Ictericia neonatal – Don Chimino

Por: David Flores Botello

ICTERICIA NEONATAL. – Cuando un recién nacido tiene coloración amarillenta de la piel y la esclerótica (lo blanco de los ojos) se conoce como ictericia neonatal, la cual es causada por niveles elevados de bilirrubina en la sangre (hiperbilirrubinemia). Se considera recién nacido a todo bebé menor de 28 días. El 50% de los bebés de término y el 80% de los bebés prematuros pueden presentar hiperbilirrubinemia la cual se considera grave cuando es mayor de 20 y extrema cuando es mayor de 25-30. La ictericia neonatal se clasifica en fisiológica (la cual es leve, transitoria y ocurre principalmente del día 3 al 5) y la patológica en la que se presenta una elevación anormal como consecuencia de una afectación subyacente, a algún problema de obstrucción de las vías biliares o por algún problema en el hígado. Los factores predisponentes para la presencia de ictericia leve a grave son: menor edad gestacional, lactancia materna exclusiva, ictericia que se presenta antes de las 24 hrs. de nacido, enfermedad isoinmuno-materno-fetal (problemas por el tipo sanguíneo), enfermedad hemolítica. También son factores predisponentes cuando un hermano anterior con ictericia requirió de fototerapia, cuando hay cefalohematomas (chipotes) importantes, la raza asiática oriental y la prematurez. En más del 60% no se identifica la causa u origen de la ictericia. Existen dos tipos de bilirrubinas: la directa o conjugada y la indirecta, libre o no conjugada. En la ictericia fisiológica, la más frecuente, se encuentra elevada la bilirrubina indirecta (BI) que, como no es hidrosoluble, no se puede eliminar por la orina y las heces fecales. Cuando la bilirrubina conjugada se encuentra elevada debe iniciarse la investigación de la causa. La ictericia debe ser valorada cada 8 a 12 hrs. en una habitación bien iluminada, niveles de 5 mg ya son detectables, sin embargo, el color amarillo aparente no es confiable para suponer un determinado nivel de bilirrubinas. La BI atraviesa la barrera hematoencefálica (protectora del cerebro) y es así cómo los niveles altos pueden causar una disfunción neurológica como la visomotora (incapacidad para coordinar la visión con el movimiento del cuerpo), pérdida de la audición y del habla. Puede presentarse una encefalopatía aguda y haber letargo, hipotonía, mala succión, llanto agudo, irritabilidad, estupor, coma e hipertonía. La afectación más grave es el kernícterus que puede ocasionar parálisis cerebral, hipoacusia (disminución de la audición) y déficit intelectual. Siempre que un bebé presente ictericia se debe interrogar sobre el tipo y la calidad de la alimentación, la producción de orina y heces fecales, presencia de fiebre, la historia del nacimiento, resultado del tamiz metabólico, antecedentes de diabetes materna y el historial de medicamentos que toma la madre. Si la ictericia comienza después de la tercera semana de vida seguramente existe un problema y deberá investigarse. Si un bebé presenta ictericia leve por más de 1 mes, come y sube bien de peso y se ve sano, no requerirá de análisis de bilirrubinas, seguramente en 2-3 semanas más desaparecerá por sí sola. Si tiene ictericia, se ve sano y su popó es amarilla, lo más seguro es que se trate de una ictericia fisiológica que desaparecerá de manera espontánea. Artículos recientes han descartado que la luz solar ayude a disminuir la ictericia, por lo que, la recomendación de sacar a los niños al sol cuando tienen ictericia no tiene fundamentos.


DON CHIMINO. – ¿Qué necesidá digo yo, de tar ocultando las cosas? ¡Ah cómo hay gentes desconfiadas! A ver, ¿qué le costaba a Beto decirme que iba a hacerle una fiesta sospresa a Norma, su mujer? Ni que juera uno argüendero o chismoso. Anque les confieso, en veces a mi Puchunga le patico algunas cosas, a algunos de mis compas tambor, pero nomás unas, otras no, bien que me las quedo, sé guardármelas. Y sí, se los digo a lo mero macho: anque me hagan mano de cuchi sé quedarme chitón, hago mutis y nomás no sale de mi ronco pecho ni un secreto que alguien me ahiga confesado o que yo sepa. Asina que, como ya taba desembuchando, mejor nos quedamos callados yo y Pedro, sentados en una banca de bambús, uno a cada lado de Beto y, no sé si porque los palos derrondos pachurran mucho las tepalcoanas o pa agarrar más aigre, se paró de pie y nos siguió paticando:
–“Esta mañana cuando llegamos al estacionamiento me les adelanté, les dije que me esperaran en la taquilla. Habíamos quedado con Coquis que le iba a entregar la llave para abrir un cofrecito de madera de Olinalá donde guardé los llaveros de plata, el estuche con los aretes, el collar y anillo de diamantes y esmeraldas. Esa caja y todos los recuerdos que les di: los elefantes de alabastro, los llaveros de plata y las pinturas en papel amate hechas en Xalitla, los llevaba en bolsas negras en la cajuela del Audi. Ayer que se lo trajo la grúa para Cuernavaca, si te acuerdas Chimino, eché la llave del auto en dos vasos de plástico, metido uno dentro del otro, los sellé muy bien con Diurex, anoté el nombre de Georgina con plumón de tinta indeleble y le di 500 pesos al chofer de la grúa para que, de propia mano, se la diera al vigilante de la agencia con el que me había puesto de acuerdo para que se la entregara a Coquis que, cuando llegó la grúa a la agencia, ella ya estaba ahí
junto contigo Pedro. De esa manera evité que los de la grúa o en la agencia fueran a abrir la cajuela. No podía arriesgarme a un posible hurto. Muchas gracias Pedro, tú y Coquis me han apoyado muchísimo, me hicieron un gran parón con lo de las bolsas negras, no sé qué hubiera hecho sin ustedes. Por cierto Chimino, alcancé a ver que me seguiste y te diste cuenta de mi entrevista con Coquis, pero, no podía decirte nada y me hice el desentendido, como que no te vi, para que no me preguntaras nada al respecto, era una sorpresa para Norma. Después de que en la taquilla nos pusieron los brazaletes, se presentó el guía con nosotros, tenía la indicación de llevarlos a ti Chimino, a tu esposa y a Norma a recorrer algunos de los siete jardines de aquí mientras yo me les perdía para ir con Juanita, había quedado de verla en el jardín Laberinto de los Sentidos para que me entregara el reporte de patología, le dije que si quería me lo mandara por WhatsApp o a mi correo, pero, me dijo que no, que me tenía que entregar unas laminillas de no sé qué, que era importante que las guardara porque tenían las muestras de las biopsias que me hicieron. En lo que anduvimos viendo los jardines me estuve mensajeando con Juanita, incluso le llamé, muy nerviosa y preocupada me dijo, casi tartamudeando, que le habían entregado el reporte, que lo vio y mejor decidió solicitar la opinión de un urólogo del Hospital de Cancerología porque, quien había revisado las laminillas era el patólogo de guardia, el titular se fue a Cancún aprovechando el puente vacacional. Que la disculpara, que iba a llegar más tarde. Desde ese momento presentí algo muy grave, seguramente mi cáncer ya estaba muy avanzado y quien realmente tiene peligro de perder la vida soy yo y no Norma con su cáncer de mama, qué bueno por ella pero me duele mucho que va a sufrir cuando yo me vaya.”
Después de decir eso, Beto se echó de tún tún su güisqui doble, ni gestos hizo, y de pronto como apurado, sacó vribrando, su celular de la bolsa trasera del pantalón. –“Es Juanita”– nos dijo, contestó la llamada y se alejó como unos 20 pasos, después de unos 2 minutos regresó, nos dijo que ella estaba aquí, que se verían en la entrada al auditorio al aire libre, muy cerca de onde tábamos. Que le dijo que taba paticando con nosotros, ella prefirió no saludarnos ni hacerse presente para que no la juera a ver Norma, podría pensar algo mal pues ella supo que salieron varias veces cuando taban en la prepa. Beto se echó a andar hacía onde quedó de verse con Juanita. Pedro me dijo que iría al restaurán por una copa, yo, le dí un trago a la mía y, cuando miré que Pedro se alejó, me jui casi corriendo por donde se ´bía ido Beto y, cuidándome esta vez de que no me viera, dende atrás de una jacaranda, pude ver a la mujer del vestido rojo: Juanita ya no era la chica aquella de la secundaria, pelo lacio al hombro con tupé, delgadita, piernas largas y delgadas y falditas cortas. Ora llevaba pelo corto, lentes escuros, taba pechugona, pompuda, con cinturita de gallina y muy elegante. Se dieron un abrazo, un beso en el cachete, ella le entregó un envoltorio, una carpeta con papeles y, cuando miré que se volvieron a dar otro beso en el cachete, me eché a correr rumbo a la banca a onde ´bíamos estado y… ¡ándales!, ya me volví a colgar, áhi nos pa l´otra , graciotas.

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