Por Edelmiro Castro Sedano

Por prescripción médica ya no conduzco automóvil y me veo en la necesidad de utilizar el servicio de taxis y con ello me he dado cuenta del pésimo estado en que se encuentran la mayoría de las unidades que prestan su servicio. La mayoría son hojalatas rodantes con el piso roto que en época de lluvias se mete el agua, y el polvo en tiempo de secas, al automóvil; las puertezuelas sin su tapa, con los asientos rotos cubiertos con tapetes malolientes a orines generalmente y con los resortes asomando con el riesgo de pincharse las piernas. Los que conocemos algo de mecánica nos damos cuenta de que ya no tienen amortiguadores, por lo que traen al pasajero como si anduviera en terracería, a otros les suena todo.

Al preguntar al conductor como le hace para que le autoricen trabajar la unidad en esas condiciones tan deplorables me contestan que el propietario le dice que así le siga. A otro conductor, o chofer, le pregunté respecto al ruido que traía su auto me dijo que eran las rótulas que controlan las llantas delanteras, que ya estaban acabadas pero el patrón le dice que no sale la cuenta para cambiárselas. Así se la quitan todos, le echan la culpa al dueño del vehículo.

Algunos taxistas, ya sea chofer o propietario, traen conduciendo unidades nuevas o recientes que resultan más cómodas para el usuario de tal suerte que son solicitados por su comodidad y confort de auto nuevo que bien vale pagar su costo lo que no ocurre con los demás.

Existe en Iguala la Dirección de Transporte que es la dependencia encargada de vigilar que las unidades que prestan el servicio ya sea de taxis, de carga, de pasajeros foráneos, de pipas de agua, etc., estén en verdaderas condiciones para prestar el servicio requerido y cuenta con el personal necesario para realizar la tarea de revisión y cancelar el permiso a las unidades que no estén en condiciones óptimas para trabajar.

Vemos en nuestra ciudad unidades que tienen 15, 20 o más años sin que las hayan renovado, mejorado o sustituidas por otras de modelo reciente de tal manera que año con año se van deteriorando, máxime si no les dan mantenimiento adecuado.

Ya es tiempo de que Iguala presente una buena cara ante propios y extraños con unidades nuevas máxime que ahora con la pandemia están en oferta. Que visiten a su concesionario de confianza.

Un auto nuevo no exige, como un viejo, arreglos o atención obligatoria.

Conozcamos los argumentos del director de Transportes.

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