirigieron. Seguramente, algo hice bien para que, después de cuarenta años de que fui su maestro, me sigan recordando.
Sin embargo, regresando al texto inicial, tenemos que aceptar que nuestro paso por la vida, en cualquier ámbito en el que nos movamos, debe significar algo, debemos dejar huella, trascender, hacer por la humanidad un poco de bien para que, al despedirnos, lo hagamos con la frente en alto, no pensando en lo que dejamos, sino en lo que nos llevamos.
Quise escribir sobre esto porque, además, este 13 de mayo murió un personaje uruguayo que fue presidente de su país. Fue más conocido como Pepe Mujica. Fue político y floricultor; pero también fue un guerrillero que, en los años sesenta se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, por lo que estuvo preso durante la dictadura de Uruguay. También fue miembro y líder del partido político Frente Amplio.
Su lucha por la justicia para los habitantes de su país le hizo ganarse el respeto y el cariño de su pueblo; pero no solo de los uruguayos, en cualquier rincón de América Latina se le reconoce y se le aplaude su entrega y pasión a favor de las libertades y de los derechos humanos.
Pepe Mujica dijo: “Yo me dediqué a cambiar el mundo y no cambié un carajo, pero estuve entretenido. Sin embargo, me voy a morir feliz. No gasté mi vida solo consumiendo. La gasté soñando, peleando, luchando. Me cagaron a palos, sí, pero le di un sentido a mi existencia”. Creo que ahora descansa feliz Pepe Mujica.
Ahora, sin mayor intención que la de entrar en el contexto de este tema, le comparto, a usted que me lee, uno de los mensajes que me enviaron mis ex alumnos: “Maestro, gracias por sembrar luz en el alma. En cada palabra suya hay una chispa que despierta, una guía que no impone, pero transforma. Gracias por su paciencia inagotable, por enseñar con el ejemplo, más que con el discurso. Hoy celebro su vocación de sembrador y su voz que deja huella más allá del aula. Feliz Día del Maestro. Su enseñanza es eterna”. Érika Palacios, del Estado de México, quien, haciendo cuentas, ahora tendrá un poco más de cuarenta años de edad.
Definitivamente, creo que de eso se trata la vida. Tenemos que ser congruentes y hacer cosas que nos dignifiquen como seres humanos; aunque esa calidad, de ser humano, de pronto se ensucie con nuestros errores o con decisiones incorrectas; pero que sepamos que un día nos habremos de ir, y debemos tratar de que sea con el gusto y la felicidad de haber hecho, al menos, un poco de bien.
Entonces, solo entonces, podríamos decir si hemos tenido éxito o no, porque no se trata de ser famoso, de adquirir riquezas o tener poder; claro que eso podría ser el medio, pero no el fin, porque, como dice el dicho: nada te llevarás cuando te mueras; entonces, pues, debemos tener presente que todo eso: el poder, la riqueza, la fama, de nada sirve cuando te das cuenta de que te estás yendo y que pronto serás polvo, humo, nada.