Miscelánea febrero 2023 – Don Chimino

Por: David Flores Botello

El martes pasado nos fuimos a dar la vuelta a la feria que desde hace más de medio siglo, año con año (excepto en la pandemia) y en honor a nuestro Lábaro Patrio celebramos aquí en Iguala. Me llevé dos grandes sorpresas: una, la gran cantidad de gentes en todas las instalaciones, pasillos atiborrados de adultos, adolescentes y niños felices y divertidos, la gran mayoría sin cubrebocas y, la otra sorpresa fue que el costo, del también atiborrado estacionamiento, fue de setenta pesos, ¡qué barbaridad!, como si estuvieran pavimentados, techados e iluminados y no, todo lo contrario, abundante polvo, irregularidades del terreno y con arbustos que por estar oscuro tiene uno que caminar con cuidado para no tropezarse con alguno. ¿Quién o quiénes se quedaron con tan jugoso negocio?, ¿Acaso ese dinero va a las arcas municipales? Los precios de la cerveza casi se triplican como cada año siendo un jugoso negocio para la cervecera concesionada y seguramente también para quien o quienes hicieron el contrato con la misma o, ¿por qué tan cara? ¿Quiénes se reparten las utilidades? Y no solo eso sino el dinero que se cobra por los permisos otorgados para los diferentes locales comerciales que ahí se instalan, ¿Y lo del palenque? ¿Y lo de la plaza de toros? La derrama económica es enorme, pareciera que estamos viviendo en una especie de bonanza o, ¿será que la gente tiene deseos de divertirse, de desfogarse, de relajarse después de tanto tiempo con estrés e incertidumbre? Esperemos que a la hora de las cuentas no nos vayan a salir (otra vez) con aquello de que “lo que entró, salió”.

–Regresando al tema de la laguna de Tuxpan que se encuentra azolvada, reducida en su volumen de agua cada año y con peligro de desecarse en una o dos décadas si no se actúa de inmediato, ¿a quién se le ocurrió reducir el espacio de los carriles de su vialidad para construir grandes banquetas y una ciclo pista o andador? ¿Por qué no nos consultan a los ciudadanos como tampoco lo hicieron para construir una obsoleta, peligrosa y cara ciclo pista o ciclovía paralela al periférico haciéndolo cada vez más estrecho? Ahora bien, se procederá a desazolvarla por parte de la Marina, se colocarán tres gaviones en la barranca de El Tomatal por parte del Club Rotario Valle de Iguala que también ha contribuido con varias jaulas para recolección del pet colocadas en sitios estratégicos tanto en Tuxpan como en Tomatal pero, ¿qué se va a hacer para evitar el exceso de extracción de agua que hacen los carros tanque llamados pipas que día a día hacen pingües negocios con dicha agua sin que medie un control? También, nos han comentado que hay gente que tienen conectados tubos de gran calibre hacia la laguna a través de los cuales extraen grandes cantidades de agua contribuyendo más a su desecación, que han rasurado y cercado hectáreas de terreno donde, al parecer, se pretende construir un enorme fraccionamiento y, ¿quién lo autorizó? ¿Cómo harán para dotarlo de servicios como agua potable y drenaje de aguas negras para no contaminar a la laguna? O, ¿harán lo mismo que el CERESO y el SEMEFO que, al parecer, drenan sus aguas negras a la laguna? ¿Para eso la van a desazolvar, limpiar sus afluentes y poner diques para evitar que llantas y basura de todo tipo llegue a la laguna? Antes había migración de grandes cantidades de patos, hoy, solo uno que otro se alcanza a ver. ¿Por qué no se crea una reserva de terreno que permita el anidamiento de garzas, patos y otras aves? Qué bueno que ya la gente se está sensibilizando, tira menos basura y se está preocupando por la salud de “nuestra” laguna. Si se logra rescatarla será por el trabajo de todos y no de un solo grupo ecologista, clubes de servicio, autoridades municipales, estatales y federales, no, nadie se debe colgar la medalla diciendo que lo que se haya logrado fue por su intersección. De conseguirse el objetivo habrá que continuar con el mantenimiento y la profilaxis para que no se vuelva a azolvar, disminuir su irracional y abusiva extracción pero, sobre todo, seguir manteniendo la voluntad, el deseo, la movilización e intercesión de todos quienes ahora se preocupan por su estado crítico.

DON CHIMINO. – Jardines de México ta bien cercas de Iguala y yo ni tan siquiera sabía de su existencia, quesque son los jardines florales más grandes del mundo, a mí y a mi Puchunga nos invitaron a desayunar Heriberto y su esposa Norma prima de mi vieja, un julano con chaleco de trabajador de carretera, después de andarnos pasiando, yo no sé si pa que nos diera más hambre que ya de por sí la llevábamos o pa hacer tiempo nos dijo que ye era hora de pasar el restaurán Dalia que es el más grande que tienen y sí, conté no menos de 50 mesas cuadradas de madera, cad´una con cuatro sillones anchos de madera, con respaldo y asientos acojinados de colores azul turquesa y color salmón, ta construido con unos altos, derrondos y gordos postes de madera , unos parados y otros inclinados que sostenían un techo construido con largos palos de bambú en varias capas, de diferente grosor, de diferentes formas, algunas me hicieron recordar una cama de otates que tuve en un cuarto de servicio que me rentaron cuando viví en Chilangolandia. Eran tantos los postes más juertes y altos que separaban muy bien unas mesas de otras, casi todas taban ocupadas. Ya dende que tábamos llegando nos llegó el olor de la comida, mis tripas me chillaron como diciendo, “¡apúrale cabrón que ya hace harta hambre!”. Beto, que se ´bía quedado rezagado apuró el paso, se acercó a Norma, le ofreció su brazo derecho, se jueron siguiendo al guía que nos llevó hasta el fondo del restaurán onde había siete mesas vacías de gente con unos hermosos arreglos con flores rojas y blancas en el centro de las mismas, hasta entonces supe que esas eran las dalias que yo no conocía y que parecen crisantemos pero con menos pétalos apilados. Me llamó la atención que las otras mesas del restaurán taban pelonas, sin flores encima, además, todas las siete mesas tenían un letrero de “reservado”, el guía nos dijo que nuestra mesa sería la de en medio quedando tres y tres mesas a cada lado, enfrente de nosotros había una mesa de madera reptangular como de 2 metros de largo, sin sillas, con un mantel rojo como de encaje que colgaba por los cuatro lados, en cada extremo taba un arreglo floral con dalias de diferentes colores: blancas, rojas, rosas, amarillas, violetas y color solferino, atrás de esa mesa taba una cortina de papel crepé que en la parte de arriba tenía hartas dalias, tambor de papel de onde colgaban un chinguísimo de tiras largas multicolores. –“Tomen asiento por favor”, nos dijo el guía, todos menos Beto, nos sentamos, en eso sin saber de onde, aparecieron doce mariachis con camisas, chalecos, pantalones y zapatos blancos, corbatas de moño rojo y ancho y con grandes sombreros de charro color negro con bordes dorados, apenas llegando hasta onde tábamos nosotros empezaron a cantar las mañanitas y, gritando todas y todos salieron de detrás de la cortina de papel la chamacona que miré se ´bía saludado con Beto de abrazo y beso en el cachete hacía poco menos de una hora, y otras y otros que casi al mismo tiempo gritaron:–“¡Sorpresaaaaa!”. Eran una veintena de gentes encabezados por el tal ingeniero Pedro y su hermana Georgina que llevaban en sus manos un pastel, alto, derrondo, decorado con cuatro filas de dalias, en la fila de debajo de color amarillo, en la segunda fila dalias blancas, la tercera dalias color rosa y en la cuarta fila, cubriendo también toda la parte de arriba, hermosas dalias color violeta. Sin dejar de cantar, todas y todos nos rodearon. Norma, con los ojos abiertos como de plato se quedó sentada, pasmada e incrédula, no daba crédito a lo que taba viendo y oyendo y… ándales, ya me volví a colgar, áhi nos pa l´otra, graciotas.

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