De los motivos militares a los intereses políticos

Por: Enrique Castillo González

En patrullamiento anterior hablamos de eventos en los que, ciertos actores sociales habían mostrado falta de respeto a las instituciones militares; en ese ejercicio de academia dimos ejemplos y esos no dejaron lugar a dudas. Horas después ese apunte tenía ya un lugar en la superficie irregular de las redes sociales; hoy, para hablar de ello y ya dentro del think tank Paul von Hindenburg pidió la palabra; cuando le fue dada entonces subió a la Columna de la Elocuencia y desde esa desarrolló, como único tema, lo que había cachado en la tenida anterior; así el Mariscal, una vez más arrojó luz dentro de la logia.

Para poder extraer la esencia de las notas del General al que acá le damos el nombre de Paul von Hindenburg tomaremos cada uno de los parágrafos y, en algún momento, haremos comentarios de las ideas del alguna vez oficial y jefe de caballería, así con ese método colgaremos algunas reflexiones. Entonces Paul von Hindenburg comienza diciendo.

-Lo sabemos bien, pero resulta difícil reconocer el hecho de que las Fuerzas Armadas estando frente a la sociedad en tiempos de paz, actúan, generalmente, de buena fe. Aun cuando no es imposible encontrar militares que lo hacen buscando un beneficio propio. Esto último es la excepción. Lo primero es la regla- Paul da por hecho que quienes lo escuchamos tenemos toda la información de la “Patrulla” anterior, esa donde dejamos en una canasta tres historias de “insultos” e intentos de “vejación” contra la Institución Armada. Paul sigue.

-En tanto que quienes viven de la política, operan de manera sectaria y buscando beneficios personales. Aun cuando también existen políticos éticos. Pero, son los menos- buen equilibrio el del prusiano; y sigue.

-La diferencia la hacen los valores que mueven al individuo, y los objetivos que pretende alcanzar- acá Paul dejó bien sembrada la premisa, quienes estábamos escuchando al General teníamos ya a nuestro entendimiento en zona de confort, él sigue.

-Estarán ustedes de acuerdo- pregunta Paul a quienes lo escuchábamos -en que no se parecen. De hecho, son diametralmente opuestos- el orador deja firme la idea de estar marcando las diferencias entre un ente militar y un actor político, continúa.

-Los primeros actúan buscando el bien común. Los segundos operan para alcanzar el mayor poder posible- más que claro, lo dicho por Paul está siendo cristalino. Sigamos en los parágrafos que vienen.

-Efectivamente queridos pares que rodean la mesa- Hindenburg nos tenía ya enganchados -hay una gran distancia entre uno y otro-.

-Ello, repito para enfatizarlo- sigue diciendo -debido a que los valores que sustentan y los objetivos que persiguen unos y otros, están separados por una gran distancia- acá el General sigue con el intento de dejar en firme la idea de que, un ente militar dentro del teatro de la función pública, actúa siempre bajo el techo del patriotismo, mientras el desarrollo de un político de línea es en el camino que más convenga a sus intereses. El Mariscal se hace más grande detrás del atril y sigue diciendo.

-En el mundo de hoy Los jóvenes dirían… nada que ver! –Paul von Hindenburg sigue hablando de la praxis de un militar dentro de su función pública, dice. -Cuando sabes que alcanzar un objetivo, o cumplir con una tarea, beneficiará a tus conciudadanos y por tanto al país, estas en realidad, alimentando el sentir patrio- acá Hindenburg le da otro color a su voz-

-Por ejemplo- enfatiza -coadyuvar a restituir el estado de derecho en Chiapas, luego de una declaratoria de guerra; ingresar en Aguililla, Michoacán para volver a tener seguridad al trabajar, transitar o producir; subir a la montaña de Guerrero para evitar los abusos de grupos armados en detrimento de la población en general; internándote en bosques afectados por incendios; ingresar en restos de edificios destruidos por un movimiento telúrico. En todos los casos arriesgando la vida; o simplemente pintando una escuela o sembrando árboles, los militares mexicanos están, sin duda, haciendo por la patria, entendida esta como: su tierra, sus paisanos y sus valores y recursos. Todo junto-

Por otro lado- seguimos escuchando a Paul, -realizar todas estas actividades y otras más, alimentan la moral del militar que lo hace por convicción, independientemente de su obligación. En tanto que los actores que buscan el poder “per se”- sabemos a qué actores se refiere quien habla desde la columna de la elocuencia -sólo alimentan su conveniencia política.

Paul hace un paneo con mirada y cabeza y pregunta – ¿Terrible no creen? Y lanza otra pregunta – ¿Que necesita México hoy? – y otra más – ¿estamos dispuestos a realizar el sacrificio para cumplir con las aspiraciones nacionales? – al ver rostros que asentían y movimientos aprobatorios vuelve a preguntar – ¿están ustedes seguros? – el germano hace una larga pausa, buscando con esa que los cerebros que están procesando su voz reciban toda su información, entonces continúa -yo si- dice- y agrega -a pesar de los 72 inviernos que cargo en mi espalda- el General lanza una pregunta más -¿Qué? ¿no me creen? – ¡claro! Porque no me conocen- y de pronto Paul von Hindenburg hace algo por primera vez, lanza un reto- ¡a las pruebas me remito! – dice y haciendo eso se pone el canto de la mano derecha en el cuello, hace el ademán de cortar su garganta y entra en un teatral mutis.

Ya cerrados ya los trabajos dentro de ese laico y patriótico Taller de Ideas siento que, hacer una suerte de resumen me aclararía las ideas.

Alguna vez alguien dijo, de eso ya como 10 años -a México la cayó la Democracia por sorpresa- dos lustros después ya estoy entendiendo esa idea, y cierto, el aparato de Estado, no obstante, que dice venir de una IZQUIERDA progresista, conserva prácticas y vínculos corruptos; así, los decisores del Gobierno, encontraron en las Fuerzas Armadas activos (humanos y materiales) que, además de estar perfectamente formados como Ejercito y Armada practican altos estándares de Función Pública, inteligentes esos deslizaron ese recurso a tareas de Gobierno y, para bien de la Patria, las cosas caminan bien.

Y sí, hicimos fuertes señalamientos al aparato que vive de la política en México más, también reconocimos alguna posibilidad de mejora, aunque, estén ciertos, cuando esa se presente, desde nuestro Tanque de Ideas lo mencionaremos.

Último patrullaje.- Tengo frente a mis ojos un extraordinario cuento corto, escrito ese por Silvia Hernández Suastegui, “las dos conchitas de mar”. En este “la señora de los cien” como es conocida por sus compañeros del Tecnológico de Acapulco, desarrolla una dulce prosa más, en las entrañas de esa historia está un doloroso lamento. Van algunas líneas del mencionado cuento…

-Era una pequeña pero bonita ciudad en donde todo lo que se hacía se sabía// (vaya manera de iniciar un cuento)… lejana de mi existencia pero cerca de mi alma //Silvia es una Acapulqueña que, desde hace años radica en Canadá…- sigue -su playa, al caminar, las olas del mar te saludan con gran estruendo que te atemorizaba//… (acá viene algo muy dulce.) para después bañar tus pies con humildad, como una disculpa de tal atrevimiento…//- lo dicho, la “contadora de cuentos” garantiza con esa introducción en cuento extraordinario.

En su historia Silvia da vida a conchas y peces, y coloca como antagónicos a colillas de cigarro, basura y otros males sobre la playa, entonces, invito a quienes leen que entren al sitio de “Silvia Hernández” donde ese y otros cuentos brincaran a tus ojos.

Balazo al aire.- Se tenía que decir.

Greguería.- La ética es una canción pasada de moda y la moral es una monja que, después de las diez de la noche es la puta de la esquina.

Oxímoron.- Basura limpia.

Haiku.- Son seis ojos enormes,

        tres narices perfectas,

        en una cara, la de ella.  
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