Sector 7

Feb 17, 2024

¿Y los niños, qué?

Por: José I. Delgado Bahena

A lo largo de la historia de la literatura, en el mundo, ha habido varias publicaciones dedicadas al público infantil. Algunas obras han trascendido a través del tiempo y de la evolución humana, permaneciendo en el gusto y las preferencias de los lectores, inclusive sobre libros con ediciones especiales y muy lujosas.

Con frecuencia, los textos son solo para entretener, divertir, agradar y provocar placer al hacer imaginar al niño aventuras de los personajes que los llevan a vivir acontecimientos que provocan risas, y el desenlace es, preferentemente, con un tono feliz.

Sin embargo, ha habido buenas propuestas de literatura infantil y juvenil que persiguen otros propósitos, como son: reflexionar, dudar, inferir, investigar, aprender, divulgar, sin dejar de lado la parte entretenida y divertida de las historias que se cuentan.

Entonces, en torno a estos tipos de textos, hay que aceptar que también el niño, o el joven, es un ser humano inteligente y pensante, y que podemos darle cucharadas de valores y contenidos de aprendizaje a través de la literatura y de personajes fantásticos.

Por lo tanto hay que tener en cuenta sobre lo que se puede, y se debe, considerar al momento de escribir una novela, un cuento o una fábula para niños; tenemos que entender claramente que las obras deben dar respuesta a las necesidades de los lectores, inclusive tendiendo claro que no se limitará el acceso y podrían ser, también, adultos quienes se internen en las historias, las ideas, los conceptos.

Se preguntarán por qué les comento ahora sobre la literatura infantil y abro la posibilidad de que sean los adultos quienes sean los conductores y facilitadores para que los niños y jóvenes se acerquen a los libros.

La verdad, yo solo he escrito un libro para niños: “Palomita azul”, novela que originalmente tenía el título de “Huilotl Texotli”, pero como les costaba mucho trabajo a los presentadores leer estas palabras, decidí ponerlo en español.

En esta novela abordo un conflicto escolar desde mi perspectiva de maestro, que en ese entonces ejercía aún. La hice como despedida y agradecimiento a esta profesión que tantas satisfacciones me dio, pero también el dejar un mensaje entre los niños que la leyeran para que adviertan que esa etapa, y todas, deber vivirse en armonía, con aceptación y tolerancia entre ellos.

Pero también les hablo sobre este tema porque ayer fue presentado un libro que ya tiene un par de años que fue dado a conocer por su autor, Dan Rosendo, que se llama “La huella del oso”. Por supuesto, esta historia está dirigida al público infantil y persigue el objetivo de hacer reflexionar, a los pequeños lectores, en que nada de lo que les ocurra en la vida debe ser obstáculo para alcanzar sus metas.

Obviamente, el personaje principal es un oso, por lo que los demás personajes también son animales del bosque; pero es una fábula bien presentada por su autor al hacer que los animalitos proyecten los defectos y las virtudes de los seres humanos.

Con esta obra, que Dan escribió como un reto que un día le lancé, ha llegado al corazón de muchos niños, cuando se ha presentado ante un público escolar, quienes ven proyectadas sus preocupaciones y sus fantasías en el oso Coby, el personaje del cuento.

Cada capítulo nos deja un aprendizaje, una reflexión sobre cómo debemos actuar ante las diversas circunstancias de la vida.

Dan Rosendo había escrito otros libros: de poesía y de historias de terror, pero con este libro despertó en él el interés, que pronto se convirtió en necesidad, de dirigirse a los niños. Por eso, también ha publicado ya otro libro infantil: “Al otro lado del arcoíris”.

Pues, bueno, quiero felicitar a Dan por hacerme caso ya que nos ha regalado una maravillosa historia que, inclusive, quienes la leemos, siendo adultos, recogemos con una pala las emociones que de niños nos faltaron por vivir, y sufrir, y hacemos catarsis para llenar un hueco que seguía vacío desde nuestra niñez.

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