Hospital Infantil en Iguala, ¿Hasta cuándo?-Don Chimino

Por: J. David Flores Botello

HOSPITAL INFANTIL EN IGUALA, ¿HASTA CUÁNDO?.- En junio de 1985 dejamos la plaza-base en el IMSS de Aguascalientes y regresamos a mi terruño después de 12 años que salimos ilusionados hacia la UNAM, y de ahí al Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional (HPCMN) del IMSS (hoy Siglo XXI). No había cirujano pediatra aquí en Iguala y sí niños con problemas que ameritaban manejo especializado. En aquel tiempo no había vacuna contra dos bacterias muy agresivas: el Haemophilus influenzae B y el neumococo. Ambas bacterias causaban cuadros graves de meningitis y neumonía, enfermedades ambas que ponían en peligro la vida de los niños, sobre todo los menores de 2 años. Un entrañable amigo compañero de banca en la primaria (qepd) y excelente locutor de la radio, una mañana, llamó solicitando consulta para su nietita de apenas unos días de vida que hacía unos momentos, había empezado a tener unos movimientos anormales. De inmediato la valoramos, tomamos una muestra de líquido cefalorraquídeo de su columna el cual salió turbio (debe tener color agua de roca), lo que indicaba que se trataba de una neuroinfección (probable meningoencefalitis bacteriana). De inmediato le aplicamos antibiótico intramuscular y, como era derechohabiente del IMSS, nos pusimos en contacto con un compañero-amigo quien se encontraba como médico adscrito al servicio de neonatología en el HPCMN, le comentamos el caso y nos autorizó que de inmediato llevaran a la bebita, que le enviara la muestra del líquido para que allá la analizaran, cultivaran y saber qué germen era. Como la recién nacida estaba estable, la familia se encargó de llevarla directamente al hospital, la recibieron de inmediato. Estuvo en el servicio de neonatología (área de infectados) y a los 5 días la dieron de alta, sin haberle quedado ninguna secuela. Cuando un niño con una neuroinfección no se atiende rápido y bien, la morbimortalidad es alta, pocos sobreviven y quienes lo hacen quedan con secuelas neurológicas, como parálisis, convulsiones, sordera y retraso mental. Obviamente, y como siempre, los más afectados eran y siguen siendo los niños de familias pobres. También, un virus que tiene forma de rueda y por eso se llama rotavirus, causaba miles de hospitalizaciones en todo el mundo. Este virus, produce vómito, diarrea líquida, frecuente y abundante, fiebre y deshidratación rápida. Afecta a niños menores de 5 años. Los menores de 2 años con mayor frecuencia. Cada año los hospitales se llenaban con niños deshidratados principalmente en enero, febrero y marzo. Muchos niños fallecieron por no atenderse a tiempo, por no ser manejados debidamente, porque no se daban abasto en los hospitales públicos y por no haber suficientes pediatras. El rotavirus sigue produciendo casi medio millón de muertes en el mundo a pesar de que desde el inicio del milenio se cuenta con una vacuna que, si bien, al igual que muchas vacunas, como contra COVID, no evita la enfermedad, pero los cuadros son mucho más leves y no ponen en peligro la vida de los niños. La vacuna contra Aemophilus influenzae B se aplica desde principios de 1990 y, contra neumococo y rotavirus desde el inicio de este milenio. Las tres vacunas se aplican desde los 2 meses de edad, lo cual ha traído como consecuencia una importante disminución de niños hospitalizados por enfermedades producidas por los tres microbios. En la actualidad, muchos niños se hospitalizan, indebidamente desde nuestro punto de vista, porque presentan bronquiolitis aguda la cual, afecta principalmente a niños menores de 2 años. Produce mucha tos, a veces dificultad respiratoria, bajas saturaciones de oxígeno (sin que ello sea tan grave como en el caso de COVID) y la renuencia a usar broncodilatadores y esteroides en los hospitales hace que tarden para mejorar. Ya se cuenta en los países desarrollados con la vacuna contra el principal virus que causa la bronquiolitis, el virus sincitial respiratorio, pero no se aplica de manera masiva, solo a niños de alto riesgo o inmunocompetentes. Cada vez hay menos urgencias pediátricas por enfermedades infecciosas, ahora son las enfermedades hematológicas, como la leucemia, los tumores, niños prematuros, con malformaciones congénitas, los accidentados, intoxicados y, desgraciadamente, heridos por arma de fuego. A 38 años de nuestra llegada, sigue sin haber suficientes pediatras, cirujanos pediatras y no se cuenta con un, no solo necesario sino indispensable Hospital de Pediatría. Cuando un niño requiere hospitalización de tercer nivel, lo más cercano es en el Hospital del Niño y Adolescente Morelense, ubicado en Emiliano, Mor. Donde cada vez es más difícil que reciban un paciente de Guerrero, aduciendo que es solo para los niños de Morelos. Hace como dos sexenios, podíamos mandar niños para que fueran valorados en el Instituto Nacional de Pediatría (antes IMAN) y/o al Hospital Infantil Federico Gómez, ambos en la ciudad de México. Muchos niños se quedaban internados, por supuesto, con un mejor pronóstico que manejarlos en un hospital general público o privado. Ahora no los reciben, el bloqueo, la resistencia y la negación es la regla. Entendemos que también están saturados como para recibir pacientes por cualquier causa siendo que, algunos, pueden manejarse en hospitales de segundo nivel, pero, si un niño requiere cirugía, es mejor que lo opere quien para ello se preparó, además, no solo es operarlos, muchas veces se requiere una terapia intensiva pediátrica y ningún hospital local cuenta con ella. En nuestro estado, en nuestra ciudad, es un grave problema no contar con un hospital pediátrico de alta especialidad. Hace unos 2 años se hablaba de que se había autorizado que se hiciera uno aquí en Iguala, que incluso el ayuntamiento había donado unos terrenos cercanos a los llamados “terrenos de la feria”, pero al parecer los vecinos de esa área se negaron. Años van, años vienen, trienios van, trienios vienen y solo promesas de campaña hemos oído cada vez que hay elecciones a la presidencia municipal de Iguala y ¿qué se ha hecho? La respuesta es, nada. ¿Cuántos niños más deben morir para que se haga realidad un hospital infantil público en Iguala?
DON CHIMINO.- Pa´ qué les voy a decir que no, si sí. Todos los días me aviento la mañanera y dije en género femenino, no masculino, no piensen mal de que todos los días me echo el mañanero, ese nomás a veces, jiar, jiar. Ya le caigo gordo a mi Puchunga de que toy enlelado oyendo, al que, para mí, es el mejor Presidente que me ha tocado vivir. El Daví, que es más vetarro que yo, me presume que, el año en que nació, México y los Yunais Teis se pusieron de acuerdo pa´ que el dólar costara 12.50 pesos y que asína siguió costando hasta cuando él ajustó 22 años. Que en 1971 nuestros paisanos del Norte causaron una crisis financiera que hizo que su moneda se devaluara y, como México dependía del dólar, tenía que devaluarse tambor. Me dijo que dende 1976, el entonces Presidente Luis Echeverría determinó dejar flotar al peso pa´ que juera el mercado el que fijara su precio en relación con el dólar. Flotó tanto que se jue hasta las nubes. Yo me acuerdo re bien de ese entonces cuando, en casi dos meses, se devaluó más del doble y me dio harto coraje porque todo subió de precio. Ya tenía vistos unos botines marca Domit de una tienda que taba en la esquina de Guerrero con la Calle de los Jarros. Taba yo en la secundaria y por las tardes iba a enderezar bidones de lámina gruesa que taban pachacatos, a puro mazazo, sobre un riel, con el amigo Chico Veloz, hijo de don Timoteo Guadarrama, alias, el Mago de Ur. Nos pagaba 7 pesos por cada bidón, en veces era uno o dos bidones por semana. Los botines costaban 65 pesos y, cuando por fin los junté jui a comprármelos y mi sospresa jue que ya costaban 95 y, al mes siguiente, 140 morlacos. Dende entonces era devaluación tras devaluación y cada vez nuestro peso costaba menos. Ora tenemos nuestra moneda más fuerte como no se miraba dende hace más de 30 años. Agu no lo puedo creer. Y no solo eso, no hay fuga de capitales, al contrario, hay harta inversión etstranjera, hartas obras, a hartas gentes se les dan becas y ya se redució el número de gentes pobres en el país. Por cierto, cacturé una imagen de la mañanera onde venía el crecimiento del sureste, el primer lugar Oajaca 13.1%, Tabasco 11.5%, Quintana Roo 8.2%, y ¿qué creen? Guerrero solo 1.2%, ¡ambrón! ¿Por qué no se ponen buzos caperuzos las autoridades tanto estatales como menucipales pa´ que aquí tambor ahiga grandes obras?, pero de eso, ya les paticaré en la prótsima porque, otra vez, me volví a colgar, áhi nos pa l´otra, graciotas.

Comparte en: