Infecciones de las vías urinarias en pediatría-Don Chimino
Por: J. David Flores Botello
INFECCIONES DE VÍAS URINARIAS EN PEDIATRÍA.- Las infecciones de las vías urinarias (IVU) son un problema de salud relativamente común en pediatría y adolescencia, con implicaciones que pueden afectar no solo la salud física de niños y jóvenes, sino también su bienestar emocional y social. Comprender el posible origen de estas infecciones, así como su prevención y tratamiento, es fundamental para padres y familares. Las IVU pueden ocurrir en cualquier parte del sistema urinario, que incluye los riñones, ureteros, vejiga y uretra. En los niños, las IVU suelen ser más comunes en las niñas debido a la anatomía, específicamente la cercanía de la uretra al ano. Sin embargo, los niños también pueden verse afectados, y las consecuencias pueden ser más serias en este grupo. Si bien las bacterias son la causa principal de las IVU, estas infecciones pueden ser provocadas por factores como la retención urinaria, la falta de higiene adecuada o anomalías en la anatomía del tracto urinario.
Los síntomas de una IVU en niños pueden variar, pero a menudo incluyen fiebre, dolor o ardor al orinar, necesidad frecuente de orinar, orina turbia o maloliente y, en casos más severos, dolor abdominal. En los lactantes, los síntomas pueden ser menos evidentes y pueden manifestarse como irritabilidad, falta de apetito o vómitos, lo que puede dificultar el diagnóstico. Este es un motivo por el cual los padres deben estar atentos a cualquier cambio en el comportamiento y el bienestar de sus hijos.
El diagnóstico de una IVU generalmente se realiza mediante un análisis de orina, donde se buscan signos de infección, como la presencia de leucocitos, nitritos y proteínas en la orina. En casos más complicados o recurrentes, es posible que se requieran estudios adicionales, como un ultrasonido, para evaluar la anatomía del tracto urinario y descartar anomalías subyacentes.
El tratamiento de una infección del tracto urinario suele incluir la administración de antibióticos. La selección adecuada del antibiótico y la duración del tratamiento dependerán de la edad del niño, el tipo de bacteria involucrada y la severidad de la infección. Es importante que los padres sigan las indicaciones del médico y completen el tratamiento del antibiótico, incluso si los síntomas mejoran antes de finalizar el tratamiento, para prevenir recaídas y resistencias bacterianas.
La prevención de las infecciones urinarias es un aspecto clave en la gestión de este problema, especialmente en niños que han tenido episodios recurrentes. Algunas medidas sencillas pueden ser efectivas, como proporcionar una hidratación adecuada para asegurar que los niños orinen con frecuencia, así como establecer una rutina de higiene adecuada. Por ejemplo, es importante enseñar a las niñas a limpiarse de adelante hacia atrás para reducir la posibilidad de que las bacterias del ano entren en la uretra. Otro aspecto a considerar es la necesidad de prestar especial atención a los hábitos de orinar. Con frecuencia, los niños pueden retener la orina por miedo a usar baños públicos o debido a la carga de actividades escolares o distracción. Motivar a los niños a orinar cada pocas horas y no limitar las idas al baño puede marcar una diferencia significativa en la prevención de infecciones.
En adolescentes, es esencial abordar el tema de la sexualidad, ya que la actividad sexual puede influir en el riesgo de IVUs. Fomentar la comunicación abierta sobre salud sexual y la importancia de métodos de protección durante las relaciones sexuales puede contribuir a la reducción del riesgo de infecciones.
Por último, es importante recordar que las infecciones del tracto urinario, aunque comúnmente tratables, pueden tener consecuencias más graves si no se manejan adecuadamente. Infecciones persistentes o complicaciones en los riñones pueden dar lugar a problemas a largo plazo que impacten el desarrollo general del niño. Por ello, es fundamental que los padres mantengan un diálogo abierto con los pediatras y estén alertas a cualquier signo o síntoma que pueda ser indicativo de una IVU. Especial atención requieren las IVUs ocasionadas por la presencia de un lito (piedra) en las vías urinarias, pueden ser muy graves o fatales por sepsis cuando no se resuelve una obstrucción de la vía urinaria por un lito grande.
DON CHIMINO.- Les taba paticando que yo y mi compa Chón juimos a los terrenos de la feria a onde tienen almacenadas llantas por una campaña que hicieron de nombre llantatón. Después de echarnos nuestro pozolito con sus respectivas cervezas y mezquites nos juimos por las llantas. Mero cuando llegamos se taba metiendo un tráiler con una cajota larga, nos tocó ser los primeros en darnos cuenta que el chafirete no supo entrar y se jue al puritito lodo onde quedó empantanado. Casi media hora de tarle haciendo lucha pa desatascarlo. Enclusive un camión de volteo le dio su arrempujada y lo hizo avanzar como 2 metros, como llevaba prisa (yo creo) o por temor a tambor atascarse (tambor eso pudiera ver sido), salió echo la mocha y ya ni arriendó a ver cuando le chiflaron, pior que arrieros de vacas tercas, pa que regresara. Les decía que jueves un milagro, después de tar batallando pa desatascarlo, cuando apenas se taba preparando un trascavo pa darle un empellón, salió solititito, dando vueltas todas sus llantas sin ni siquiera atascarse ni tantito. Esa vez, taba tan juerte el Sol que quedé bien requemado además de que dio harta set, sentía la boca seca y por un momento me sentí desmayar, me tuve que meter a mi Forcito que ya parecía horno pero por lo menos no me asoliaba más. Los muchachos, que eran más de 15, nos agradecieron nuestra ayuda. Uno, al que le dicen Chaparrito, le paticamos que íbamos por una llanta usada pa ocuparla de gallito pero, nos dijo que por el momento no era conveniente porque le podían llamar la atención. Checó que rin eran las llantas de mi coche y nos dijo que iba a escoger tres y que nos las iba a dejar recargadas por dentro, a mano derecha de la entrada de la primera nave, que juéramos a otro día, ellos no irían pero que nosotros podíamos pasar por ellas. Me dijo que me iba a buscar unas que agún todavía tuvieran algo de vida porque las llantas solo tienen cinco años de vida, que después hay que dechecharlas porque se resecan y pueden partirse en cualquier momento o ya no tener agarre en la carretera y no responder al frenado. Me dijo que de las llantas de mi Forcito, solo dos tenían fecha menor a 5 años y las otras dos ya con siete años a pesar de que agún todavía tienen el dibujo gordo, no se miran tan gastadas. Le dijimos que oquei y nos juimos a onde tienen las llantas pa lavarnos las manos y además Chón sus pieces porque se metio sin zapatos al agua-lodo tratando de desatascar las llantas. Allí, con el chorro de una llave de nariz que tienen áhi, nos enjaguamos y yo me puse a buscar un mecate o un alambre pa amarrar la suela de mi bota que se había despegado por resequedá. Encontré un pedazo de alambre recocido y con eso la amarré pa que no me juera chacualiando al caminar. Esa vez, miramos como los chavos ya tenían bien ordenadas las llantas que subirían al camión, a las mas grandes les metían entre el medio pedazos de llantas o llantas de bicicleta, dentro de esa llanta grande, otra menos grande, luego una mediana y luego una chica. Parecían hormiguitas contentas porque, eso sí, tenían su bocina a todo volumen y se pasaban unos a otros las llantas hasta llegar a la caja a onde otros las metían más pa´dentro pa irlas acomodando de tal maera que cupiertan más y… ¡ándenles! Ya me colgué de nuez, áhi nos pa l´otra, graciotas.