Termorregulación en el recién nacido – Don Chimino
Por: David Flores Botello
TERMORREGULACIÓN EN EL RECIÉN NACIDO. – La temperatura normal de un recién nacido es la misma que la de un adulto, 36.5 a 37 grados Celsius, pero, el recién nacido o neonato entre más inmaduro es, más dificultad tiene para controlar su temperatura la cual puede bajar tanto que pondría en riesgo su vida. La termorregulación es la capacidad de mantener un equilibrio entre la producción y la pérdida de calor para que la temperatura esté dentro del rango de lo normal. El neonato tiene una limitada capacidad para producir calor y los mecanismos de pérdida de calor pueden estar aumentados sobre todo en los prematuros. Existen cuatro mecanismos por los cuales el calor es transferido desde y hacia la superficie corporal: la conducción, que es la pérdida o ganancia del calor corporal a una superficie fría o caliente en contacto directo con el neonato, por eso, es conveniente valorar la temperatura de objetos que entran en contacto con él; la convección es la pérdida o ganancia de calor corporal hacia una corriente de aire o agua que envuelve al neonato. El calor o el frío ambiental o meterlo al agua caliente o fría son ejemplos; la evaporación es la pérdida de calor corporal asociado a exposición de la piel y/o tracto respiratorio a una concentración de humedad menor a la necesaria y, por último, la radiación que es la pérdida de calor corporal hacia un objeto más frío que no está en contacto con el niño como una incubadora o habitación con paredes frías, aire acondicionado o corrientes de aire frío de puertas o ventanas. Ya hemos dicho que dentro del ajuar que se debe tener cuando va a nacer un bebé, deben de considerar un termómetro para que puedan estar pendientes de la temperatura de los bebés, sobre todo los prematuros o los que nacen muy maduros. Esta semana llegó a México la Segunda Ola de Calor de la temporada y tendremos temperaturas hasta de 40 grados Celsius, lo cual puede hacer que un recién nacido presente fiebre y ser motivo de alarma para los padres y ocasionar el uso indebido y peligroso de medicamentos. A algunos niños les da fiebre porque la habitación donde los tienen está muy caliente, en ocasiones les ponen gorros y vendajes en su ombligo lo que los calienta más, en estos casos lo que hay que hacer es desnudarlos, darles un bañito con agua tibia o colocarle lienzos húmedos tibios en cabeza y abdomen, quitar y volver a poner los lienzos hasta regularizar la temperatura, no se deben usar medicamentos como paracetamol y tampoco usar antibióticos o hacerle análisis innecesarios. Los niños mayores y los adultos, cuando hay mucho calor ambiental sudamos, lo cual ayuda a enfriarnos, pero, los neonatos no sudan, si hace mucho calor, les puede dar fiebre. Un neonato con fiebre debe estar bien hidratado tomando suficiente leche materna y si no orina con regularidad podría agregarse suero oral de 30 mili Equivalentes.
DON CHIMINO. – Heriberto parecía doptor explicando lo tocante a cáncer de mama, se puso a estudiar porque a Norma, su mujer, recién le deteptaron que eso tenía. Mientras me paticaba al pie de la fuente de Neptuno en Jardines de México, yo me imaginaba nomás de verlo, todo el mieditis que taba teniendo porque se juera a poner grave o peor, se muriera su mujer que, tambor, es prima de mi Puchunga que, por cierto, creo que ella ya sabía algo del cáncer pero a mí no me comentó nada. Qué raro porque a ella poco se le da guardar secretos y menos conmigo, pero, recordé que el día anterior ambas estuvieron paticando, casi cuchichiando, en el Otsso fresa de Iguala. Lo que para mí taba siendo una sospresa seguramente ya mi vieja lo sabía, y no me dijo nada. Es más, me quiso sacar, y me sacó la sopa, que yo miré que Heriberto traiba unas bolsas negras en la cajuela de su coche de lujo, jue evidente, no quería que yo me diera cuenta. Su comportamiento chospechocho dél nos hizo pensar que a la mejor le andaba poniendo el cuerno a Norma y ya ven, nada de eso jue sino que le tenía preparado un desayuno sospresa con algunos de sus mejores amigas y amigos de la secundaria y de la prepa pa festejar sus 58 años de nacida y de pilón, su 37 aniversario de bodas. Heriberto me dijo que los estudios primeros que le hicieron de la bubi de su vieja tuvieron algunas dudas porque Norma agún todavía las tiene macizas y le dijieron que lo denso no dejaba ver muy bien las lesiones pequeñas y que le tuvieron que hacer una mamografía quesque con tomosíntesis pa verla en 3D. ¡Ay güey, pensé, ¡que tepnología! Asina les ha de ver salido el chistecito, pero, con todo el dinero que juntaron con su empacadora de chorizo en Laredo en los yunaites, ha de ver sido como quitarle un pelo a un gato. Lanota la que seguro se gastó en el desayuno de lujo que nos dieron en el restaurán donde nos atendieron como reyes. Heriberto metió sus manos dentro de la fuente, las hizo como cazuelas y se aventó agua en su cara dos veces, se la taba secando con un paño blanco que sacó de su bolsa de atrás de su pantalón cuando sentí un rezumbido en mi tepalcoana que me hizo encoger la pierna por la sospresa, era ni celular vribrando, y quien me llamaba era mi Púchun, me dijo que Norma andaba buscando a Heriberto, que pedía su presencia pues quería dirigir unas palabras, se lo dije ipso fapto a él que me dijo: –“Chimino, quiero pedirte de favor que, pase lo que pase, sea el diagnóstico que sea el de Norma, le digas a Fernanda que no deje de animarla, que le llame más seguido y dile que cuando gusten, los esperamos con mucho cariño en nuestra casa de Monterrey, y no se preocupen por los vuelos de avión, van por nuestra cuenta”. Yo, no es que me guste la buena vida pero ya sabe mi lema: “a la gorra ni quien le corra” y claro que le iba yo a decir a mi vieja que tuviera pendiente de la salú de Norma y que pronto juéramos a Monterrey porque Beto me dijo que haría carne asada y nos llevaría a comer birria. En eso tábamos cuando miramos que un carrito de esos que ocupan en el golf llegó echo la mocha, era el guía que dende un principio lo tráibamos pegado y que para todo era atento con nosotros, nos dijo que nos taban esperando y como ta un poco retirado hasta el restaurán mejor jue por nosotros. Nos subimos y en chinga nos llevó, cuando llegamos ya el mariachi se ´bía ido, todos taban sentados, esperándonos, mi Púchun y Norma en la mesa de en medio se alegraron de vernos. Apenas nos tábamos sentando cuando dos meseros llegaron con una pantalla como de 3 metros de ancho y tres de alto, la colocaron enfrente de nosotros, casi al ras del piso, a un lado una bocina montada en un tripie y, en una mesita, pusieron uno que le llaman cañón y lo coneptaron a una lap de esas que trayen una imagen de manzana mordida en la tapa. Heriberto, que se suponía sabía todo el teje y maneje pos él arregló todo para el desayuno sospresa, lo miré que se sacó de onda, arrugó la frente desconcertado y, antes de que preguntara que qué taba pasando, uno de los meseros jue hasta la mesa donde taba Coquis y le dio un micrófono, ella, que ya se había puesto de pie dijo: “–¡Hola todooos! Quiero pedirles a Norma y a Beto que, antes de que nos dirijan sus palabras, nos permitan proyectarles a todos ustedes un video”. Mientras eso nos decía, su hermano, el ingeniero Pedro, echó a andar la computadora y empezó a proyectar un video en el que se miraba a Alberto, su único hijo, que, acompañado de su novia le decía: “– ¡Jelouuu mami!, espero estés pasando un grandioso día de cumpleaños, ¡Jelouu father! Gracias por la fiesta sorpresa para mamá. Mami, seguramente recibiste bellos regalos de tus amigos y, Olivia y yo, queremos darte el nuestro, mira”. En eso se empezó a ver lo que después supe era un ultrasonido, se miraban dos como muñequitos en bolsas separadas, los pies de uno taban del lado de la cabeza del otro, los dos movían sus bracitos y sus piernas, al mismo tiempo, se oyían y veían dos latidos de corazón, durante un largo minuto solo eso oyimos hasta que Alberto les soltó: “– ¡Van a ser abuelos!, Oli está embarazada, doce semanas, son gemelos, niña y niño, ¡Felicidades mamita! ¡Love you so much!”. El video se volvió a repetir, yo, arriendé a ver a Beto, taba como idiotizado pelando los ojos mirando sin pestañiar cómo se movían los cuerpecitos de los bebés. Norma se paró, extendió sus manos hacia el cielo, llorando y dando gracias a Dios, jue entonces cuando Heriberto reatcionó, jue a abrazarla y se pusieron a llorar juntos. Todos empezamos a aplaudir, les echamos porras, primero a la cumpleañera, luego a los abuelos y, mero cuando íbamos a felicitarlos, los meseros quitaron la pantalla, detrás de ella, muy sonrientes, con regalito en sus manos cad´uno, aparecieron Alberto y Olivia, de carne y hueso y… híjoles, ya me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.