Miscelánea de febrero 2024 – Don Chimino

Por: J. David Flores Botello

IGUALA SIN FERIA.- ¿Cuántos millones de pesos se perderían por no llevarse a cabo la tradicional Feria por los festejos a nuestra Bandera Nacional? Tremenda decisión, ¿no? ¿Fue la mejor? Quién sabe, pero nos quedamos con las ganas de disfrutarla como cada año. Un amigo nuestro que cada año viene y vende pan recién horneado, nos dijo que estaba muy triste por la cancelación de esta. Que cómo era posible siendo que la Feria de Iguala es una de las más concurridas e importantes a nivel nacional. Que nuestra ciudad es la Cuna de la Bandera de México y que le duele mucho que no se llevara a cabo. A todos nos duele, porque a todos nos afecta. En la Feria se mueve mucha feria. Hay dinero para todos pues recibimos muchos visitantes. El palenque, los toros, los bailes, el Teatro del Pueblo, las tocadas en el “zocalito”, los juegos que tanto ilusionan a chicos y grandes, la venta de comida de todo tipo, incluidos los que venden hot dogs, picaditas, tacos, tamales, atoles, los ríos de cerveza que se consumen cada año, tantas y tantas cosas más que permite una enorme actividad económica en nuestra ciudad que, por primera vez, podría presumir su nuevo centro histórico. La Feria de nuestra ciudad conviene a todos, a los comerciantes, taxistas, hoteleros, a quienes venden gasolina y hasta quienes hacen su agosto con los estacionamientos y los baños. ¿Y las jovencitas que participaron y se ilusionaron por ser la nueva reina de estos festejos? Si a todos conviene nuestra feria, ¿por qué no hacerla dentro de unas semanas? ¿Es imposible? Sería interesante hacer una encuesta al respecto y tomar la mejor decisión.

CRISIS FEBRILES. – Todavía hay mucho temor cuando un niño tiene fiebre alta porque la gente piensa que, si no le baja, puede convulsionar y que dicha convulsión le va a dañar el cerebro al niño. Antes de que hubiese vacunas contra las bacterias Haemophilus influenza B y Neumococo, muchos niños enfermaban por dichos gérmenes y algunos de ellos, si no eran atendidos rápido y bien, dichas bacterias que atacan a la garganta, las amígdalas, a los oídos y a los pulmones, también podían “subirse” al cerebro y causar meningitis bacteriana, la cual produce crisis convulsivas graves, que no solo afectan a las neuronas produciendo grave daño cerebral, sino que eran causantes de muchas muertes. Afortunadamente ya hay vacunas especificas contra ambas bacterias. La vacuna pentavalente, que aparece en la cartilla nacional de vacunación, protege contra cinco enfermedades: difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis y contra infecciones graves producidas por Haemophilus influenza B, se aplica a los 2 meses de edad junto con la vacuna contra neumococo. De esta manera, los niños quedan protegidos y es difícil que lleguen a presentar meningitis. Es importante que los padres sepan que, si su niño de entre 6 meses y 5 años, previamente sano, le da fiebre y convulsiona dentro de las primeras 24 horas, lo más seguro es que se trate de una crisis febril que antes se conocía como alferecía, la cual se le quitará de manera espontánea en unos segundos, máximo en 15 minutos y ya no se repetirá en las siguientes 24 horas. Este tipo de convulsiones no daña al cerebro, se consideran inocuas y no deben ser motivo de terror. Las crisis febriles se presentan en niños susceptibles y casi siempre alguno de sus padres también las presentó de pequeño. Así que: no le tenga miedo a la fiebre. Recuerde que la fiebre es un mecanismo de defensa del cuerpo humano que se activa por la presencia de una infección, ayuda a combatirla pues pone en alerta al sistema inmunológico para que actúe contra el germen invasor. Si su niño tiene fiebre, no se alarme, use solo paracetamol o acetaminofén, no medicamentos como metamizol, ibuprofeno, diclofenaco u otros de los llamados AINES, dele suficiente suero oral para que orine con frecuencia, póngale lienzos con agua tibia en cabeza, abdomen y axilas o dele bañitos con agua tibia. Si convulsiona, no salga corriendo con su niño en brazos, acuéstelo de lado, no le meta nada a la boca pensando que se va a morder la lengua, aplique lienzos con agua tibia arriba mencionados. Pasada la crisis, su niño que parecía tener los estertores de la muerte, en una media hora, volverá a estar como antes de la crisis, tranquilícelo y tranquilícese. Si le toca de noche o de madrugada, pasada la crisis, espere a una hora prudente para llevarlo con su pediatra. Lo más seguro es que no vuelva a convulsionar.

DON CHIMINO: Me rete encanta el canto de los pajaritos y aquí en Iguala hay un chingo de gorriones pecho colorado y primaveras, dende luego hay muchas palomas, tortolitas y zanates pero, los dos primeros que les digo, cantan rete bonito. En estos días comienzan a cantar como no lo hacen el resto del año. Y mero ora, el pasado 14 de febrero, día del amor y la amistá, me tocó oyir ya pardiando la tarde, casi escureciendo, por primera vez este año, el miedoso canto de un pájaro primavera. Casi todo el año se la pasan piando como pollitos, pero, en estos días yo creo que les entra la calentura y se las ingenian pa cantarle bien chingón a las pajaritas pa que caigan en sus redes y las pongan a hacer su nido. No sé si ese día cantó con miedo pensando que, como era su primera vez, a la mejor no le iba jayar al movimiento de su gañote o no recordaría como iban los sonidos de la canción. O a la mejor cantó timidón como quien por fin se anima a echarle el perro o a declarársele a la chamacona, o como se diga en el idioma pajaral pa decirle que quiere prau prau con ella. Apenitas el muy collón le insinuó. Cantó rete poquito y nomás una vez, por lo menos no oyí más. Pensé, ¿no sería de tanto amor que todas las gentes desparramamos ese día, que le llegó la güena vribra y por eso se animó el mentado primavero o como se le diga al macho? Lo güeno que me tocó la suerte del primer canto porque, ya para cuando termine el invierno y empiece la primavera, ya hay un chinguísimo de pájaros primaveras cantando por todos lados. Hasta echan competencias a ver quién canta más juerte y más dilatado. Me gusta que lleguen pajaritos a mi cantón porque atrayen la alegría y la felicidá. Un día, comencé a ver que a mi plantita de chilitos piquines que tengo en la azotea, a algunos chiles, sobre todo a los maduros de color rojo, se les miraba descabezados, mochos o a algunos nomás les quedaba el palito. ¡Ah cabrón! Pensé. ¿Quién sería? Zontetas no porque esas hormigas arrian con todo, hojas, ramas y chiles. ¿Tonces? Mejor cocheché todos los chiles rojos y nomás dejé los verdes. ¿No van a creer que tambor empecé a ver chiles verdes mochos? Una paloma o pichón, que hay hartos no jueron, las ramas no aguantan su peso. Ardillas, tampoco, esas arrasarían con mis chiles, son muy tragonas. Zanates tampoco, tan pesados y son tragones. Tortolitas tampoco porque mis chiles áhi han estado y ellas tambor pero esas comen del piso adivinar qué, pero no las veo comer frutas o chiles. Tonces, cayí en la cuenta que, hace unas 2 semanas oyí que llegaron hartos pajaritos chiquitos y güeros que nomás hacen: chit chit. Chit chit. Chit chit. Dije, ¡aah! ¡Qué bonitos pajaritos! Pero, cavilando y cavilando, pensé: a esos chit chit sí los aguantan las ramitas, ellos se los han de tar chingando. Y ni modos de correrlos, asina que, jui a onde tengo mi tilichero y saqué una como piñata de poco más de un metro, con la figura de una bruja de jalogüin, de esas que tienen sombrero de cucurucho, narices largas y ganchudas, montada en una escoba, piernas largas, flacas y con zapatillas puntiagudas. La sacudí, la colgué de una rama como a un metro de distancia de mi plantita de chiles, la dejé parada, apenas tocando el piso de la azotea pa que con el aigre se moviera y me sirviera de espantapájaros… y le atiné. Dende que la puse, ya no me chingan mis chilitos. A ver si no corre a los pájaros primavera que andan comiendo capulines. Y… ¡híjoles! Ya me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.

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