Día Internacional de la Paz, 2022

Por: Alejandra Salgado Romero

“Paz no significa simplemente la ausencia de conflicto armado, sino que también implica un estado de justicia, de bienestar, de satisfacción de las necesidades básicas; lo cual se resume en la ausencia de violencia directa e indirecta, que implica la presencia infaltable de los derechos humanos”

Instituto de Relaciones Internacionales Universidad Nacional de La Plata

La paz es uno de los valores fundamentales en las relaciones inter e intrapersonales, que puede entenderse en distintos niveles o ámbitos y supone la búsqueda de un equilibrio y el respeto por los derechos humanos. Es por medio de la paz que los seres humanos podemos sentirnos a gusto y en armonía con nosotros mismos/as y con nuestro entorno. Por ende, la paz también puede ser entendida como un acuerdo tácito que permite a todos y todas, en una sociedad, realizar sus actividades sin interferencias y prevenir la violencia. Además, busca fortalecer los vínculos sociales y que prevalezcan valores como el respeto, la justicia y la aceptación. En cuanto a las relaciones internacionales, es importante que se pondere la paz y, por ende, que los conflictos de intereses entre las partes puedan resolverse a través de acuerdos o tratados.

Con base a lo anterior, es relevante citar que, en el año 1981, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) promulgó el 21 de septiembre como el Día Internacional de la Paz, una fecha dedicada a conmemorar los ideales de paz de cada pueblo y cada nación, con especial énfasis en el desarrollo social y económico de los pueblos, en diversas facetas: pobreza, hambre, salud, educación, cambio climático, igualdad de género, agua, saneamiento, electricidad, medioambiente y justicia social. Posteriormente, en el año 2001 la Asamblea General decidió designar este Día Internacional como Jornada de No Violencia y Alto al Fuego. Esta conmemoración se sustenta en el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos «Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona», sentando así las bases para la libertad, la justicia y la paz en el mundo.

Cada año, se determina una campaña específica a nivel mundial, cuyo tema principal es la paz; en el 2021 el lema fue “Recuperarse mejor para un mundo equitativo y sostenible”, -bajo la premisa de responder al contexto generado por la pandemia COVID-19, teniendo claro que siempre será importante generar alternativas acerca de cómo ayudar a las personas a recuperarse y fomentar la resiliencia, coadyuvando para hacer de nuestro planeta un lugar más justo, equitativo, sostenible y saludable-, mientras que en el 2022, el lema es: «Pon fin al racismo. Construye la paz», con el objetivo de construir un mundo libre de discriminación racial, en el que la compasión y la empatía estén por encima del odio y la sospecha.

Galtung, J. aportó que “pocas palabras han sido usadas tan a menudo y de pocas se ha abusado tanto, debido, tal vez, a que la paz sirva de medio para obtener un consenso verbal: es difícil estar por completo en contra de la paz”. Por ello, y en el marco de esta significativa conmemoración, es prioritario entender la necesidad de una comprensión amplia y no restrictiva de la paz, como un valor que afecta a todas las dimensiones del ser humano: que se refiere al aspecto social y de justicia, que no admite desigualdad ni dominio, -sino reciprocidad e interacción-, que se trata de un proceso dinámico y está, asimismo, referida al desarrollo y a los más elementales derechos humanos.

Sin duda alguna, en el contexto complejo en el que nos corresponde vivir, la paz cobra un significativo y preponderante lugar. Sin duda, cuando se tiene paz, se vive libre de guerras y conflictos, se tiene bienestar, tranquilidad y seguridad. La paz también es definida como un momento de felicidad, serenidad y permanencia que está opuesto a la guerra y tiene un vínculo positivo. Es importante tener claro que la palabra surge del latín pax (pacis), que tiene por significado “acuerdo, pacto”, y ha sido definida como un estado de calma o serenidad. A lo anterior, es pertinente añadir que se ha demostrado que tener paz consiste en ser una persona solidaria, tratar bien a las personas, no hacer daño al prójimo, respetar la opinión de las otras personas, aceptar las diferencias.

La paz es una cualidad deseable universalmente, es valorada por todas las sociedades y culturas, a nivel de los Estados y países y también en los hogares, en las relaciones interpersonales y, por supuesto, en el interior de cada ser humano. Practicar y mantener la paz implica la práctica de valores como la tolerancia, la honestidad, la justicia y actitudes como mostrar apertura al diálogo. En el marco de la conmemoración 2021, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, pidió esfuerzos para eliminar el racismo y la discriminación: «Juntos podemos realizar la visión de un mundo libre de racismo y discriminación racial», añadió que «El racismo envenena las sociedades, normaliza la discriminación y alienta la violencia. Debemos combatirlo contrarrestando el discurso de odio, promoviendo el diálogo y abordando las causas de raíz de la desigualdad».

Como punto de partida y base, resulta imprescindible entender que, mientras la paz no sea sentida en nuestro interior, no podremos gozar de la paz externa. Nunca podremos entender a las/os demás, mientras no nos entendamos a nosotros mismos/as, lo que constituye un principio básico y una condición imprescindible y determinante para trabajar de forma efectiva a favor de la paz.

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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