Israel Salgado Uriostegui
Iguala, Gro., En medio de manifestaciones de inconformidad por parte de trabajadores, principalmente de base, del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG), este martes por la tarde se llevó a cabo una reunión en el auditorio municipal, con la presencia únicamente de dos representantes del ayuntamiento: el oficial mayor Alberto Santana Velázquez y el jefe de Recursos Humanos, Héctor Salgado Altamirano, quien permaneció en silencio durante todo el encuentro.
Durante la reunión, se presentaron diversos señalamientos por despidos injustificados, movimientos sin justificación, imposición de bancos para el depósito de nómina, retención del ISR en el aguinaldo, y la inconformidad con la póliza de seguro, entre muchas otras quejas laborales.
Por parte del oficial mayor, Alberto Santana, solo hubo compromisos, promesas y molestia. Incluso llegó a calificar de “protagonistas” a los trabajadores de base del SUSPEG, quienes únicamente exigían el respeto a sus derechos laborales. En respuesta, los empleados le exigieron congruencia entre sus palabras y sus acciones.
Y es que, según los trabajadores, Santana se ha caracterizado por no atenderlos cuando acuden a solicitar explicaciones sobre despidos o cambios de área sin justificación. En contraste, durante la reunión pidió que “se acercaran a dialogar”, aunque –según el sentir generalizado– cuando lo hacen, no son recibidos.
Una trabajadora, despedida hace un mes y con dos quincenas sin cobrar su salario, declaró: “Tengo más de un mes tratando de obtener una explicación del por qué fui despedida de manera injustificada, y hasta la fecha no hay respuesta”. El único compromiso que recibió fue que “van a analizar su caso”.
Cuando el oficial mayor llamó “protagonistas” a los trabajadores, ninguno de los líderes sindicales reaccionó, ni Nabor Céspedes Aparicio ni el representante del comité central del área jurídica, quien –según testigos– parecía más un emisario del patrón que un defensor de los empleados.
Aunque los representantes sindicales consideraron que hubo avances importantes y que el alcalde Erick Catalán ha cumplido con el 80 por ciento del pliego petitorio, la realidad es que muchos trabajadores salieron descontentos. Algunos dijeron que no se resolvió nada, y otros manifestaron su decepción con sus líderes: “¿Para esto nos trajeron?”, se escuchaba entre murmullos.
Fiel a su costumbre, ante los cuestionamientos por despidos injustificados, el oficial mayor se comprometió repetidamente a “analizar los casos”, algunos de los cuales llevan más de un mes sin resolverse. A quienes han solicitado explicaciones por sus bajas, el jefe de Recursos Humanos apenas acierta a decir: “Lo único que sé es que causó baja”, mientras que el oficial mayor “siempre está ocupado”.
Son decenas los trabajadores que han intentado ser atendidos sin éxito. Llamó la atención el caso de una empleada que declaró: “Me cambiaron al Cendi y cuando me presenté, la directora ni siquiera estaba enterada”. Y como ese, hay muchos casos más.
La última del oficial mayor fue decirle a Nabor Céspedes que se reunirían después del encuentro con la base trabajadora para atender algunos temas, pero una vez más le canceló por teléfono, prometiéndole recibirlo al día siguiente.
Finalmente, al no ver satisfechas sus demandas, los trabajadores comenzaron a abandonar poco a poco el auditorio municipal. Los que se quedaron hasta el final salieron con rostros cabizbajos, molestos e inconformes. Nadie les garantiza que no serán despedidos mañana, sobre todo las madres trabajadoras que tienen bajo su responsabilidad a dos, tres o más hijos, y viven con la incertidumbre de ser removidas de sus cargos.