Lluvias y criaderos – Don Chimino
Por: J. David Flores Botello
LLUVIAS Y CRIADEROS.- En Iguala, la lluvia tiene su propia forma de presentarse. A veces comienza como una caricia en los techos, en las láminas, otras llega con estruendo, y una que otra vez se acompaña de apagones, goteras o nostalgia. Pero este año, además de traer alivio al calor y al campo, la lluvia puede traer consigo un enemigo invisible: el dengue. El calor es intenso, diríamos que como todos los años, pero no terminamos de acostumbrarnos. Las temperaturas han rebasado los 36 grados en varias zonas y el cuerpo lo resiente, sudando. Sin olvidar que el sudor nos refresca. Este clima, combinado con la humedad de las lluvias, representa el escenario perfecto para que el zancudo Aedes aegypti —el principal transmisor del dengue— se reproduzca sin ton ni son. El mosquito no pone sus huevecillos en charcos grandes ni en ríos. Busca lugares pequeños, discretos, limpios… como el agua que se acumula en una llanta en el patio o tirada al medio ambiente por alguien inconciente. Una tapa de refresco, una maceta, una cubeta, el bebedero de la mascota o hasta un florero dentro de casa. Ahí, sin que lo notemos, se incuban cientos de nuevos mosquitos capaces de enfermar a una familia entera. Y lo más preocupante es que en Iguala, y en gran parte de Guerrero, seguimos en epidemia de dengue. Los casos han aumentado y, lo más doloroso, ha habido fallecimientos. No estamos hablando de un peligro lejano ni teórico. Es real. Es nuestro. Y es prevenible.
El dengue no siempre inicia con alarma. A veces se presenta solo como fiebre, malestar general, dolor de cuerpo o de cabeza. Pero puede evolucionar a su forma más grave, con sangrado, deshidratación y daño a órganos vitales. No hay tratamiento específico para el virus. Solo el manejo médico oportuno y, sobre todo, la prevención, pueden marcar la diferencia. Lo hemos dicho muchas veces, pero hoy lo gritamos con más fuerza: eliminando los criaderos, salvamos vidas. Esto no significa únicamente fumigar o esperar a que los brigadistas lleguen. Significa revisar el entorno donde vivimos. Subir al techo, revisar el patio, limpiar las canaletas, voltear cubetas, lavar los recipientes donde damos agua a los animales, mantener tapados los tinacos, desechar lo que no sirve. No se trata de tener dinero ni estudios: se trata de conciencia. El dengue es una enfermedad que se produce en casa. Así de claro. Por eso, cada hogar puede ser parte de la solución. La vecina que lava su patio, el joven que voltea la llanta de su moto, el señor que tira la cubeta rota, la abuela que cambia el agua de los floreros cada tercer día… todos están ayudando. Las autoridades están haciendo su parte: vigilancia, control de vectores, nebulizaciones, monitoreo epidemiológico, promoción de la salud. Pero esto no basta si en cada domicilio hay un criadero escondido. Por cada charola, tapita o bebedero que se limpia, hay decenas de zancudos menos volando. Hoy más que nunca, la prevención empieza en la conciencia y se traduce en acción. No espere a que alguien venga a decirle qué hacer. Solo mire alrededor y actúe. Un recipiente seco es un foco menos. Un niño que no enferma es un triunfo de todos. Cuando la lluvia cae, los zancudos celebran. Pero este año, que se topen con pared. Que encuentren patios limpios, recipientes vacíos y familias informadas. Que no tengan ni dónde poner un solo huevecillo.
DON CHIMINO.- Dende que por poco se lo lleva Pata de Cabras por el Covicho ese, mi compa Chón es otro. De chaparro y prieto ni volviendo a nacer pero, ya no tá tan panzón. Y lo que sí es otro, es lo tocante a su sabiduría e intelectualidá. Yo le digo que ya le pare, que se le va a cansar más su vista. Antes no usaja lentes y ora los usa pa´leer, pa´comer y en veces, como que ya no afoca bien a lo lejos, pero es terco. En veces siento que ya cuando taba palmando se le metió pa´dentro dél otra gente con esa forma de ser que, cada día quiere tar sabiendo más y más. Su librero ya rebosa y rebasa de lado a lado y de piso a techo. ¿O será que se le botó la cuiria? No sé pero si antes me gustaba tar con él, ora más, patica muy sabroso y siempre aprendo mucho dél. ¿Recuerda que le patiqué que un juez tranza le sacó harta lana y al final lo taricionó y se jue con el otro bando? Más bien él ya sabía, ya taba de acuerdo con el juez pa´hacer ganar a los tramposos y engañó a mi compa que lo conocía, que se saludaban, que se ofreció a ayudarelo, a orientarlo y que al final esa casa de su tía sería para él porque asina lo ´bía dispuesto su tía. Dice que muchos jueces son tranzas de por sí, que de eso se han hecho riquísimos. Pero eso ya lo sabemos todos, si tienes lana ganas los juicios, no tienes billetes, ¡jódete! …¡Ah pa´ justicia! Con el pretesto de llevarle a probar un mezcalito que le regaló a mi Puchunga una amiga de ella que vive en Chipacingo jui a su cantón de mi compa Chón, allá por la coloña Ejidal. De cuarenta grados el mezcalito. El primero lo sentimos fuertecito pero ya al tercero nos lo llevanmos a puros becitos, asina se baorea más mejor. Puro maguey pues. Como ya ta´más cercas la votación de jueces, magistrdos y ministros, le dije a Chón: “Compa, etsplícame con peras y manzanas cómo va a ser la prótsima votación”. Se acomodó en su silleta, cruzó una pierna y con aigre de erudito me comenzó a decir: – “Por primera vez en la historia, este 1 de junio vamos a poder elegir a quienes impartirán justicia en México. Sí, como lo oyes compadre: nosotros, los ciudadanos, vamos a votar para decidir quiénes serán ministras y ministros, magistradas, magistrados, juezas y jueces del Poder Judicial Federal. Y para eso nos van a dar seis boletas de diferentes colores, cada una para un cargo distinto:
Boleta morada: para elegir a 9 personas que integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el máximo tribunal del país. Serán 5 mujeres y 4 hombres. Boleta azul: para elegir a 2 personas que estarán en la Sala Superior del Tribunal Electoral, una mujer y un hombre. Boleta turquesa: para votar por 5 integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial, encargado de supervisar y sancionar a quienes forman parte del sistema de justicia. Aquí serán 3 mujeres y 2 hombres. Boleta salmón: para elegir a 3 magistraturas de las Salas Regionales del Tribunal Electoral, 2 mujeres y 1 hombre.
Boleta rosa: para elegir a las Magistraturas de Circuito, quienes resuelven juicios importantes, como los amparos directos. Boleta amarilla: para elegir a las Juezas y Jueces de Distrito, quienes ven los casos en primera instancia: amparos indirectos y asuntos relacionados con leyes federales. Tal vez todo esto suene muy complicado al principio, pero en realidad se trata de que la justicia ya no esté en manos de unos cuantos, sino que ahora el pueblo pueda decidir quién va a ocupar esos cargos. Esto nunca había pasado antes. Seguramente te preguntes de cómo vamos a votar. En cada boleta aparecerán los nombres de las candidatas y candidatos. Estarán separados por género: las mujeres de un lado y los hombres del otro. Cada persona tendrá un número. Tú vas a escribir los números de tus candidatas y candidatos preferidos en los recuadros que vienen en cada boleta, respetando cuántos hombres y cuántas mujeres tocan por cada cargo. Por ejemplo, si en una boleta hay que elegir a 5 personas (3 mujeres y 2 hombres), entonces tienes que escribir 3 números del lado izquierdo (mujeres) y 2 del lado derecho (hombres). Si pones más o menos, tu voto no será válido. Este proceso es una oportunidad histórica para fortalecer nuestra democracia y lograr que la justicia esté en manos de personas que realmente merecen estar ahí, no de recomendados o familiares.” ¡Pa´su mecha! Ora sí que mi compa se aventó un diez. Ya se tá´ haciendo más interrebolente y, no sé si a usté, pero a mi ya me va quedando claro. Lo que sí no me queda duda es que ya no serán los de arriba, los amigos ni los parientes quienes nos los impongan, ora nosotros decidiremos. Ah, pero ora votarenos por magistrados que van juzgar a los jueces tranzas. Si les demuestran chanchuyo: ¡bote!… ¡Pa´su mecha! Ya me rete colgué. Áhi nos pa´ l´otra, graciotas.