Plaga de ardillas – Don Chimino
Por: David Flores Botello
PLAGA DE ARDILLAS.- Hace algunos años ir al zócalo de Iguala o Parque Juárez a darle cacahuates a las pocas ardillas que había era parte de la diversión de los niños y hasta de algunos adultos, con el paso de los años el número de esos roedores se incrementó causando destrozos con la fruta de los tamarindos, los mordisquean y los tiran al suelo causando una disminución en la cosecha final de los mismos que anteriormente podíamos ver que eran hasta costales de tan representativa fruta de nuestra ciudad. La multiplicación de estos roedores es muy rápida, a partir de los 2 años de edad se vuelven fértiles, suelen tener hasta dos camadas por año y en cada camada de 3 a 4 crías aunque ocasionalmente pueden ser seis, su gestación dura casi 40 días, nacen ciegos y sordos y hasta las 3-4 semanas abren sus ojos y orejas, alrededor de los 40 días de nacidos empiezan a comer sólidos y el destete se da entre las ocho y diez semanas (Wikipedia). Con el paso de los años los árboles del zócalo y del monumento se llenaron de ardillas, las casas aledañas empezaron a sufrir estragos en sus árboles frutales y en otras plantas arrasando los mangos, guayabas, tamarindos, almendros, capulines, etc. Convirtiéndose en una plaga difícil de controlar. Con la llegada de la gente que está trabajando en el proyecto del centro histórico, las ardillas se dispersaron ya no solo a las casas aledañas, ya casi en toda la ciudad las podemos encontrar, no solo se comen la fruta incluso estando tierna sino que descortezan algunas plantas destruyéndolas, además se comen los huevecillos de los nidos de los pajaritos. ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo controlar esta plaga que amenaza con seguirse propagando? Sería interesante conocer la opinión de quienes no dudarían en envenenarlas y de quienes forman parte de las sociedades protectoras de animales. ¿Cuál sería la mejor solución? Dejamos la pregunta en el aire.
DON CHIMINO.- Danilo tiene su cooperativa en la tierra de Modesta Ayala, en el meritito Tetecala, Morelos, asegún es el primer pueblo canábico de México, se dedican a sacar medecinas pa curar hartos males como nos estuvo paticando a mí, a mi vieja, a Nancy y a Enriqueta. Se miró que le sabía al asunto de las enfermedades que se curan con la planta, que tambor le mientan Juanita, porque ´bía estudiado agromonía ecológica y orgánica. Ya hartas compañías tienen sus permisos pa sembrarla, cochecharla y convertirla en pomadas, aceites y complementos alimenticios. Nos dijo que Estados Unidos y Canadá llevan la delantera en ese mercado de más de diez mil millones de dólares, que México, como Colombia, Argentina y Chile, tienen buenas tierras pa sembrarla y mandarla a Europa que ocupa el segundo lugar en consumirlos. Dijo que más que congoja le dio pena por la equivocación que tuvieron en su empresa al venderle gotas de aceite que taban mal etiquetadas a Alfredo que ha sido su cliente dende hace unos años, que esas gotas si se combinaban con etceso de chínguere provocarían gómito y harto sueño al que las tomara tambor con etceso y asina mero le pasó a Alfredo que nos dejó picados pos no terminó de paticarnos si se quedó con Nancy o con Enriqueta, lo que se vió jue que ambas dos le tienen cariño, además, se cayeron muy bien con mi Puchunga que nos dijo a mí y a Danilo que nos saliéramos pa juera a la calle porque quería paticar con ellas cosas de mujeres, que nomás 10 minutos en lo que Alfredo se ponía más mejor, Danilo muy obediente se salió, yo, jalé la puerta de la calle por fuera hasta que se oyera que la ´bía yo cerrado, le metí mi llave por la cerradura con mucho cuidado pa que no oyera mi vieja y, cuando la taba entre abriendo pa oyir lo que taban paticando sentí sobre mí una mirada, arriendé a ver al otro lado de la calle, era Isabella que cuando notó que la miré me sonrió, taba con su hermano Braulio y con sus papás Richard y Caprice, como soy muy amable cerré otra ve la puerta y los jui a saludar de puñito, solo Isabella me volvió a dar su mano abierta y ni modos de rechachársela, la tenía suave y calientita. Paticamos sin quitarnos nuestros cubresbocas, guardando nuestra sana distancia. Richard me dijo que hacían más de 20 años Alfredo se cruzó con alcohol y una gotas de medecina que Nancy, su mamá dél, tomaba cuando no podía dormir, que esa ocasión le tuvo que dar respiración de boca a boca porque Alfredo ya no resollaba, que si no viera sido porque esa noche regresó tarde a la casa no viese podido ayudarlo, que gracias a Dios pudo llevarlo a un hospital en Chicago onde lo curaron, que áhi tuvieron viviendo dende niño y cuando se casó con Caprice, hija de Enriqueta, se jueron a vivir a Brownsville, Texas. Yo me sentía raro pero no mal sino al contrario me sentía como con harta pila, hasta más garañón que de por sí, onde que la Isabella en verdad que es bella y más con ese chorcito deshilachado y cortito que traiba puesto, se le miraba la raya de abajo de su derrondo trasero, como no me quitaba los ojos de encima, no dejaba de sonreírme y olía tan rico que mi corazón se me aceleró, me empezaron a tembelequear mis canillas y mejor metí reversa y jui a ver si ya ´bían terminado de paticar sus cosas de mujeres, metí la llave, abrí la puerta, oyí que cuchichiaban y cuando se percataron de mí, se quedaron calladas, en eso Alfredo abrió los ojos y con voz medio apagada pidió agua, entre Enriqueta y Nancy lo enderezaron, mi vieja en lugar de agua le llevó té de Cedrón, Alfredo le dio unos traguitos, dijo que tenía mucho frío, que lo llevaran a la casa de su mamá. Salí de nuez a la calle y les dije que ya podían pasar por Alfredo, que ya ´bía recordado. No hubo necesidad de que lo volvieran a cargar, Alfredo, por su propio pie, como becerro recién parido, con una cobija encima de su lomo como si juera reboso, se subió a la caja de la camioneta ayudado por Fredy Elías y Richard que lo iban garrando por la cintura, se acostó sobre su petate que ocupa mi Chisquistrisquis pa dormir, le eché encima otra cobija, Danilo y mi compa Vitorio se sentaron a un lado dél pa irlo cuidando, Fredy Elías quedó en devolverme las cobijas y el petate por la tarde, que dejaría a su papá con su abuelita y llevaría a Toxpan a mi compa, me despedí de todos de puñito, sólo Isabella me volvió a tender la mano y, cuando me taba despidiendo de ella me jaló y me dio un beso en el cachete, mi corazón se aceleró como caballo desbocado, sentí que la sangre se me agolpó en mi celebro y que se me abría el piso y me iba hasta el fondo cuando miré que mi vieja con el seño fruncido me echaba unos ojos de pistola, tragué saliva, me hice el desentendido, esperamos a que se jueran, nos metimos pa adentro y, tratando de distraerla le pregunté que qué le habían contado, lo único que me dijo jue: ¬–“¡Te pasas Chimino!”. Toda la noche hasta que amaneció me la pasé acostado, con el ojo pelón, me sentía con harta pila, con ganas de chaca chaca pero mi vieja puso a la Chisquistrisquis en medio de los dos, yo seguí piense y piense, ¿con quién se quedaría Alfredo? ¿Regresaría con Nancy? ¿Se juntaría con Enriqueta que ´bía quedado viuda? ¿Por qué Isabella se ´bía fijado en mi siendo tan jovencita? ¿Acaso sacaría la coquetería de su abuela Nancy que tuvo varias parejas antes de juntarse con Alfredo a quien, después de más de 20 años le puso el cuerno? ¿Por qué Nancy y Enriqueta trataban con tanto cariño a Alfredo? ¿Se habrá quedado con las dos?
A la mejor y sí porque a otro día me llamó, me dijo que tenía que regresar a Chicago donde ´bía puesto un restaurán muy cercas del restaurán de Nancy, que ya tenía una vacuna contra el virus ese, que allá las taban aplicando gratis hasta en los centros comerciales, que en los siguientes meses estaría viajando a Brownsville a visitar a Richard a Caprice y a sus hijos de ellos, Braulio y Isabella, tambor iría a Matamoros a ver a Enriqueta, que nos esperaba para diciembre en su casa de Acapulco donde se volverían a juntar todos a pasar Navidá y Año Nuevo. Ora que ya comenzó a hacer friyito siento que falta poco pa esas fechas y quedamos con mi Puchunga de que vamos ir, ya tenemos cuatro vacunas, la pandemia ya se calmó, siento que la vamos a pasar bien allá no tanto porque me voy a echar mis buenos tacos de ojo con tantas mujeres guapas en traje de baño sino porque queremos recordar nuestra luna de miel yo y mi vieja y… híjoles, ora sí que me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.