Día Internacional del Libro


Por: José Rodríguez Salgado


Al Lic. Joaquín Mier Peralta, aficionado a la lectura en todos sus géneros. Saludos
Por estos días se están desarrollando en el mundo actividades de diverso orden cultural con motivo del “Día Internacional del Libro”. Desde charlas con autores reconocidos hasta talleres que exploran el arte de la narrativa y el espectro de posibilidades para sumergirse en el mundo literario. Este es un gran día y un vibrante testimonio de diversidad e inclusión. El 23 de abril es una puerta del espacio literario que se presenta como objetivo para fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Esa distinción de la UNESCO es por la carga simbólica que tienen los pueblos en relación a la literatura universal, pues precisamente se tomaron en cuenta los fallecimientos de William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra y el inca Garcilaso de la Vega.
No es de menor importancia la presencia de los libros, son herramientas vitales para acceder, transmitir y promover la educación, la ciencia, la cultura y la información en todo el mundo. Nos informan, entretienen y permiten comprender mejor las complejidades del entorno global. En este 2024 la Capital Mundial del Libro es la ciudad de Estrasburgo (Francia) y el año próximo 2025 ese honor corresponderá a Río de Janeiro (Brasil).
Lo anterior ha permitido a las instituciones culturales, organizaciones representativas de la industria editorial, libreros y bibliotecas, rindan homenaje al libro, reconozcan el trabajo de los escritores y fomenten el acceso a la lectura a un mayor número de personas. En nuestro país se reporta un bajo índice de comprensión de la lectura en la población. Se deduce que todos los esfuerzos que se hagan por incrementar el interés por los libros en las nuevas generaciones, serán válidos.
El 6 de febrero de 1926 el rey Alfonso XIII firmó el Real Decreto por el que se creaba oficialmente la Fiesta del Libro Español a iniciativa del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés; en 1930 se definió el 23 de abril para esta actividad cultural. Vale precisar que el Día del Libro fue propuesto por la Unión Internacional de Editores (UTE) y presentado por el gobierno español a la UNESCO. Finalmente en 1995 se proclamó el 23 de abril de cada año el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. Ha sido tradición regalar una rosa al concluir una lectura, evento o pregón y que las personas intercambien esa flor y un libro.
Se afirma que la Biblia, la Ilíada, las Obras Completas de Shakespeare, El Quijote de la Mancha, el Diario de Ana Frank, Cien años de Soledad y Harry Potter están entre la preferencia de los lectores. En nuestro país el 30 de mayo de 1989 se constituyó la Fundación Mexicana para el Fomento a la Lectura, A.C., con el propósito de colaborar con todos aquellos programas y personas interesadas en promover este hábito. Recomiendan los expertos que lo más conveniente es La Lectura en Voz Alta, en sitios como rincones de lectura, grupos, clubes, centros, talleres de lectura que se formen en escuelas, bibliotecas, casas de cultura, unidades deportivas y de trabajo para que la gente pueda leer.
Realmente los lectores habituales son pocos y quienes compran libros no llega a 600 mil en un país de 130 millones. Se olvida que con la lectura aumenta la capacidad de aprendizaje, se favorece el desarrollo del lenguaje, la concentración, el raciocinio, la memoria, la personalidad, la sensibilidad y la intuición. Mejorar la lectura nos ayuda a comprender el mundo y vivir mejor. Esta comprobado que la lectura es una actividad gozosa, un medio que ayuda a entendernos. No es solamente una manera de adquirir conocimientos e información; la lectura es un ejercicio de muchas facultades, como la deducción y el sentimiento.
Leer voluntariamente, por gusto y placer, no se enseña como una lección, si no se transmite, se contagia como todas las aficiones. En mi caso confieso con humildad que desde muy temprano adquirí este gusto y con el correr del tiempo no he podido desprenderme, afortunadamente. Pronto descubrí por su olor, color, contenido, forma, fondo, que difícilmente podía explicarse mi existencia sin los libros, que son mi alimento, consuelo, respaldo, compañía, aval, recreación que reafirma la infinita alegría de mirar el mundo. Gracias a la lectura he podido sobrevivir a mis pequeños y grandes naufragios, leer ha sido multiplicar y enriquecer mi vida interior. Por lo pronto en esta fecha emblemática permítanme desear larga vida al libro en todas sus formas.

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