Sector 7

Nov 25, 2023

El pueblo del tomate

Por: José I. Delgado Bahena

En varias ocasiones les he mencionado a mi pueblo: El Tomatal, y nunca les he compartido más allá de anécdotas o referencias sobre algún acontecimiento específico.

Ahora me permitiré hacerlo por una razón: estoy preparando un libro que contiene información de este lugar donde nací, donde está enterrado mi ombligo y sembré mi primer sueño. Esta tierra es la depositaria de los huesos de mis ancianos, y aquí están sepultados mis padres y muchos familiares y amigos; de manera que, inevitablemente, un fuerte lazo de querencia me ata, de tal forma que, cuando me encuentro lejos, pienso en su gente, en su gastronomía, en sus tradiciones.

Le he titulado a esta entrega como “El pueblo del tomate”, porque muchos sabrán (y si no, se están enterando), que El Tomatal es famoso por el cultivo del tomate verde. Entonces, imagino que, un día, un grupo de hombres y mujeres decidieron asentarse en los fértiles terrenos que bordeaban una corriente de agua fresca, transparente, y comenzaron a formar sus familias, a organizarse, a trabajar, a cultivar las semillas propias de la región; con ahínco, esfuerzo y dedicación encontraron una forma de alimentar la tierra, y prepararla, para hacer crecer de manera muy especial la mata del tomate verde, el de cáscara; entonces, advirtieron que no solo consiguieron un fruto de mayor tamaño, sino con un sabor mucho más agradable al paladar: agridulce y fresco.

Por consiguiente, comenzaron a preparar sus alimentos con este producto que ellos mismos habían logrado. Una salsa molcajeteada de tomate, o el clemole, con los tomates molidos en el metate, se convirtieron en sus platillos favoritos. Luego, con entusiasmo, lo difundieron en los mercados locales y convencieron a las marchantas que en su pueblo, sin nombre, Dios los había bendecido con la germinación de esta planta del tomate con características tan especiales.

Luego, cuando buscaron el nombre más apropiado para la comunidad, que se incrementaba cada día con el aumento de las familias, no hubo ni qué alegar: “Esta tierra del tomate, Tomatal se ha de llamar”, dijeron los ancianos.

El Tomatal, está ubicado al Este de Iguala, en la salida rumbo a Acapulco. Desconozco el número actual de habitantes, pero ha crecido mucho con la llegada de personas que han comprado lotes en las orillas del pueblo. Sin embargo, se mantienen los barrios que se fueron formando desde el siglo pasado: Los amores, Juanacuate, El centro, La palma, La Guadalupe, La chancla, San Juan, El rincón…

Grandes son las fiestas que se hacen en torno a la fe. Padre Jesús, o Papá Chu, es el patrono del pueblo y se celebra el Segundo Viernes de Cuaresma, además del 6 de agosto, así como la fiesta de la Santa Cruz, el 22 de septiembre.

Estas fiestas se ven animadas con la presentación de las danzas típicas de la región: los moros, los tecuanes, las nalgonas, los tlacololoreos, los vaqueros, y otras que se han agregado.

De igual manera, se lleva a cabo la conmemoración de las fiestas patrias con la escenificación del Grito y la elección de la reina. Además, es tradicional la quema de una gran tortuga, elaborada con carrizo y cartón, misma que acompaña al paseo de los personajes de la representación histórica, así como a las señoritas que participaron en el certamen para elegir a la reina.

La gente de Tomatal es muy fiestera. Se hacen fiestas por los bautizos, primeras comuniones, graduaciones, quince años y bodas. Cualquier pretexto es bueno.

Durante la pachanga de la boda se baila “el jarro”. Esta tradición consiste en que los familiares de la novia elaboran un huacal con varas, y en él se colocan los obsequios que los vecinos del pueblo aportan para que los recién casados inicien su nueva vida: cazuelas, escobas, ropa para bebé, petates, inclusive animales.

En la gastronomía, es famosa la cochinita. Son varias personas que la elaboran con sus recetas especiales, y es muy concurrido el pueblo por personas de otros lugares que acuden los domingos a comprar, ya sea para consumir en el local o llevársela para compartir en familia.

Eso y mucho más es mi pueblo. En mi libro, además he agregado información sobre muchas personas que ya fallecieron y que sus mismos familiares me proporcionaron.

El título de esta que será mi décimo quinta obra, es: “Por las calles del no olvido”. Ojalá que me puedan acompañar en su presentación. Avisaré con tiempo.

Comparte en: