Tripledemia en su apogeo – Don Chimino

Por: J. David Flores Botello

TRIPLEDEMIA EN SU APOGEO.- En los últimos tres meses hemos tenido muchos niños con cuadros de bronquiolitis aguda y ha llamado mucho la atención que como pocas veces, muchos niños están teniendo problema para respirar por su nariz, tanto lactantes como niños prescolares e incluso escolares. Los virus de la influenza, el sincicial respiratorio y el Covid están haciendo de las suyas y su aparición simultánea se conoce como tripledemia. A veces son familias enteras las que se ven afectadas. El problema es que mucha gente ya no se cuida, ni cuida a los suyos, pocos son los que usan cubrebocas o guardan su sana distancia. Los que corren mayor riesgo son los bebés menores de 1 año y más los recién nacidos. Aún existe la costumbre de besar en sus mejillas a los bebés, incluso, hay padres que los besan en la boca o dejan que sus otros hijos con gripa o tos, les agarren sus manitas, los besen o hasta les tosan en su carita. Es triste ver que algunos bebés recién nacidos se enferman de gripa y tos porque las mamás se enfermaron y no evitaron contagiarlos, los amamantaron sin usar cubrebocas y sin las medidas de higiene como, por lo menos, el lavado de manos antes de alimentarlo y desde luego, un cubrebocas efectivo, el KN95 es el ideal. Otros cubrebocas no protegen suficiente y son permeables, sobre todo los de tela, los que tienen válvula y la mayoría de los estampados que lucen bonitos pero no evitan el paso de los virus a través de ellos. Nunca está de más recordarles la importancia de la respiración nasal porque, en el interior de la nariz tenemos los cornetes, tres a cada lado, como si fueran tres dedos en forma horizontal. Los cornetes son unos huesecillos delgados, esponjosos que tienen funciones muy importantes en la respiración: calientan, humedecen, purifican y filtran el aire. Los bebés menores de tres meses son respiradores nasales, si su nariz se les obstruye, a la hora de mamar, “sueltan la chichi” porque sienten que se ahogan, eso ocurre por el frío, principalmente durante la noche y la madrugada. Hay mamás que dicen que sus bebés tienen gripa solo de noche porque se les tapa su nariz, se les dificulta respirar y que de día están tranquilos. ¿Qué es lo que sucede? De manera fisiológica o natural, los cornetes, cuando reciben el aire ambiental frío, se hipertrofian, es decir, se esponjan, como un globo tipo salchicha que se infla. Lo hacen con la finalidad de aumentar su superficie de contacto con el aire frío que respira el bebé, favoreciendo su calentamiento justo en el momento por el que circula entre ellos para que, de esa manera, llegue con la temperatura corporal normal al interior de los pulmones. Por eso esos niños sufren cuando hace frío, pero al llegar el mediodía, andan como si nada. Por eso no es una gripa o gripe, porque, cuando hay un virus, el niño tiene problemas para respirar tanto de noche como de día. Son cosas distintas y es importante hacérselos saber a los afligidos padres que sufren junto con sus bebés, sin embargo, sea uno u otro problema, el uso, sorprendente y tranquilizador del spray con solución salina conocida como solución fisiológica o agua de mar ha venido a salvar a muchos niños del uso y abuso de medicamentos antihistamínicos orales y peor, los usados a base de gotas nasales, al aplicarlas en la naricita del bebé, da la sensación de mejoría casi de inmediato debido a que producen vasoconstricción lo cual le quita lo esponjado a los cornetes, pero, evitan el calentamiento del aire perjudicando la vía aérea de los bebés con la posibilidad de enfermarlos o afectarlos más pues, a los 2 o 3 horas que pasa el efecto de las gotas vasoconstrictoras, los cornetes tienen una especie de rebote y se esponjan más de lo que estaban antes de aplicarlas. Por la presencia de la tripledemia casi siempre es indistinguible qué virus es el causante del flujo nasal, de la tos acompañados o no de fiebre. ¿Cuál es el remedio más efectivo? La respuesta es: el uso adecuado del agua de mar estéril en spray. Dos disparos en cada fosa nasal cada 6 o cada 8 horas, pero bien aplicado, sin miedo, aunque al bebé le desagrade, es por su bien. El líquido debe traspasar la obstrucción y llegar a la garganta, si no se aplica bien, es como si no se aplicara.

DON CHIMINO. – Hace cuatro días jui a darme una vuelta al zócalo, al que le mentamos Parque Juárez. Ya no es el mismo, nos lo cambiaron todito. Ta´ mucho más ancho y largo pa´ todos lados, todo su ruedo lo enancharon casi al triple de lo de antes y a no ser porque los comercios, la iglesia, el Museo de las Banderas que tan al ruedo son los mismos, diríamos que tamos en otra ciudá porque no se parece ni tantito al que jue nuestro zócalo de aquellos tiempos, en que nos íbamos a echar un preparado al “Osito” o a dar vueltas siguiendo o acompañando a alguna chamacona o sentarse en una de sus antiguas bancas a verlas pasar. ¡Ay tiempos aquellos! Onde sí la cajetiaron y feo, jue con vernos quitado nuestro quiosco y ponernos ese techote como hongo aplastado que parece como pa´ que aterrice un ovni. Ese día jui pasadito de las 5 de la tarde, el sol ya taba queriendo ocultarse atrás del cerro Grande y anque la calor ya ´bía bajado, la mayoría de las plantitas que recién plantaron, se miraban bien tristes y más triste me puse yo al ver que unas ya se taban secando. Enclusive, les eché la mitan de mi botella de agua que me llevé pero, ¡uuuh! Pior que una miadita de gato, son tantas las plantitas que apenas con una pipa de agua alcanzaría uno a regarlas. Ójala que no las dejen morir. Imagínese, agu no inicia ni tantito la calor que sabe hacer y ¿cómo tarán para fines de mayo que empieza a cáir l´agua? Le di dos vueltas al zócalo y a luego me metí en el pasillo de en medio, me senté bajo la sombra de un árbol de trueno y a poco rato se me antojó recostarme, asina le hice, cerré mis ojos un ratito y en eso, oyí que dos muchachones se encontraron mero a un lado de onde yo taba y oyí que dijieron:

– “¡¿Qué onda mi Tigreee?! ¿Qué pex?, ¿dónde andas güey?
– ¡¿Qué pedo mi Lencho?! ¡¿Qué milagro güey?!

– Entreabrí un ojo y alcancé a ver que el tal Tigre era medio güero, ojo claro, medio mamado, no muy alto, como de 25 o 30 años, el Lencho era de más o menos la misma edad pero más alto, flacón, medio moreno, con bigote ralo, estilo Cantinflas, y una barbita de piocha, tambor rala que dijo:

– ¿Qué onda güey? ¿Sigues con la Vero güey?

– No, güey, la pinchi vieja, güey, se encabronó, güey, porque un día, güey, me puse pedo, güey. Me ligué a una morrita en el antro, güey, la saqué a bailar güey, y me la anduve fajando, güey, y no me fijé, güey, que ahí estaban, güey, unas amigas de ella, güey. Fui con Lolo, el Bidón, sí te acuerdas de él ¿no güey? El pedo, güey, fue que el pinchi Bidón, güey, se la armó de pedo a otro vato, güey, y se agarraron a madrazos, güey.

– ¡Ay no mames güey! Ese pinchi Lolo, güey, de por sí, güey, es un mecha corta, güey, con tantito se prende, güey. ¿Y sí se armó el desmadre güey?

– ¡Sí güey! Y es que el otro, güey, traía a su banda, güey, y ni modo de dejarlo sólo al Bidón, güey, le tuve que entrar a los putazos, güey. Eran cinco ellos, güey, un vato como de tu estatura, güey, lo estaba agarrando por el cuello güey, otro le tiraba chingadazos en la panza, güey, que llego, güey, y que le meto una patada en los güevos, güey, que le suelta la cabeza güey, y en eso el Lolo, güey, que agarra una botella de caguama, güey, que la rompe en el piso, güey y que se les va encima, güey. Si quiera no le alcanzó a darles, güey, los vatos güey, se culearon, güey. Mejor se fueron, güey. La morra también se fue y me la pelé, güey. La pinchi Vero se encabronó, güey, pero no le duró ni un mes su coraje, güey.”

– Después de oír su historia, mejor me senté, ellos me arriendaron a ver, se callaron unos segundos y yo, mejor me jui pa´siguieran paticando a gusto y… ándales, ya me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.

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