Por: Carlos Martínez Loza


Ciudad de México, Diciembre 10.- Quintiliano lo desaprobaría; Aristóteles lo negaría; Cicerón lo reprendería como a Lucio Sergio Catilina en la primera Catilinaria, pero yo he intuido que la palabra “gol” es un hecho retórico de primer orden.

Jorge Valdano, escritor y exfutbolista, se pregunta: ¿hasta qué punto el futbol necesita de la palabra? Y nos recuerda una historia muy hermosa: Carlos De Marta, un jugador sordomudo de Temperley, en un partido sin mayor trascendencia, convirtió un gol que celebró decididamente hasta la exaltada felicidad, histéricamente se lanzó sobre un micrófono y dicen que gritó: “¡Mamá… gol!” La emoción de un gol puede hacer gritar incluso a alguien que le ha sido negada la palabra.

En retórica clásica cuando se habla de las pruebas o medios de persuasión aparece siempre el ‘pathos’, “un término que cubre un conjunto de emociones socio-lingüísticas que el orador aprovecha para orientar a su auditorio hacia la conclusión y la acción que preconiza” (Plantin, 2020). El gol es la unidad discursiva básica, probatoria y conclusiva de un juego llamado futbol.

El gol es el eco de un arquetipo de la victoria y el heroísmo, un eco que nos revela la dualidad de la vida: la derrota para unos y el triunfo para otros, pero que no es siempre fatal sino reversible por vía de la esperanza y el sacrificio. Nos enseña una de las lecciones más bellas para el corazón humano: no importa la desdicha o la cruz que carguemos ahora, siempre puede ocurrir un milagro en el minuto final. Rainer Maria Rilke lo dijo poéticamente “si faltan solamente dos palabras, más aún: si falta únicamente la pausa después de la última palabra de la historia, Dios aún puede llegar.”

Pero también el gol es el logos performativo (hermosa coincidencia que la palabra logos incluya la palabra gol) que nos indica que algo ha ocurrido en el mundo y hasta alguien que no puede escuchar y hablar como Carlos De Marta podría escucharlo, gritarlo y sentirlo; con la piel, la sangre, los huesos y en el recuerdo de su madre.

John Austin propuso que se podían hacer cosas con las palabras. El gol es una palabra que se manifiesta para hacer sentir una emoción sociolingüística, el gol es un argumento pathémico que nos persuade y nos inclina a un universo simbólico: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados. El gol es el eco de un arquetipo divino.

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