Vicky Barrios
Iguala, Gro. Las ofrendas y tumbas nuevas es una muestra de amor y de tradición que nos ayuda a recordar la realidad de la muerte. La ofrenda es una expresión de cariño que se le tiene al ser querido que partió, así lo mencionó Víctor Manuel Aguilar, párroco de la Cuasi Parroquia de Las Maravillas.


Es tradición entre los mexicanos poner una ofrenda para los difuntos que murieron hace años, pero también debo decir que no son estrictamente necesarias para entrar al cielo. Aún cuando la ofrenda sea hermosa, grande y surtida, no por ello las puertas del cielo se van a abrir a la persona que falleció.


Lo que sí puede ayudarle es que quienes estamos en esta vida terrenal cumplamos con la confesión, asistamos a misa y hagamos la comunión sacramental, todo en ofrenda a nuestros seres queridos ya difuntos.


El sacerdote dijo que la muerte es una realidad que nadie puede esquivar, todos vamos al mismo desenlace, la muerte, pero como personas de fe debemos recordar que la vida terrenal acaba aquí, pero continúa en otra dimensión que es la vida eterna.


La vida se transforma, no se acaba, así nos dice la liturgia de la Iglesia. Por ello debemos contribuir para que nuestras acciones salven y purifiquen el alma de nuestros difuntos que se adelantaron.


Pará finalizar, el párroco Víctor Manuel Aguilar alentó a los católicos a colocar las ofrendas, sobre todo a aquellos que se les pondrá por primera vez, pero recordemos que es la ocasión propicia para recordar ese lazo que nos mantiene unidos en la fe y en el amor con las personas que se adelantaron, pero que para Dios no están muertas, sino que están vivas.

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