Despojos nocturnos

Por: José I. Delgado Bahena

Cuando el escritor está por publicar un libro, del género que sea, se enfrenta a, tal vez, el mayor reto de su obra: encontrar el título adecuado, el que resuma el contenido y se proyecte hacia las emociones, el razonamiento, el análisis, la crítica y, por supuesto, al interés del posible lector.

Entonces, al buscarle el título a un poemario, nos encontramos ante el dilema de hallar las palabras adecuadas, que sean un poco reveladoras y otro tanto misteriosas; encontrar, digamos, la manera de despertar la curiosidad del “cliente” a quien tratamos de enganchar para que compre nuestra obra y, desde luego, nos lea.

Sin duda, habrá autores a quienes se les ocurra primero el título, y a partir de él desarrollan la historia que nos cuentan; pero, tratándose de poesía, generalmente los textos son productos de situaciones vivenciales que por alguna razón impactan en la sensibilidad del poeta, ya sea porque las sufre, se las cuentan y las hace suyas, o las ve y, al hacerlo, encuentra un destello de su memoria que le lleva a recuperarse a sí mismo, ante la proyección de otro.

De manera que, al escuchar que el nuevo libro de Roberto se titula “Despojos nocturnos”, sin ver antes la portada, que también es otro recurso para atraer la atención de los lectores, me pregunté: ¿Por qué despojos? Lo de nocturnos no me causó mayor problema, al ubicar el contenido poético del libro; pero, despojos… me dije: quizá se trate de los sentimientos que a Roberto le han arrebatado en las noches más negras y pesadas (como a Garrik el personaje del poema “Reír llorando”, de Juan de Dios Peza); pero, como “despojos” también son los restos de algo que hemos usado o consumido, reflexioné, en mis predicciones, que siempre hago sobre la obra que estoy a punto de empezar a leer, y deseé, de todo corazón, que los poemas no estuvieran bañados de podredumbre, dolor y muerte porque, como poeta, estoy convencido de que, en nuestros versos, plasmamos lo que nos quema en lo más profundo del alma.

Luego, al internarme en cada uno de los sesenta y nueve textos (68 de extensión mediana y un apartado donde incluye varios “poemitos”, como él les llama) que el poemario contiene, e ir descorriendo el velo de las emociones que el autor nos comparte, me di cuenta de que Vázquez Montoya posee, además del talento literario y el dominio de los recursos de la poesía, una gran sensibilidad, abierta a la diversidad temática que se desparrama sobre su piel, entra por sus ojos y se aloja en su corazón.

Con un estilo muy personal, y acompañando algunos de los poemas con viñetas que armonizan con las palabras, Roberto Vázquez Montoya nos dispara imágenes en cada verso que nos llevan a reconocer nuestros reflejos, nuestras pesadillas, nuestros amores, nuestros deseos y nuestras miradas; todo se concreta ante sus ojos por lo que ve y lo que sueña, lo que imagina y lo que sucede en su realidad.

“Dos ancianos inventan sueños/…/ olvidaron para qué son las miradas/ para qué sirven los labios…/ De qué están hechas las caricias,/ pues sus manos perdieron la memoria./…/ Una lágrima recorre los surcos de sus rostros…/…/ Y yo muero en la calma de un suspiro,/ con aroma a café del mediodía.” (Fragmento del poema “De reojo”)

Definitivamente, en el párrafo anterior encontramos al poeta observador que se inmiscuye tiernamente en las apacibles apariencias de dos personas que hacen, en silencio, el recuento de sus días, de sus ayeres, de sus memorias; pero el poeta siente lo que sienten y vive lo que ellos vivieron. Quizá se ve a sí mismo en un futuro, o ve a otros que le son cercanos; pero sobre todo, extrae de su corazón la empatía que necesita para sentarse a su lado y decirles: ¡Ánimo, la vida sigue!

Roberto Vázquez Montoya es un poeta originario de la Ciudad de México que, además de escribir poesía, ha participado en más de un centenar de puestas en escena como profesor, actor, director, escenógrafo, maquillista y diseñador gráfico. Es Licenciado en Literatura Dramática y Teatro por la UNAM. Lo conocí porque ha visitado Iguala en los Encuentros de Teatro “Trigarante” que organiza el grupo “Jano”, y este lunes 3 de octubre, en el marco del Festival Cultural Yohuala 2022, que tradicionalmente se realiza en nuestra ciudad para celebrar su fundación, estará presentando su libro “Despojos nocturnos”, el cual estaré comentando junto con otros compañeros escritores del municipio. Los esperamos en el Museo de la Bandera y Santuario de la Patria, a las 11:00 hrs.

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