La cultura a pesar de
Por: José I. Delgado Bahena
En Iguala, como en muchos otros municipios de nuestro estado, la mayoría de las acciones culturales que se llevan a cabo, en beneficio de la ciudadanía, en realidad, surgen como iniciativas particulares. Los proyectos, las propuestas, los programas y actividades que se desarrollan, a corto o a largo plazo, son, originalmente, planeadas por los centros culturales o personas que tienen el interés de mantener viva la llama del arte e incrementar el gusto por la música, la pintura, la literatura, el canto, la danza, etc.
Como ejemplos, en Iguala, tenemos al Centro Cultural “El Patio”, que ayer presentó un concierto musical ofrecido por el gran pianista Quetzalcóatl Miranda; también El Centro Cultural “Casa Jano”, “La casa de los abuelos”, a cargo del contador De Luna, así como un grupo de amigos que estamos promoviendo el gusto por la poesía y que regalamos un recital poético musical en el restaurante El Arroyo, en una forma de acompañar a su propietario, nuestro amigo René Ocampo, por el cierre en el domicilio que por muchos años tuvo este prestigiado lugar, digno representante de la gastronomía igualteca.
A esta columna le he titulado “La cultura a pesar de”, porque sencillamente, por parte de las autoridades, no se percibe un real compromiso con el arte y con quienes nos dedicamos a propiciar los espacios que permitan a la ciudadanía el crecimiento y desarrollo de las habilidades y el gusto por disfrutar de la poesía, la música, la danza, etc, al contario, pareciera que la consigna es obstruir, denegar, impedir que se construya un mejor ambiente, en armonía, como el que propician el arte y la cultura.
Obviamente, el interés se centra en, como luego dicen: primero lo que deja, después… Pero, evidentemente, a pesar de que ni el Consejo de Cultura, que nombramos hace meses, al cual, según sé, las autoridades les tomaron protesta de manera formal para que trabajen en representación de los artistas, desarrollando proyectos que involucren a todos los “hacedores”, ¡vaya!, hasta ellos están “apagados”. No sé qué pasa.
Mientras tanto, personas como Guadalupe Ayala, Mayra Millán, Óliver Herrera, Guillermo de Luna, Luis Luna que dirigen y representan a grupos de amigos del arte y de la cultura, siguen con la mecha encendida para seguir iluminando el oscuro panorama que se percibe y se proyecta para nuestro municipio.
Claro que no podemos negar que en ocasiones, como recién sucedió con la Secretaria de cultura, quien respaldó la realización del homenaje a Elena Garro, las autoridades apoyan económicamente para la realización de los proyectos; pero, algunas veces, ni eso.
Mención aparte merece el Museo de la Bandera, que dirige el maestro Óscar Viveros, donde, afortunadamente, se siguen manteniendo las puertas abiertas para las propuestas culturales que se programan allí, y los apoyos que se piden son mínimos.
Así están las cosas. Ojalá que, con la apertura de los espacios del Centro Histórico, la perspectiva cambie y las oportunidades para hacer uso de, al menos, el área del zócalo, estén siempre a favor de quienes necesitamos estos lugares, abiertos o cerrados, donde presentar lo que tanto amamos en torno al arte.
Por este medio, invito a mis compañeros a que vayamos elaborando una propuesta de programa cultural, para presentarlo el día de la inauguración del Centro Histórico; esto porque debe ser motivo de alegría para quienes entendemos la importancia de cambiar la fisonomía de nuestra ciudad. Dudo mucho que las autoridades esté preparando algo y, si lo hacen, pues tomarán en cuenta solamente a sus allegados. También, invito a la Sociedad de Historiadores y Cronistas de Iguala, a que hagan una propuesta formal para cambiar los nombres de algunas calles del centro, con alusión clara a los personajes que le dieron realce a nuestra historia local.
Antes de concluir, permítame saludar y felicitar, por su día, a todas las personas que se dedican a la enfermería. Reconozco que, sin estos apoyos que tienen los médicos, la labor para ellos sería ardua. En especial, saludo a las enfermeras y enfermeros del hospital del ISSSTE, así como de la Clínica de Urología y Cirugía General de Iguala, de mi amigo Gildardo Arano, porque siempre encuentro tratos amables y responsables en ellos. ¡Felicidades!