La Tarea de Educar
Por: José Rodríguez Salgado
Al maestro Pedro Catalán Encarnación. In Memoriam
En breve las aulas de las instituciones de educación básica, cerrarán de nuevo sus puertas. El inminente fin del ciclo escolar, obligará a realizar otras actividades. Esta situación motiva un balance objetivo sobre lo alcanzado y lo que faltó por desarrollar, especialmente en cuanto al programa de estudios. Algunos estudiantes aprovecharán los días de asueto para viajar dentro del estado o del país. La mayoría se ocupará en labores del campo. Es tiempo de evaluar el esfuerzo conjunto de maestros, directivos, padres de familia y la comunidad.
Por lo que corresponde a la labor docente se impone la ineludible evaluación dentro del vértigo que significa navegar sin brújula en las turbulentas aguas de los ensayos, ocurrencias y nuevas rutas educacionales. El trabajo escolar es de las más extraordinarias actividades del Estado Mexicano, a través de las autoridades de cada plantel y los profesores de escuela quienes muy a su pesar se verán en la necesidad de extender boletas y certificados de estudio aún sin tener los niveles de aprobación exigidos para cada ciclo. Caben las preguntas si los planteles ¿contaron con la debida orientación técnica del cuerpo supervisor? ¿si los padres apoyaron las tareas respectivas para coadyuvar con los profesores? ¿si los libros de texto llegaron a tiempo y si la escuela contó con los elementales e indispensables servicios de luz eléctrica, agua potable, baños, drenaje y una larga lista de necesidades requeridas para la función docente?
Los profesores habrán de discutir colegiadamente sobre los trabajos derivados de la práctica diaria y de la cultura pedagógica en general; harán el análisis y la crítica razonada de métodos y procedimientos idóneos empleados en la enseñanza-aprendizaje. Será valioso el cuadro general de conclusiones, el análisis de documentos doctrinarios, fines y metas de la obra educativa en particular. Ojalá y no sean remisos para esta práctica, en todo trabajo que se respete.
Desde siempre la figura del profesor de grupo está colocada en el pedestal del cariño y estima de la sociedad que vive pendiente de esa importante misión de “hacer crecer a los discípulos”. Esencialmente los maestros construyen y transforman la conciencia del niño; abren sus ojos a la luz universal y despiertan su pensamiento para encontrarse a sí mismo y fundamentar la dignidad humana. El gran pedagogo del exilio español, don Antonio Ballesteros y Usano, insistía en que la educación es un acto de creación incesante, o no es educación.
El quehacer del maestro será exitoso si todos los esfuerzos invertidos guardan fidelidad a la vocación de la propia obra, elevada y digna. El desarrollo que los profesores mexicanos valoren su trabajo y lo realicen con cariño y con auténtica entrega. Sin traiciones, sin claudicaciones o simulaciones. Desafortunadamente hay quienes ocupan espacios de manera impropia y reniegan de su condición de mentores. Son los que denigran la limpia labor educativa, demeritan el propio ejercicio, claudican en lo que debe ser amorosa dádiva. Son los maestros reprobados.
Olvidan la misión radiante, la actitud paternal hacia el hijo que el destino puso en sus manos. A ellos se les dice: recuerden que esta profesión es para selectos y no para inútiles improvisados. El maestro frustrado es como la oruga que al transformarse por mutaciones maravillosas, en mariposa, no supo olvidar el reptante origen. La tarea de educar con su pesado bagaje científico está confiada al maestro mexicano por su honradez; a los intelectuales progresistas y sinceros, responsables e insustituibles.
El verdadero maestro es un alfarero, obrero intelectual que de la arcilla logra una pieza de arte, de manera silenciosa y ejemplar. En el corazón del niño queda grabado para siempre el agradecimiento a quien supo abrir los ojos a la luz, a la belleza y al amor universal. Por sobre toda consideración debemos reconocer al maestro que se supera para obtener mejores resultados, en la cátedra y fuera de ella. Como trabajador calificado es un verdadero artista de la enseñanza, que se convierte en guia, modelo, ejemplo y estímulo.
La sociedad mexicana en un gesto de elemental justicia ha colocado la figura del maestro en el pedestal construido con el mármol de la gratitud y el reconocimiento para aquilatar y formar la personalidad de los niños mexicanos, con responsabilidad y dignidad profesional. Felicidades compañeros maestros.
6 de julio 2023