Vocación y clara honestidad
Por: José Rodríguez Salgado
Un saludo a Gonzalo Vargas, quien profesó un magisterio para el futuro. Lo constaté en Tijuana.
El sabio maestro juchiteco, Froylán Pérez Wooldrich, catedrático en la Escuela Nacional de Maestros, insistía convencido que quien deseara profesar el magisterio debería tener el alma limpia y mantenerla en alto, porque “enseñar es dejar una huella en las vidas para siempre”. Ignoro quiénes hayan sido los mentores normalistas de Carlos Cantú (pertenece a generaciones posteriores a la mía), de lo que si estoy cierto que una figura determinante en su formación fue don Miguel Huerta Maldonado, quien recorrió con lucidez toda la escala pedagógica, desde la enseñanza básica hasta las altas disciplinas del discernimiento. El maestro Huerta influyó en pensamiento y acción de cientos de estudiantes que lo conocieron, trataron y abrevaron de su profunda experiencia y reconocido humanismo.
Carlos Cantú Lagunas al correr de los años recibió de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la medalla Maestro Miguel Huerta Maldonado. Tuve la oportunidad de asistir a esa solemne ceremonia y escuchar el conceptuoso discurso que fue toda una cátedra de contenido pedagógico y un fundamentado esbozo de Política Educativa Nacional.
De1965 a 1973 impartió sus conocimientos en educación primaria y de 1973 a 1994, catedrático de materias pedagógicas en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros y en la Escuela Normal Superior de México. Tuvo un destacado desempeño como Coordinador Técnico de la Licenciatura para Profesores de Educación Secundaria por T.V. (1976). De 1975 a 1994 impartió cursos de Programación por Objetivos (Secundaria #15, D.F.); de Orientación para Asesores Académicos de Secundaria Abierta en el ISSSTE; de Didáctica en la Escuela Normal de Tlalnepantla. Es autor de publicaciones sobre la Técnica Expositiva y Técnicas de Corrillos (1972) y de Tecnología Educativa para la licenciatura en Educación Preescolar y Primaria de la SEP (1976). Es tan rica la Hoja de Vida de CCL que ocuparía varios espacios de esta columna semanal. Por lo pronto hago una pausa para referir a los lectores que todas las actividades emprendidas por el maestro, están presididas por dos valores: el de la dignidad de un lado y el de la serenidad del otro, consagrado sin regateos al cumplimiento de su obra.
En el epílogo de su estancia en Guerrero, algunos envidiosos y mal agradecidos, obnubilados por los celos, le dispensaron incomprensión, calumnia y denuestos de todo tipo. Y es que su inteligencia ofendía, hería a perezosos y malévolos; cubiertos de manchas, podridos en sus llagas. Más los irritaba saber que no podían morderlo ni engañarlo. Carlos carece de talón de Aquiles. Como se ha manejado con limpieza y clara honestidad no es vulnerable; se condujo con la luz que mostraba sus bajezas, con la espada flamígera que los degollaba. Ante su verticalidad se estrellaron, cayeron vencidos y huyeron como los ofidios mordiéndose su cola. No pudieron los perversos.
Son muchas las lecciones que recibimos los becarios de la Segunda Edición de la Enciclopedia Guerrerense que él coordinó. Sobresale su capacidad de organización, su apego a la planeación, su metodología y su agudeza para evaluar resultados. Confieso que fue un jefe verdaderamente excepcional. Recuerdo su responsabilidad, disciplina, puntualidad, pulcritud y energía para derrumbar indolencias, incumplimientos, tardanzas, incomprensiones estériles. Nunca fue presa del desaliento, del pánico, ni avaro para reconocer el mérito ajeno, distante al odio gratuito y al aplauso fácil. Responde con suficiente estatura moral y una cordialidad mayormente eficaz.
Es imposible que el licenciado Cantú, acepte el elogio, su modestia pone a raya a las lenguas viperinas. Lo único que hace es trabajar sin denuedo. He escrito aquí cuanto sé y conozco de él. Habrá quien con mayor autoridad refiera capítulos sobre su vida, recopile sus aportaciones, pensamientos, sentencias, reseñas, discursos, prólogos, presentaciones de libros, homenajes, búsqueda de caminos, descubrimientos y aportaciones pedagógicas. Es un valioso material que no debe perderse. Su prosa es sencilla, fácil de interpretar; su estilo es directo, preciso y justo, bien gobernado. Sus interpelaciones resultan ágiles y rigurosas, no se diga de una sintaxis pulcra e inobjetable. Pongo como ejemplo el libro “Magda, una vida de lealtad”, muestra de la mejor escritura en homenaje a la gran educadora Magdalena Vázquez Martínez. El 4 de noviembre de 2021 se presentó este libro de colección en la capital de Guerrero.
Su palabra es eslabón de comunicación plena e irrebatible. No está por demás insistir ante quienes no lo conocen que su comprensión humana es infinita, su rigor moral inconmovible. En él la ideología no es lo que hace la historia, si no la acción de la sociedad civil y su realidad cultural, la que la explican. Maestros como él son los que edifican el México que sueñan las nuevas generaciones.
P.d. Expreso las más sentidas condolencias a familiares y amigos del Lic. Alejandro Bello Hernández, por su deceso el 3 de marzo de 2025. RIP.
Marzo 6 de 2025.