Por: Brian Vicario Figueroa


Iguala, Guerrero, Enero 6.- Al propósito del día internacional del periodista el pasado 04 de enero; hoy hablaremos de un tema que preocupa al gremio informativo, y que debería preocupar a toda la sociedad, me refiero a “El periodismo en México”. El ejercicio del periodismo en México se encuentra en una encrucijada desafiante, caracterizada por un entorno inestable donde la integridad y seguridad de los periodistas están constantemente amenazadas. En este contexto, el país se erige como un escenario complejo, marcado por la creciente violencia, la impunidad endémica y una dinámica donde el cruce entre la labor periodística y los intereses políticos y económicos a menudo desencadena consecuencias perjudiciales para quienes buscan informar de manera crítica y objetiva.

México se ha consolidado como uno de los países más peligrosos para los periodistas, con un alarmante número de agresiones, asesinatos y amenazas registrados. La lucha contra el crimen organizado, la corrupción institucional y otros problemas sociales ha llevado a que los periodistas se conviertan en blanco de violencia, muchas veces en represalia por su trabajo investigativo.

La violencia física y las amenazas de muerte son, lamentablemente, parte integral del entorno en el que los periodistas mexicanos realizan su labor. Reporteros que investigan temas sensibles, como narcotráfico, corrupción gubernamental o derechos humanos, a menudo enfrentan represalias directas. La impunidad que rodea a muchos de estos casos solo agrava la situación, creando un ambiente en el que los agresores rara vez son llevados ante la justicia.

Además de la violencia directa, el periodismo en México enfrenta amenazas más sutiles pero igualmente dañinas, como la censura y la auto-censura. La presión política y económica sobre los medios de comunicación a menudo limita la capacidad de los periodistas para informar con independencia. El miedo a represalias puede llevar a la autocensura, donde los periodistas evitan temas delicados para evitar consecuencias negativas.

La impunidad es un factor crítico que perpetúa el ciclo de violencia contra periodistas en México. La falta de investigaciones exhaustivas y la ausencia de castigos ejemplares crean un ambiente en el que los agresores se sienten libres de actuar sin temor a consecuencias legales. Esto contribuye a un clima de inseguridad constante para los periodistas y socava los principios fundamentales de la libertad de expresión.

Abordar los riesgos asociados con el periodismo en México requiere un enfoque integral. Fortalecer el sistema judicial para garantizar una investigación y persecución efectiva de los ataques contra periodistas es esencial. Además, la protección de los derechos humanos y la libertad de expresión deben ser prioritarios en la agenda política.

Promover una cultura de transparencia y apertura en las instituciones gubernamentales puede contribuir a reducir la corrupción y mejorar el entorno en el que operan los periodistas. Asimismo, el respaldo internacional y la solidaridad de la sociedad civil son fundamentales para presionar por cambios significativos y crear conciencia sobre la importancia de un periodismo libre y sin temor.

El riesgo inherente de ser periodista en México es una realidad que no puede ser ignorada. La comunidad internacional, los líderes gubernamentales y la sociedad civil deben unirse para abogar por la protección de los periodistas, la rendición de cuentas y la creación de un entorno en el que la libertad de expresión sea respetada y valorada. Solo a través de esfuerzos coordinados y persistentes se puede esperar un cambio significativo en el panorama del periodismo en México y la eliminación de los riesgos que enfrentan aquellos que buscan contar las historias que realmente importan.

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