La salud emocional en la temporada de fin de año

Por: Alejandra Salgado Romero

“Como cada año, la llegada de diciembre, muchas veces coincide con la manifestación de síntomas de cansancio, agotamiento, ansiedad y estrés, producto de reuniones de cierre, exámenes finales, término del año escolar, planificaciones y fiestas.”

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Es imposible dejar de agradecer el tener la gran posibilidad de vivir un fin de año nuevamente, esta temporada, -que para la gran mayoría significa tradiciones y tiempo de descanso, pero sobre todo, un espacio para convivir un poco más con la familia-, también resulta particularmente compleja para algunos/as. Aún en las circunstancias más difíciles, festividades como la de la Navidad o fin de año, generan un sentimiento generalizado de alegría… y es que, a medida que se va acercando diciembre, los recuerdos maravillosos recuerdos de nuestra infancia se presentan con más frecuencia, haciendo que las y los adultos comprendamos lo mucho que hemos olvidado, clarificando que el centro de nuestra vida se ha desplazado, desde el disfrute y la emoción, al trabajo y el esfuerzo, -en algunos casos, en forma casi obsesiva-, dejando de lado la espontaneidad, el ejercicio de la capacidad de asombro y el espacio para el humor y la sonrisa, sentimientos que sin duda nos acercan a la alegría. Los festejos de fin de año, -aún para quienes, como en mi caso, generan sentimientos un tanto encontrados-, nos presentan la posibilidad de vivir momentos de felicidad y esperanza, en un panorama que es capaz de acortar distancias, no sólo físicas, sino también afectivas, y que además propicia un entorno fraterno y gratificante que nos coloca favorablemente ante la vida.

De acuerdo con la psicóloga Gloria Mercedes Isaza, “aunque todo el año debería ser un tiempo para la unión, para compartir y para estar juntos, este es como un momento privilegiado para hacerlo”. En cuanto a la celebración navideña, es la fecha en que se recuerda el origen de la familia y los valores que la conforman; por eso, “se hace más visible el sentido de pertenencia a un grupo determinado, y respetando toda ideología”, según explica Marcela Ariza de Serrano, directora del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana, quien detalla que “para los creyentes, es la fe que hay que transmitirla al interior del hogar (…). Aprovechemos la familia del pesebre para que hagamos un plan de trabajo por la nuestra, para que se fortalezca”. Y es que, aunque existen diversas creencias navideñas, lo importante es poder transmitirlas y compartirlas, lo que se puede lograr a través de acciones muy simples, –como organizar la mesa juntos o repartir los regalos–, mediante las que se puede demostrar gratitud y afecto, pues según Isaza, “la Navidad y el fin de año pueden ser un momento de agradecimiento por todos los momentos felices, los logros, lo que hemos aprendido y las personas que han estado cerca que nos quieren y nos cuidan. De esta manera, se deja atrás un tiempo que termina, para comenzar una nueva etapa llena de sueños y proyectos”. El hecho de compartir durante un determinado tiempo, ayudar con la cena, dar un abrazo, decir gracias o muchas otras acciones, hace que haya un vínculo afectivo inolvidable tanto para las y los niños y jóvenes, como para las y los adultos.

Un tema muy importante son los regalos, considerados una característica fundamental de la Nochebuena; tema en el que debemos tener claro que aunque las posibilidades son infinitas, éstos no sólo deben ser materiales, sino que también deben tener un valor afectivo. Las y los especialistas coinciden en que “aparte del tema comercial, lo importante de las festividades de fin de año es que se celebren con valores; los rituales tienen una gran carga afectiva que niñas, niños y jóvenes perciben, mismos que además de educar, forman”. Debemos entender que la temporada de fin de año es un tema serio para la economía en todo nivel. Según diversos estudios, las ventas navideñas representan entre 15 y 30% de los ingresos totales del año para el sector comercio, y hasta 50% en algunos establecimientos. Papás, mamás y docentes debemos aceptar que estamos sumidos en un mundo materialista que privilegia el tener, frente al ser, en el que hombres y mujeres llegamos a las fiestas de fin de año con una agenda colmada de compras, compromisos, obligaciones y muchas veces olvidamos la verdadera esencia de esta época, por lo que ahora, más que nunca, es importante recordar que cuando los tiempos son difíciles, el derecho a soñar es legítimo y posible, y que la navidad y fin de año suelen ser la ocasión ideal para reflexionar sobre el tiempo emocional, más allá de presionarse con aspectos materialistas. Otro aspecto importante es entender que en estas fechas llegan los reencuentros familiares, con la felicidad, pero también, con las supuestas presiones que esto conlleva. Por lo anterior, es importante evitar discusiones y preguntas incómodas, con la claridad de que esta es una oportunidad para estar más tiempo con los familiares a los que se aprecia, pero que no se puede estar mucho tiempo en el resto del año, y que hay que aprovechar estos momentos sin querer imponer nuestros puntos de vista ni formas de vivir, demostrando con ello no sólo respeto y tolerancia, sino verdadero y genuino apoyo y, por tanto, amor.

Ante la importancia de la salud mental, diversos autores y autores han aportado que la felicidad no es la carencia de sufrimiento, ni significa una opulencia de riqueza y belleza; que las personas que obtienen la felicidad, lo hacen porque antes han aprendido a superar los aspectos negativos en su vida: aceptar los miedos, los obstáculos, las debilidades y aprovechar las fortalezas. Por todo lo anterior, este fin de año debe ser visto como una buena época para detectar aquello que nos genera bienestar, sin anhelar imposibles, -que muy probablemente nos alejen de nuestro bienestar emocional, haciéndonos sentir frustración-. Un buen inicio siempre será reconocer que nuestro bienestar puede estar más unido a compartir con nuestro núcleo afectivo: padres, hermanos, hermanas, hijos, hijas, amistades, o en soñar y dibujar nuevos horizontes, lo que sin duda nos acercará más a una vida más plena.
A través de esta importante ventana, les expreso mi genuino deseo de salud, amor y prosperidad a todos y todas, agradezco nuevamente a los Directivos de este medio de comunicación, quienes me han dado la gran oportunidad de contar con este importante espacio, y hago votos porque tengamos la posibilidad de transitar una época con satisfacciones y alegrías, pero sobre todo, con la tranquilidad que cada integrante de una sociedad progresista se merece.

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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