Sector 7

Ago 27, 2022

Se solicitan donadores

Por: José I. Delgado Bahena

Con gran regocijo les comento que, gracias a Dios, la librería que abrí en mi pueblo, El Tomatal, donde tenemos el propósito de prestar los libros de manera gratuita, está teniendo mucho éxito. A menos de una semana de haberla inaugurado, y a pesar de que no está abierta permanentemente, un gran número de personas han acudido a solicitar algún libro, sobre todo novelas. Por supuesto que es gratificante este hecho; pero, ¿qué creen?, los adultos acuden en compañía de sus hijos (niños) y el acervo infantil se nos está agotando.

Contamos con cerca de trescientos títulos de libros de cuentos, novelas, poesía y de consulta; pero de literatura para niños nos quedan pocos. Gracias a las donaciones que algunas generosas personas nos hicieron el día de la inauguración, pudimos responder a los niños que nos visitaron en estos días, pero me temo que para este fin de semana les podríamos quedar mal.

Por eso hago este llamado a la comunidad cultural y a algunos amigos que me prometieron donar paquetes de libros para reforzar el proyecto, para que, si es posible, nos consigan libros para niños. Por supuesto, seguimos recibiendo de diversos géneros, con excepción de libros religiosos y de textos escolares.

Ojalá que esta petición encuentre respuesta entre quienes, de manera altruista, se muestran siempre dispuestos a colaborar con propuestas como estas que no tienen ninguna finalidad lucrativa, al contrario, es una manera de corresponder a la sociedad, y de apoyar el desarrollo cultural de los pobladores, en especial de los niños y jóvenes.

Sinceramente, digo que se trata de corresponder, porque he tenido la satisfacción de que los libros que he escrito, y publicado, han sido bien aceptados por los lectores y, de los trece títulos que he puesto a su disposición, cinco están agotados.

Tengo, pues, la motivación para tratar de incentivar a los posibles lectores para despertarles el interés de acercarse al fascinante mundo de la lectura.

Desde luego, reitero la invitación para que cualquier persona deseosa de disfrutar de algún libro, se adentre en la librería y navegue con libertad entre los títulos para que se lleve el que le llame la atención, el que parezca gritarle: ¡llévame!

No hay condiciones ni limitaciones. Solo les pedimos que se registren y nos compartan un número de teléfono celular para efecto de estar en contacto por si desean entregar el libro que se llevan, y por si piensan llevar otro a casa.

Es que, mire: quienes atendemos la librería, somos mi nieta y yo. Ella está en la preparatoria y , pues, yo atiendo muchas otras responsabilidades en las que participo, además de mis presentaciones y promociones de mis libros; por eso, hemos implementado un horario de atención, que es el siguiente: los fines de semana está abierta de 12:00 a 16:00 hrs. Entre semana, es decir: de lunes a viernes, atendemos por medio de cita. Cuando les prestamos un libro, les entregamos también su ficha de lector donde se registran los títulos que irán leyendo, y en la misma ficha va nuestro número de celular para que nos envíen un mensaje por si entre semana desean entregar el libro, o llevarse otro, entonces nos ponemos de acuerdo para abrir y dar la atención.

De verdad que no dejo de emocionarme cuando veo que entra una persona adulta con sus niños. Recuerdo cuando, en la Ciudad de México, en cierta ocasión que estaba en una librería adquiriendo algunos ejemplares, llegó un matrimonio con dos niños, su hijos, advertí, porque uno de ellos corrió a la vitrina y le gritó al padre: “¡Papá, papá, cómprame este!”, con la misma emoción con la que cualquier otro niño exige la compra de un juguete. Por supuesto, el padre lo pidió al empleado y el niño se regocijaba con el libro entre sus manos.

Por eso es tan importante que la familia lea, se convierte en un acto de convivencia, de respeto, de tolerancia, de comprensión y de amor.

Este martes, cuando, de casualidad, estaba en la librería acomodando los que nos habían donado, entraron tres mujeres adultas, una mayor quien, después supe, era la madre, y me preguntaron cuánto cobraba por prestar los libros. Les informé que nada y se dispusieron a elegir entre el acervo de narrativa. La madre se llevó “Del amor y otros demonios”, de García Márquez; una hija eligió “Mujeres adictivas”, de Antonio León y la otra se decidió por “La historia de la Tecampana”, de la maestra Lupita Ayala.

Luego les contaré más de esta experiencia. Me despido con la reiteración de la petición de los libros para niños. Pueden contactarme por medio de mi facebook: José I. Delgado Bahena.

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