Los niños y la tecnología: Qué hacer y qué no hacer – Don Chimino
Por: J. David Flores Botello
LOS NIÑOS Y LA TECNOLOGÍA. – En la era digital en la que vivimos, la relación de los niños con la tecnología se ha vuelto cada vez más relevante en su desarrollo y bienestar. Como padres o educadores, es fundamental comprender cómo orientar a los pequeños en el uso adecuado de la tecnología para maximizar sus beneficios y minimizar los riesgos asociados. A continuación algunos ejemplos sobre qué hacer y qué no hacer al respecto. Qué hacer; 1.- Establecer límites claros: fije reglas concretas sobre el tiempo que pueden pasar frente a pantallas, así como el tipo de contenido que están autorizados a consumir. Establecer horarios específicos para utilizar dispositivos electrónicos y promover actividades al aire libre y el juego físico; 2.- Participar activamente: Acompañar a los niños en su interacción con la tecnología es crucial. Debe estar al tanto de las aplicaciones que utilizan, los sitios web que visitan y las redes sociales en las que participan. Dialoguen abiertamente, aborden cualquier pregunta o inquietud que puedan tener; 3.- Promover el contenido educativo: Utilizar la tecnología como una herramienta para el aprendizaje y la exploración. Hay muchas aplicaciones y plataformas educativas que pueden enriquecer su experiencia y ayudarles a desarrollar habilidades cognitivas, creativas y sociales; 4.- Establecer un ambiente seguro: Configurar filtros de control parental, supervisar la privacidad en línea y enseñar a los niños sobre la importancia de proteger su información personal al navegar por internet; 5.- Fomentar la creatividad: Animar a los niños a utilizar la tecnología de manera creativa, creando contenido digital, programación básica o editando vídeos, así estimulará su imaginación y habilidades artísticas.
Qué NO hacer: 1.- Descuidar la comunicación directa: Aunque la tecnología es una herramienta útil, no debe reemplazar la comunicación cara a cara con los niños. Es esencial dedicar tiempo de calidad para interactuar en persona y fortalecer los lazos familiares; 2. – Permitir un uso excesivo: Evitar que los niños pasen largas horas consecutivas frente a pantallas, porque puede afectar su desarrollo físico, emocional y social. Establecer pausas y límites para garantizar un equilibrio saludable; 3.- Ignorar las señales de alerta: Estar atento a posibles señales de adicción a la tecnología, como cambios en el comportamiento, alteraciones en el sueño o el estado de ánimo, y actuar de manera proactiva si es necesario buscar ayuda profesional; 4.- Descuidar el ejemplo: Los adultos también deben ser conscientes de su propio uso de la tecnología, ya que los niños tienden a imitar los patrones de comportamiento de sus cuidadores. Es importante fijar un buen ejemplo en el manejo responsable de dispositivos electrónicos; 5.- Subestimar la importancia del equilibrio: Si bien la tecnología puede ser beneficiosa en muchos aspectos, es esencial mantener un equilibrio saludable con otras actividades y formas de entretenimiento para garantizar un desarrollo integral de los niños. El uso de la tecnología en el cuidado de los niños puede ofrecer numerosos beneficios si se gestiona de manera adecuada y equilibrada. Al seguir estos, podrá contribuir a que los niños disfruten de los beneficios que la tecnología puede brindar, al tiempo que se protege su bienestar y desarrollo integral. Además, el uso excesivo de Internet en los niños puede provocar efectos negativos en su bienestar mental, como la ansiedad y la depresión. El acceso constante a pantallas y la exposición a contenidos inapropiados pueden aumentar el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad y depresión, especialmente en un contexto digitalizado como el actual. Por tanto, es crucial monitorear y limitar el tiempo que los niños pasan en línea para prevenir posibles repercusiones en su salud emocional. ¿Cuánto tiempo es recomendable que estén los niños y adolescentes ante una pantalla? Eso lo veremos en una próxima colaboración. Hoy, quiero enviar una felicitación para mi querido hermano José Elías Flores Botello que hoy celebra un año más de vida. ¡Muchas felicidades don Eli! Dios te bendiga con salud y alegría. Te quiero mucho.
DON CHIMINO.- Ora sí que ta´cayendo bien y bonita la sabrosa lluvia. Es requete bonito recordar con el canto del gallo, del pájaro primavera y luego casi enseguida los gorriones grises y los de pecho rojo y las palomas con su pausado y arrullante cuu cuu, cuu cuu. Se siente bien a todas márgaras salir a caminar con la fresca a la calle, al campo o subirse al techito on ta el tinaco de agua pa contemplar la gorda cortina de nubes apretujadas como hatos de borregos pastando sobre los cerros que forman la cuna de mi tierra. El paisaje arrebolado que se mira cuando el Sol, como todos los días, se abre paso echando sus rayos a esta tierra que tan sedienta ´taba, es realmente almirable, se queda uno alelado. Qué maravilla de la naturaleza, verdá de Dios. La paz que se oye, se respira y se suspira cuando empieza amanecer en esta Cuna de la Bandera ya la quisieran en otros lados. Bueno, no siempre ni en cualquier momento. La semana que apenas pasó, taba yo en eso de las suspiraciones y contemplaciones del amanecer cuando de pronto escuché una máquina. En un principio pensé que era una pipa de agua descargando en algún cantón de un vecino cercano, pero no, era los señores jumigadores de zancudos que pasaron echando un humo jediondo. Jue una gran nube fina que corrió como una ola expansiva desparramándose a todo lo largo. Cuando me di cuenta que eso era, pensé :”patitas pa´que las quiero” y me bajé por las escaleras como si viera visto al mismo demoño. Jueron dos escaleras pero se me hizo eterna la bajada porque la nube se metió pa dentro de la casa y en vez de elevarse se bajó p´abajo. Por un momento tuve que detenerme pos no miraba nada. A tientas bajé por la escalera de caracol y, cuando me metí p´adentro del cuarto onde bien acurrucadita dormía mi Puchunga con su mini esplit en 24, sentí como que me faltaba el resuello. Pensé que por tanto veneno que ´bía respirado en un rato iba yo a empezar a tembelequiarme como zancudo antes de estirar las patas. Me sentí mariado y mejor me metí al baño, me eché harta agua en la cara y a luego en la tatema. En eso, mi boca se empezó a aguar, tonces, corrí a la taza del baño y empecé a gomitar puro agrio y amargo hasta que sentí que ya no tenía más qué sacar. Me volví a lavar la cara, me miré en el espejo: taba yo color pan crudo y lacio de mi cara, me sentía desguanzado y me entró harto frío. –“¿Estás bien Chimi?” Preguntó mi Púchun con voz de preocupación. Seguro oyó mis ruidos gomitosos que por más que quise no pude evitarlos. Cuando me miró me preguntó que qué me ´bía pasado y me llevó de un brazo a la cama, me ayudó a acostarme, me puso unas calcetas, me tapó con dos cobijas y corrió a la cocina mientras yo temblaba debajo de las cobijas. Cuando regresó, llevaba en su mano una jeringota con una cosa negra adentro y un vaso con leche. De pensar que me iba a inyeptar a punto estuve de salir corriendo por el otro lado de la cama, pero no pude. –“Abre la boca”, me dijo. Obediente, la abrí mirando cómo la jeringa sin aguja me la ponía en mi boca. Le jue pachurrando de poco en poco, era un líquido espeso, prieto y amargoso, me dijo que me lo juera tragando. Con trabajos lo hice, sintiendo que raspaba mi gañote. Tan siquiera no era tanto. Con la misma jeringa le chupó al vaso de leche y me jue dando poco a poco con lo que pude pasarme una especie de polvo pegostioso que tenía como atorado hasta que sentí que se me aclaró mi gaznate. Y como si juera magia, a partir de áhi comencé a agarrar calor y me quedé bien jetón. Cuando recordé a eso de mediodía, agún todavía teba áhi mi vieja, cuidándome. Me dijo que su menjurje jue con tortilla quemada y… híjoles, ya me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.