Por: José Eduardo Cruz Carbajal


Iguala, Guerrero, Enero 7.- ¡Hola! Quisiera contarte algunas cosas. Han pasado casi dos años desde que ya no estás, la noticia de tu partida sacudió mi mundo, jamás pensé que llegaría el día en que ya no ibas a estar, con tu muerte, también me arrancaron un pedazo de mi corazón, esa horrible sensación de vacío me ha acompañado todo este tiempo. Ahora comprendo muchas cosas, solo que nunca imaginé el alto precio que pagaría para llegar a su comprensión: el precio de tu ausencia. ¡Te extraño! ¡Esa es la verdad! Han pasado cosas que quería vivir contigo y tú ya no estás, me consuela saber que no querías irte, solo que la realidad de tu ausencia sigue siendo difícil de aceptar.

¡Uno de mis sueños se hizo realidad! Sé que verlo te hubiera hecho inmensamente feliz. ¡Muchas gracias! Gracias porque sé que tú eres una pieza clave para que se concretara, muchas gracias, gracias porque lo que fue y es importante para mí, fue importante para ti también, defendiste mi causa, ¡Gracias por tanto amor! Hay momentos en los que mis recuerdos contigo cobran vida, y nuevamente la realidad de tu ausencia me golpea. Sin embargo, en mi caminar a través del dolor, me encontré con presencias que consuelan, con presencias que acompañan, con presencias que sanan las heridas del corazón.

Mis amigos han sido fundamentales en este tiempo, descubrí cuan amado soy por ellos, su presencia ha sido medicina para mi alma, no sé si me han comprendido totalmente, pero sí sé que han permanecido conmigo. Me di cuenta de lo mucho que sabía sobre cómo acompañar a quien vive la muerte de un ser querido y no solo eso, también sabía de lo complejo que puede llegar a ser lidiar con los sentimientos encontrados que se generan a consecuencia de la misma, pero solo académicamente, tal conocimiento no parecía suficiente, no sé si era un deber, y no me gustaría saber la respuesta, pero con tu muerte sentí como si me dijeran “Es tiempo de vivir lo que predicas”, ¡Vaya reto!

Definitivamente tu partida fue una experiencia que no me hubiera gustado vivir… es más… pensé que quien iba a morir sería yo y no tú, debido a las circunstancias que vivíamos en ese momento, pero mi lógica resulto no ser tan lógica. Yo no elegí tu ausencia, fue una imposición de la vida, no creo que haya sido voluntad de Dios, me resisto a verlo de esa manera y creo que me seguiré resistiendo hasta mi último suspiro, pero en tu ausencia encontré que aun en el valle de sombra de muerte, Él es más que suficiente.

Referencias:

Eareckson, J. (2020). Tiempo de sanar. Colombia: Mundo Hispano.

*José Eduardo Cruz Carbajal (Iguala, Guerrero) es psicólogo y maestro en tanatología. Contacto: psiceduardo15@gmail.com

Comparte en: