Estilos de vida

Por: Alejandra Salgado Romero

“Los estilos de vida saludables no hacen referencia exclusiva a la salud física sino también a la salud mental de las personas, y en este aspecto la inteligencia emocional juega un papel importante, funcionando como catalizador para el buen trato que se asocia con las relaciones humanas satisfactorias y la convivencia pacífica; entendiendo además que el buen trato se relaciona con aquellos comportamientos realizados por una persona, grupo u organización, sean físicos o verbales, que apuntan a la integridad física y psicológica, al desarrollo de la autoestima y la autonomía, a la singularidad y el respeto del otro, y la validación de los derechos humanos”

Francisco Javier Vásquez De la Hoz

Según especialistas, el estilo de vida, hábito de vida o forma de vida, hace referencia a un conjunto de comportamientos o actitudes cotidianos que realizan las personas, -con la aclaración de que algunos pueden ser no saludables-. Ahora bien, también se ha determinado que los estilos de vida están determinados por procesos sociales, tradiciones, hábitos, conductas y comportamientos de los individuos y grupos de población que conllevan a la satisfacción de las necesidades humanas para alcanzar la calidad de vida. El estilo de vida es la base de la calidad de vida, concepto que la Organización Mundial de la Salud –OMS- define como «la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes».

También se ha aportado que el estilo de vida es el conjunto de actividades que una persona, pueblo, grupo social y familia realiza diariamente o con determinada frecuencia; todo depende de sus conocimientos, necesidades, posibilidades económicas, entre otros aspectos. Mediante diversos estudios se ha demostrado que se han incrementado ciertas enfermedades degenerativas, debido a estilos de vida deficientes; entre las principales enfermedades crónicas degenerativas que prevalecen en México, están: diabetes mellitus, enfermedades del corazón, hipertensión arterial, elevación en las concentraciones sanguíneas de colesterol y triglicéridos (dislipidemia), entre otras; cabe mencionar que en nuestro país, la Diabetes Mellitus, según la Encuesta Nacional de Salud (ENSA), es la primera causa de muerte entre las y los mexicanos. Un estilo de vida saludable repercute de forma positiva en la salud, y comprende hábitos como la práctica habitual de ejercicio, una alimentación adecuada y saludable, el disfrute del tiempo libre, actividades de socialización, mantener la autoestima alta, etc.; en contraparte, un estilo de vida poco saludable es causa de numerosas enfermedades como la obesidad o el estrés, y comprende hábitos como el consumo de sustancias tóxicas (alcohol, drogas), el tabaquismo, el sedentarismo, las prisas, la exposición a contaminantes, etc.

Los estilos de vida han sido considerados como factor determinante y condicionante del estado de salud de un individuo. La Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud, considera los estilos de vida saludables como componentes importantes de intervención para promover la salud, bajo el siguiente argumento: «La salud se crea y se vive en el marco de la vida cotidiana, en los centros de enseñanza, de trabajo y de recreo. La salud es el resultado de los cuidados que uno se dispensa a sí mismo y a los demás, de la capacidad de tomar decisiones y controlar la vida propia y de asegurar que la sociedad en que uno vive ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de salud”. Por lo anterior, -y con la claridad de que los estilos de vida que se adquieren, están condicionados a través de experiencias de aprendizaje, las cuales se adaptan, se adquieren o modifican de acuerdo a los comportamientos deseados-, padres, madres y docentes debemos participar de forma activa en promover que niñas, niños y jóvenes adquieran estilos de vida saludables… a través de la enseñanza se pueden generar cambios favorables en el comportamiento de quienes aprenden, y por ende, debemos aprender, y a su vez, enseñar, que tener un cuerpo significa quererlo.

Al respecto, Alexander Lowen sostiene que uno/a, es su cuerpo y si el cuerpo no cambia, uno tampoco cambia; por lo tanto, es necesario trabajar el cuerpo, ya que a través de la actividad física, el individuo puede entender su personalidad en términos de su cuerpo, además de mejorar las funciones de la misma, movilizando la energía que está contenida por las tensiones musculares y aumentar su capacidad para experimentar el placer, resolviendo inclusive actitudes caracterológicas que se estructuraron en su cuerpo, como respuesta a los conflictos emocionales pasados y que interfieren en el presente, bajo la premisa de que la mente y el cuerpo constituyen un solo sistema, son interactivos y se influyen mutuamente: no se puede realizar un cambio en uno sin que el otro no sea afectado.

En este tema, es necesario estar conscientes de que, debido al ritmo acelerado de nuestro estilo de vida, la infinidad propósitos que queremos cumplir para llevar una vida saludable representa una meta, en muchas ocasiones, inalcanzable; empero, existen actividades que podemos cambiar de una forma sencilla, sólo es cuestión de decidirnos, entre las que se encuentran: a) Alimentarnos sana y balanceada, consumiendo regularmente alimentos con bajo contenido de grasa animal y sales, además de procurar llevar una dieta balanceada; b) Mantenimiento corporal, cuidando nuestra higiene personal (cepillarnos los dientes después de cada alimento, lavarnos las manos frecuentemente, etc.); c) Hacer alguna actividad física: lo más recomendable es realizar al menos 30 minutos, 4 o 5 veces a la semana, lo ideal es ejercitarnos entre 1 hora – 1 hora y media durante 4 o 5 días a la semana, ya que al hacer ejercicio mejoramos la oxigenación, la circulación y los músculos de nuestro cuerpo; d) Esquema de vacunación al corriente: crear una conciencia de vacunación es muy importante, si fomentamos una cultura preventiva de vacunación podemos combatir enfermedades de alto riesgo, recordemos que vacunar es prevenir; e) No fumar; f) Moderar el consumo de bebidas alcohólicas: si consumimos bebidas alcohólicas fomentar un consumo responsable, que no represente un riesgo para nuestra salud; g) No a las drogas: Hay que evitar el consumo de drogas ilegales y reducir el de drogas médicas no prescrita; h) Procurar una salud sexual, si llevamos una vida sexual activa, debemos hacerlo con responsabilidad, el conocimiento y el fomento de una cultura anticonceptiva bien informada, son esenciales para tener una actividad sexual plena; i) Vialidad segura: lo que aplica tanto para transeúntes, como a automovilistas, ya que es importante cruzar a pie por los lugares indicados, hacer uso de puentes peatonales; al manejar respetar todas las señales de tránsito; j) Pensar saludable: factores psicosociales como la familia, el trabajo o la escuela también son de vital importancia para poder desarrollarnos saludablemente, recordemos que nuestra salud no sólo debe ser física; es primordial mantenernos en armonía por dentro, y k) No auto medicarnos: cuando padezcamos de alguna enfermedad lo mejor siempre es acudir al doctor.

Por último, les invito a forjar nuestro destino de forma positiva a través de adquirir un estilo de vida saludable, citando para ello un pensamiento de John Irving: «Si tienes la fortuna de encontrar un estilo de vida que te encante, busca el coraje para vivirlo».

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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