Memorias de una maestra
Por. José I. Delgado Bahena
Sin duda: el magisterio es una de las profesiones de las más ingratas; aunque, por supuesto, también deja muchas satisfacciones.
Hace varios años, ser maestro era un lujo, una necesidad y una oportunidad para apoyar a la familia en los gastos del hogar. Era muy limitado el salario, es cierto, pero se sobrevivía con muy poco. Por ejemplo, los hijos no pedían un celular costoso, porque ni celulares había. Además, los maestros eran más valorados, sobre todo en las comunidades rurales. Era toda una historia la que se escribía con amor, respeto, patriotismo, dedicación y entrega.
Muchos libros se han escrito con base en las experiencias magisteriales por quienes desean dejar un testimonio de su paso por los diferentes niveles educativos. Desde luego, las prácticas en el campo, en las comunidades pobres, son las más románticas, las que se recuerdan más.
Pero, ¿qué semilla queda sembrada en el alma del docente que realmente ve su labor como algo de vital trascendencia para sus pupilos? ¿Cuál es el fruto que después de tantos esfuerzos y sacrificios se recoge al final de la jornada?
Nadie, que haya sido maestro, podrá negar que, a pesar del descrédito en el que ha caído nuestra profesión, la nostalgia y el llanto invaden cuando estás lejos de tu familia, porque tu contrato, el que nunca lees, te dice que aceptas trabajar donde tus servicios sean requeridos. Luego, mal comidos, mal vestidos (¿para qué?) sin más diversión que el río o el campo y durmiendo entre incomodidades. Pero todo eso queda en la anécdota cuando llega un niño el día del maestro y te lleva un pan o un elote, o su mejor sonrisa como felicitación.
Claro, lo anterior es una alusión del desempeño casi de mártir de un maestro rural, de antaño, cuando tenías que caminar horas y horas, o bien llegar a caballo a la comunidad donde un techo de teja y cuatro horcones te esperaban como escuela.
¡Uf!, la verdad es algo que viví a medias. Mi primera escuela estaba ubicada en el Estado de México, en un medio rural, pero con energía eléctrica, agua potable, construcciones de ladrillo y cemento y mucho transporte. Pero me contaron… Sí, me contaron mis hermanos y amigos todas las peripecias que pasaron en Guerrero y Oaxaca, y en otros estados.
Pero, ¿por qué les cuento todo esto? Porque el próximo martes 24 de septiembre a las 18:00 hrs., la maestra Leticia Márquez Ocampo, quien es integrante de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, correspondiente a Iguala, de la que soy presidente, nos compartirá su experiencia como maestra, a través de un libro, con la finalidad de cumplir con un requisito de nuestros estatutos que indica que todos debemos presentar un trabajo recepcional para formalizar nuestra inclusión en la sociedad.
De manera que, la maestra, en este libro, nos regala sus memorias en el desempeño de su profesión. Pero no solo eso, nos narra desde su niñez, nos presenta a su familia: sus padres, sus hijos, sus amigos y nos deja ver a un ser humano que supo enfrentar las vicisitudes de la vida para seguir aprendiendo de ella y continuó su preparación para adquirir las herramientas que le dieran los elementos para sacar adelante a sus alumnos.
Este libro: “Memorias de una maestra”, fue editado gracias a una convocatoria emitida por el SNTE, en la que la maestra participó y obtuvo el derecho de que su obra fuera publicada y distribuida en los diferentes espacios educativos donde se habrá de leer, valorar y aprender de esas experiencias tan llenas de enseñanzas.
La maestra Lety, como cariñosamente le decimos, es originaria del municipio de Huitzuco de los Figueroa; pero ella misma se ha declarado como igualteca por adopción. Aquí reside, aquí se jubiló como maestra, aquí ha hecho carrera política y aquí la tenemos en nuestra sociedad.
Los esperamos en el auditorio del Palacio Municipal de esta ciudad, de Iguala, Gro., a las seis de la tarde, donde llevaremos a cabo la sesión solemne para recibir el trabajo recepcional de la maestra, y donde le haremos entrega de su constancia por haber cumplido a cabalidad con el requisito.