Por: José I. Delgado Bahena
Travesuras de una dama
Otra vez, las maestras (tocayas, por cierto) Guadalupe Calles y Guadalupe Ayala, que han unido sus tiempos, sus recursos y talentos para darle forma a un estilo de publicaciones conocidas como “artesanales”, otra vez nos sorprenden con una publicación editada por ellas mismas pero en la que, como en otras, les dan oportunidad a mujeres que muestran interés por escribir y participar en las antologías que ellas crean y para las que convocan en diferentes estados del país.
“Las travesuras de una dama” se titula esta nueva a la que asistí a su presentación en el Centro Cultural “El Patio”, este jueves 21 de noviembre.
Como comentarista estuvo la poeta Analú Garduño quien, de manera magistral, desglosó ante los asistentes, cada uno de los textos que contiene el libro; pero no solo eso, también los interpretó desde la perspectiva de sus autoras, y lo hizo tan bien, que sus comentarios motivaron a los asistentes para adquirir un ejemplar de la antología.
La verdad, creo que debo retractarme, porque ya no es sorpresa que, con estas ediciones, desde su editorial: Punto G, las maestras logren concentrar diversas personalidades de escritores y escritoras que aceptan colaborar enviando su texto, ya sea narrativo o poético.
Ahora, en “Las travesuras de una dama”, rompen el esquema social que señalaba como restringido, o tabú, el tema de la sexualidad, ahora abiertamente expresado en cada línea de las producciones.
Historias que son vivencias, reales, imaginadas o fingidas, pero que, al final, si te las crees, las tomas como ciertas. Poemas que proyectan sensaciones, deseos, pulsaciones de mujeres que toman con naturalidad el hablar de relaciones sexuales y de orgasmos.
En el vocabulario, tanto como en la extensión, no hay límite. Cada mujer usa el espacio que le ofrecen de acuerdo con lo que guarda en su interior y quiere exteriorizar, sin tapujos ni disimulos; aunque claro, siempre hay alguien que, tal vez por pudor, se contiene y no se suelta del todo.
Quince nombres aparecen como autoras de los textos. Quince diferentes damas que nos dicen: aquí estamos y esto es lo que queremos decir sobre sexualidad; lo que pensamos, lo que creemos, pero, sobre todo, de lo que sentimos, o no hemos sentido.
Hago de cuenta, al leer cada párrafo, que voy descubriendo el interior de cada una. Leo, entre líneas, reclamos, sinsabores, insatisfacciones y deseos; pero también recuerdos que les llevan a noches placenteras y de buenos momentos con sus parejas. Además, a decir verdad, la mejor reflexión que hizo la comentarista es que, antes de querer a nuestra pareja, debemos aprender a querernos a nosotros mismos.
“Las travesuras de una dama” nos hace pensar en aquella vieja frase que se escuchaba en los mejores tiempos del machismo en México: “Que la mujer sea santa de día y pu… de noche”.
Al final, pues, como siempre se dice: mientras los dos estén de acuerdo, en la cama todo está permitido y que el hombre llega hasta donde la mujer quiere.
Definitivamente, estoy de acuerdo en la manera de cómo manejaron este tema. La expresividad franca que proyectan las hace libres y empoderadas. Aquí no ronda ya el machismo, y qué bueno, sino la imagen de mujeres fuertes, emocional e intelectualmente hablando. Son ellas, simplemente ellas las que desean, disfrutan, provocan y manejan las situaciones del placer sexual. Ellas llevan los hilos y ellas deciden hasta qué punto permiten que las posean.
Quise comentar este tema, teniendo como base y pretexto la publicación de este libro, por los tiempos que estamos viviendo de tanta inseguridad en los que las mujeres son quienes mayores riesgos han corrido, al efectuarse incontables feminicidios en toda la república. Creo que es tiempo de que ellas mismas adquieran fortaleza y confianza en sus decisiones, y acciones, para no permitir que sigan siendo abusadas tan solo por considerarse “el sexo débil”. Pero no solo en el tema sexual, también el laboral y el desempeño en cualquier área de las actividades humanas. Sus capacidades físicas e intelectuales, está más que demostrado, son iguales a las de los hombres.