Javier Barros Sierra como ejemplo

Por: José Rodríguez Salgado

A Emilio Ortiz Uribe, universitario y notario distinguido. Saludos

La comunidad de la UNAM, tendrá nuevo rector a partir de mañana 17 de noviembre. Hace días la H Junta de Gobierno dictaminó que Leonardo Lomelí Vanegas, Economista, Maestro y Doctor en Historia, regirá los destinos de la Máxima Casa de Estudios del país para el período 2023-2027. Se augura un buen desempeño de quien fuera un estudiante modelo, académico prestigiado y brillante funcionario. Enfrentará sin duda agudos retos, injerencias extrañas a la autonomía y continuos amagos de distintos órdenes. Seguramente saldrá avante de los desafíos a que se ven sometidas permanentemente las instituciones de Educación Superior. El doctor Lomelí afirma el dictamen, “cumple con el perfil que le brindará desarrollo y estabilidad a la UNAM”. En 2022 fue admitido para formar parte de la Academia Mexicana de Ciencias como Miembro Regular.

El Ciclo Escolar actual en Escuelas y Facultades asciende a 380 mil estudiantes, a pesar de que su presupuesto no registra un incremento real a la institución. Sustituye al doctor Enrique Graue, quién desempeñó una brillante gestión que se traduce en el hecho de que la UNAM pasó del lugar 160 al 93 en el ranking mundial, además de un desarrollo académico satisfactorio, labores de investigación reconocidas y una difusión cultural que trasciende fronteras.


El nuevo rector conoce plenamente los problemas universitarios, tiene comprobada experiencia de las funciones sustantivas y posee reconocida capacidad de diálogo. Los mexicanos le expresamos la mejor de las suertes. En los anales históricos sobresalen como rectores grandes pensadores, juristas, científicos, ideólogos, humanistas, investigadores que dejaron honda huella en miles de profesionistas exitosos y ciudadanos con formación cívica ejemplar.


Baste recordar por hoy a José Vasconcelos, Antonio Caso, Ignacio Chávez, Guillermo Soberón entre otros, que merecen reminiscencias específicas. Comparto hoy breves apuntes del ex rector Javier Barros Sierra, quien actuó con dignidad universitaria en épocas convulsas y con estatura que exalta, estuvo a la altura del ideario y características que la UNAM demandaba. El también ingeniero Gerardo Ferrando Bravo, ex director de la Facultad de Ingeniería señala: “La vida y el nombre de Javier Barros Sierra, evocan irremediablemente momentos fundamentales de la historia de México, puntos de inflexión en la vida de la Universidad; momentos de cambio en la labor educativa y cultural de la educación superior… fue un hombre de múltiples aristas cuya obra le hace trascender…”

Destacó por la congruencia esencial en todos los actos de sus 56 años de vida comprometida y productiva. Sus ideas, palabras y obra son claro testimonio de un ser humano excepcional; de un político como pocos; el universitario valiente; el ingeniero innovador y el ciudadano que prestigia a la nación. Como profesional de la ingeniería es mucho más que un emblema. Como rector promovió y realizó transformaciones en el ámbito de toda la universidad; como líder impulsó cambios relevantes para la formación de los profesionistas que México necesitaba. Mostró su ejemplo vital para desarrollar labores técnicas y científicas. Pero fundamentalmente se le recuerda por su compromiso ético ante las circunstancias históricas y sociales que le tocó vivir.


Encabezó con absoluta honestidad y arrojo la defensa de la Autonomía Universitaria durante los momentos más oscuros y críticos de 1968. Sus virtudes personales son elementos clave para la interpretación de nuestro devenir. Barros Sierra es considerado personalidad emblemática clave de acceso al futuro y arquetipo para las nuevas generaciones. El país requiere mujeres y hombres comprometidos; profesionales de las diversas disciplinas de comportamiento personal, social y político que con convicción trabajen por el desarrollo del país y el bienestar de todos los mexicanos sin excepción. Así México dejará de ser un lugar en el que no reine la mentira y la demagogia impune y cotidiana. Al acceder al cargo el 12 de mayo de 1966 afirmó “Llego sin compromiso alguno, salvo el que contraigo con la universidad misma. Tendré la humildad necesaria para servirla y la firmeza y convicción suficientes para no convertirla en agente de ninguna facción”

Su figura debe ser guía para la formación ética, el espíritu cívico y profesional que los nuevos tiempos reclaman. El mejor homenaje es recoger su legado, reafirmar sus valores y obra, como estafeta de vida para continuar las reformas pertinentes y lograr una comunidad universitaria que no sea instrumento de vanidades, intereses egoístas o pasiones espurias.
Noviembre 16 de 2023.

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