¿No somos nada?-Don Chimino
Por: J. David Flores Botello
¿NO SOMOS NADA?. – El universo es infinito, por lo menos hasta ahora. Se habla de una longitud de billones de años luz. Un año luz equivale a la distancia que recorre la luz en un año, si viaja a 300 mil kilómetros por segundo, un año luz equivale a 9.5 billones de kilómetros. Cuando hablamos de esas dimensiones, el planeta Tierra es apenas una arena en el universo y nosotros como un polvo de esta. Que, ¿Puede haber otros mundos u otros planetas similares al nuestro? Es probable. Cada vez el humano avanza más con la tecnología y así como ya se conocen nanopartículas y se trabaja con ellas con varios fines, a veces terroríficos, así como a lo micro, es probable que también a lo macro, con los grandes telescopios penetrando cada vez más el universo, se puedan descubrir nuevos mundos. ¿Con qué finalidad? Buscar una alternativa para las próxinas generaciones, porque, este planeta cada vez es menos verde, menos azul y si no actuamos, podría desaparecer y nosotros con él. ¿Cómo somos los humanos que exploramos los mundos exterior y el interior, que al final son el mismo mundo, y no tomamos conciencia de que nos estamos autodestruyendo? ¿A cuánto tiempo del universo equivale la vida de un humano, cuyo promedio son 75-80 años? Equivale a casi nada, no llegamos ni a un suspiro del tiempo del universo. Y aun así, cada que cumplimos un año más de vida damos gracias al Creador, sin embargo, como entes pensantes nos damos cuenta de nuestro entorno y podemos apreciar las maravillas de la naturaleza. Nos maravillamos de la luz solar, a pesar de que daña nuestras retinas, del cielo, del mar, de las montañas que tenemos a la vista. Nos asombramos de la belleza de las mariposas, del canto de las aves, de sus plumajes multicolores y nos sorprenden cada vez más los avances tecnológicos que habrán, ojalá no tarden mucho, de encontrar otras fuentes de energía que no dañen la capa de ozono, que no contaminen más la ya contaminada Tierra y que las actuales generaciones heredemos a las futuras un mundo mejor. ¿Qué son 40 años en la vida de un humano?, la mitad de su vida. ¿Qué tan rápido transcurrieron? Aunque pareciera una paradoja, no son igual de lentos o rápidos los años para cada uno de nosotros, no solo en las diferentes etapas de la vida sino todo por el tipo de vivencias que se hayan tenido. ¿Qué son 40 años para una ciudad? Depende qué ciudad. Hay ciudades que en ese tiempo se han transformado en grandes urbes, en polos de desarrollo, en atractivo turístico, se han urbanizado y transformado mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos. Hay otras que en esos mismos 40 años cada vez se deterioran más o los progresos son mínimos. Iguala es un ejemplo. ¿Cuántos planes de desarrollo municipal nos han presentado en esos 40 años en los que nos prometen y prometen obras, servicios, mejoras y toda una retahíla de mentiras? Dicen que el prometer no empobrece, dar es lo que aniquila. ¿Será que por eso solo son palabrería y promesas vanas al inicio de cada trienio municipal? Hasta ahorita, en 40 años, no se ha hecho alguna obra, algún cambio o alguna acción que transforme a nuestro municipio. Miles de millones de pesos han ido a parar a las bolsas de servidores públicos corruptos que se han servido con la cuchara grande y aprovechado su paso (no todos) por el ayuntamiento municipal. Iguala ha crecido como las buganvilias, a lo pentonto, totalmente desordenado. Sus calles y banquetas están para llorar, el tránsito vehicular es un caos y el comercio ambulante se apodera de espacios públicos. La promesa de “reordenamiento integral del comercio en la vía pública” y de que “favoreceremos las condiciones para que en nuestras calles podamos circular y los comerciantes tengan un lugar donde vender sus mercancías”, solo fueron y son palabras huecas. Puras promesas. Cada cabeza es un mundo, así como hay quienes no les importa tirar basura en la calle, arrojar sus desperdicios o verter su drenaje al río San Juan. Hay quienes son conscientes y evitan hacerlo, pero desgraciadamente son los menos. ¿Que no hay presupuesto porque la nómina consume un gran tajo? Claro que es mucho el dinero que se utiliza para pagar a los empleados, que hay gente de sobra y que, si se despide a alguno o algunos, el dinero no alcanzaría para pagarles su indemnización-liquidación. Y es que, ha habido la mala costumbre de que, en cada trienio, llegan nuevos elementos a quienes se les prometió una plaza, la cual debería ser solo por esos tres años pero no, se quedan para seguir cobrando “su” dinerito y, si lo despiden, exige cara su salida en detrimento de las arcas municipales. Si no somos nada, si no somos más que un polvito del universo, ¿Por qué entonces no nos conformamos con solo irla pasando y dejamos que nuestro entorno se siga deteriorando? ¿Verdad que no? A nadie conviene. ¿Qué debe hacer la ciudadanía ante el incumplimiento de las promesas de campaña? ¿Contemplar el macro universo con la mirada puesta al infinito para no ver nuestro entorno caótico? ¿Para qué tenemos solo algunas calles o avenidas anchas si de todos modos la gente estaciona sus autos ocupando hasta tres carriles en donde hay cuatro? ¿No somos nada en el universo? Depende de nosotros si queremos ser algo en nuestro pequeño mundo, en nuestra querida Iguala, hay que salir del marasmo, del conformismo, de la inmovilidad antes de que verdaderamente nos convirtamos en… ¿nada?.
DON CHIMINO.- Dentro de 8 días comienzan las posadas, a ver si otra vez me invita mi compa Chón a su calle de la coloña Ejidal, se pone de ambiente. Asegún me dice él, ya llevan hartos años, que, año con año hacen sus posadas, todos cooperan, unos ponen las piñatas, otros los dulces, otros los aguinaldos, el ponche y una botellita de chínguere pa que los lo tómemos con piquete. El croblema es que algunos se pasan y quién sabe si por lo dulce del ponche, por lo juerte de la bebida o por las güeltas que les hacen dar con los ojos vendados, que alguno que otro, se va de lado o anda tirando de mandarriazos a diestra y siniestra y hasta andan descalabrando a las gentes. Lo bueno de las piñatas de ora es que ya no son de olla y no vuelan los tepalcates, solo que hay que darle duro pa romper el cartón. En veces se rompe o se zafa el mecate de onde ta amarrada, se cai completa y tienen que bocabajearla pa´que salgan los dulces. Hay de todo, el año pasado, a un niño, como de 4 años, le dieron el palo pa que le pegara a la piñata que tenía figura de La Sirenita, lo que hizo en lugar de sorrajarle el palo, jue abrazarla con mucha ternura y por más que le decían “daaale, daaale, daaale” nomás nones que le pegó, lo que sí le dio jueron besos. Cuando se le terminó su tiempo, pasó otro niño mayor que él que le empezó a pegar a la piñata, el de 4 años se puso a llorar a moco tendido diciéndole que no le pegara. Se lo tuvieron que llevar pa que no viera cómo le trozaron la cola, le botaron su bra morado de las chichis y le volaron la tatema, esa sí que la despedazaron. A mí me gustaban más las piñatas de estrella de 5 o más picos porque siempre me tocaba un cucurucho a onde echaba yo mis dulces. No se me olvida cuando una vez un señor le pegó a la piñata y como taba bien dura la olla, se rotó el paló y salió volando la punta del palo yéndole a dar mero a la tatema de una señora que resultó que era su vieja y, asina como ´taba de amarrado de los ojos con una venda gruesa, jue y le estampó un cachetadón estilo doña Florinda a Ron Damón, que le hizo voltiar la cabeza pa otro lado, se tambalió, se jue de lado y ¡riata! Azotó en el suelo patas p ´arriba y, como taba bien encabronada la doña, en lugar de ayudarle a levantarse, jué y le pegó una patada en medio y abajo de las tepalcoanas y, yo creo que, como taba puntiagudo su zapato, le ha de ver alcanzado a dar en un tompiate porque el señor pegó un grito y encogió las piernas como si eso mero haiga sido. Sus vecinos de mi compa Chón son muy considerados porque su posada la hacen en una calle que no es calle principal pa no interrumpir el paso de los coches. Asina le vieran de hacer en las calles de todo Iguala no que, hay gentes que les vale madres y atraviesan coches en la calle pa que nadien pueda pasar, sin pensar que a la mejor alguien tiene prisa de llegar a su casa o llevan a algún enfermo y eso no se vale. Las autoridades de tránsito vieran de hacer mapas con rutas que permitan que circulen los coches y no permitirles cerrar calles principales y… ¡ándales!, hoy no jui yo el que se colgó sino el Daví que, ya me dejó solo un cacho del espacio. ¡Ni modos! Dijo aquél, áhi nos pa l´otra, graciotas.