Por: Álvaro Venegas Sánchez

Gustavo de Hoyos y Claudio X. González Guajardo, hicieron posible el nacimiento de la coalición Va por México para enfrentar a Morena y al gobierno de AMLO. Articularon a dirigentes de los partidos perdedores Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática. En junio de 2021, esta coalición festejó con optimismo haber quitado la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México y asegura que, sumando a Movimiento Ciudadano, recuperarán el poder en 2024 con una visión de futuro hasta el 2050.

El primero, exlíder de la COPARMEX con más reelecciones en medio siglo; el segundo, primogénito del magnate del mismo nombre. Ambos rechazan el carácter rector, omnipresente del Estado en el que tanto enfatiza la llamada Cuarta Transformación y, ante el evidente fracaso que ven, coinciden en la visión de un “México ganador”, “triunfador”. Para ello proponen generar las condiciones para que el individuo acceda a educación de calidad, salud universal, retiro (jubilación) digno, así como seguridad en sus bienes propios y en su familia; es decir, habilitar al individuo para que construya su propio destino, que es la idea nuclear del pensamiento liberal contemporáneo.

El presidente del PAN, en sintonía con ellos es más directo y rudo. Para el panista por un lado están “los aspiracionistas” que trabajan y se esfuerzan por un México mejor y por el otro, aquellos que sin ningún esfuerzo, buscan y esperan que el gobierno resuelva sus problemas. Por eso “el PAN buscará articularse con todos los grupos de la sociedad civil que vean que este gobierno se está llevando al país al carajo, que lo está hundiendo y nadie más lo va a defender”. Además, presume: los gobiernos de Acción Nacional son mejores y peores los de Morena.

Frente a tantos agravios y la destrucción que está ocurriendo, en palabras de los mencionados, “las antípodas hacia la batalla del 2024 están claramente definidas”. Va por México, dicen, “es la antítesis de la 4T”. Por tanto, “sería difícil traer al tripulante que navega en otra embarcación, es como imaginar a Marko Cortés de candidato de Morena” (Gustavo de Hoyos, a reporteros el 12 de octubre de 2021).

Al respecto, en tono similar han sido reiteradas las consideraciones de López Obrador, de aspirantes a sucederlo en la presidencia, de los dirigentes de Morena, los representantes populares y sobre todo de millones de seguidores. En nadie de ellos existe la idea de permitir el retorno al pasado ominoso en el que gobernaron priistas y panistas ni cabe sugerir conciliar con los adversarios. No hay qué ni cómo, excepto cediendo y concediendo devolver los privilegios que tenían; respetándoles contratos indebidos, condonación de impuestos, facturas falsas, rescatar bancos, anular programas sociales para apoyar con recursos a empresarios en quiebra, derecho de picaporte en toda oficina y ser siempre invitados de honor en los eventos. Para más, atender recomendaciones de organismos como el FMI y retomar la sumisión frente Estados Unidos.

Si estas son las condiciones del contexto político, qué perspectiva tiene el propósito conciliador de Alejandro Murat Hinojosa y Ricardo Monreal, aspirantes a la presidencia de la República. El primero reconoce que su partido, el PRI, está dividido y por tanto prevé invertirle parte de su esfuerzo para, a partir de ahí, generar un movimiento de reconciliación más amplio tomando en cuenta que el país está polarizado y que las elecciones se ganan con votos. Apuesta a su experiencia como gobernador de Oaxaca que pudo trabajar con el gobierno federal y confía que el triunfo es posible tomando en cuenta que López Obrador no estará en la boleta en 2024. Convencido, el fin de semana inició en la Feria Internacional del libro, en Guadalajara, presentando su libro: Más de Oaxaca en el mundo. El corredor interoceánico.

Para Ricardo Monreal el escenario es más escabroso. No ha ocultado el deseo de ser el candidato de Morena a la presidencia, pero fue el único que manifestó desacuerdo con el método de encuesta sugerido por López Obrador. Asimismo, también ha emitido opiniones desfavorables sobre otros temas mismas que, particularmente en días recientes, le han generado un ambiente adverso en el Senado y en las filas de Morena. Presume de avezado, de superar circunstancias difíciles y tener éxito. Algunos observadores de su trayectoria, opinan que sabe presionar y negociar en tiempos previos a la selección de candidatos, diciéndose maltratado y luego se acomoda. Por eso nunca le ha ido mal ni a él ni a su familia. Antes con el PRI, luego con el PRD y ahora con Morena.

Por lo pronto desistió emprender la campaña pro reconciliación en compañía de Santiago Creel; éste prácticamente le advirtió: sí, pero si quieres algo más fórmate atrás de los que ya estamos. No debiera declinar y haría bien primero reconciliarse con sus propios compañeros de partido. Sin embargo, parece indispuesto. Aprovechando las cápsulas que le transmiten en Milenio, evocó a Vicente Guerrero quien, a sus críticos por el abrazo con Iturbide en Acatempan, respondió: “sin conciliación no hay Nación”. El senador hace suyas esas palabras quien sabe con qué fin. Veremos.

Iguala, Gro., diciembre 5 de 2022.

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