GARRAPATAS: PEQUEÑAS, SILENCIOSAS Y PELIGROSAS-DON CHIMNO

Por: J. David Flores Botello


GARRAPATAS: PEQUEÑAS, SILENCIOSAS Y PELIGROSAS.- Cuando pensamos en garrapatas, lo primero que nos viene a la mente son las mascotas rascándose sin parar. Pero más allá de la incomodidad, estos diminutos parásitos pueden transmitir enfermedades graves a los humanos, entre ellas la rickettsiosis, una infección silenciosa que puede volverse mortal si no se detecta a tiempo. El nombre Rickettsia proviene de Howard Taylor Ricketts, el bacteriólogo que estudió por primera vez estas infecciones transmitidas por artrópodos. Se trata de bacterias que viven dentro de las células y dependen completamente del organismo que infectan para sobrevivir. Son astutas: evaden el sistema inmune y se multiplican en el interior de los vasos sanguíneos, afectando órganos como el cerebro, el corazón y los riñones. ¿Cómo llega la bacteria a la garrapata? ¿Cómo la transmite al humano? Las garrapatas no nacen con Rickettsia; la adquieren al alimentarse de la sangre de un animal infectado, como perros, roedores, ganado o incluso animales silvestres. La bacteria entra en su sistema digestivo y se instala en su intestino y glándulas salivales, listas para ser transmitidas en su próxima comida. Cuando una garrapata infestada se adhiere a la piel de una persona, introduce su aparato bucal profundamente y comienza a succionar sangre. Durante este proceso, libera saliva y residuos digestivos que contienen la bacteria Rickettsia, facilitando la infección. Además, si una garrapata infectada pone huevos, la bacteria puede transmitirse a la siguiente generación, asegurando su propagación sin necesidad de que cada una se alimente de un animal infectado primero. La transmisión también puede ocurrir de manera indirecta. Aplastar una garrapata con las manos y luego tocar una herida o los ojos puede ser otra vía de infección, aunque menos frecuente. La rickettsiosis no da señales inmediatas. Al principio, parece una gripe: fiebre alta, dolor muscular, fatiga extrema. Pero en pocos días puede aparecer un sarpullido en la piel, que es la señal de alerta. La bacteria ataca los vasos sanguíneos y puede causar hemorragias internas, insuficiencia renal y daño neurológico si no se trata a tiempo. En los casos más graves, la evolución es rápida y mortal. Los niños y adultos mayores son los más vulnerables, porque sus sistemas inmunes pueden no responder con la misma fuerza. El diagnóstico temprano es clave, pero el problema es que pocos médicos sospechan de rickettsiosis de inmediato, lo que retrasa el tratamiento y aumenta el riesgo de complicaciones. En México, la incidencia de rickettsiosis ha mostrado un incremento en los últimos años. Los estados del norte, como Baja California, Sonora y la Comarca Lagunera, han sido los más afectados, con tasas de letalidad que oscilan entre el 17% y el 55%. ¿Cómo prevenir las picaduras de garrapata?
El primer paso es mantener patios limpios y libres de maleza, evitando que se conviertan en refugios para estos parásitos. Las mascotas deben estar desparasitadas regularmente, ya que los perros y gatos son el puente perfecto entre las garrapatas y las personas. Cuando se visitan zonas con vegetación, usar ropa de manga larga y pantalones metidos en los calcetines ayuda a reducir el riesgo de picaduras. Al regresar a casa, es importante revisar el cuerpo de los niños y adultos, especialmente en áreas cálidas y húmedas como axilas, ingles y detrás de las orejas.
Si se encuentra una garrapata adherida, no debe arrancarse bruscamente ni aplastarse. Lo mejor es usar pinzas, sujetarla lo más cerca de la piel y tirar con un movimiento firme y constante. Limpiar la zona con alcohol o jabón antibacterial reduce el riesgo de infección. Si después de una picadura o contacto con garrapatas aparece fiebre, dolor de cabeza intenso o sarpullido, hay que acudir de inmediato al médico y mencionar la posibilidad de rickettsiosis. El tratamiento con el antibiótico doxiciclina es altamente efectivo en las primeras etapas, pero si se retrasa, el daño a los órganos puede ser irreversible.
DON CHIMINO.- La mera verdá Don Pedro y Doña Irene, que hacen el pan de Tlatscala más sabroso de la feria, y toda su familia, son muy buenas gentes, sencillos y muy amables. Ese sábado 15, el segundo día de feria, tábamos yo y mi Puchunga con ellos, sobre todo con doña Irene que se sentó un rato a paticar con nosotros y en lo que nos tomábamos las sabrosas y refrescantes bebidas IN-BUBBLE, y a pellizcos comíamos unas gorditas de natas y un pan de nuez calientitos, el tiempo se jue volando. Como a las 9 de la noche no se miraba que juera a haber el gentío pero, a eso de las 10 miré que Don Pedro iba al horno y sacaba una y otra y otra charola de pan, las gentes se le amontonaba pidiéndole de crema pastelera, de nata, de queso Philadelfia. Para las corbatas había una fila larga, igual para las pizzas. Sus como doce trabajadores o más, en su mayoría mujeres, andaban a la carrera, tanto los despachadores como los que taban amasando la masa, haciendo las bolas alargadas y derrondas pa´los panes y las conchas, unos metiéndolos al horno, otros sacándolos. La de las aguas no se daba abasto, otra señora con un reboso terciado en sus espaldas, traiba a un chamaquito de meses que ´bía tado chillando, miré que se metió pa´dentro a darle chichi, luego salió con el escuincle, lo metió a una carriola y puro chillar, jue tonces que se lo echó al lomo y el chamaco feliz mientras su mamá amasaba o iba a despachar agua, de un lado p´al otro y él, disfrutando de las mecidas. Los únicos mirones eramos yo y mi Púchun, garré mi celular y grabé un poco de lo que taba pasando en ese momento, jue entonces que miré que ya iban a dar las 11. ¡Ámonos vieja! ¡Ya es tarde! Le dije a mi Púchun. Nos despedimos, les dijimos que a luego pasábamos por pan pa llevarlo calientito. Nos salimos para fuera del local y comenzamos a caminar hacia el palenque que ta´a lo sumo lo de unas 3 cuadras. Apenas llevábamos media cuadra caminada y ya costaba trabajo avansar y, entre más nos aprotsimábamos mas tupido se ponía, toda la calle llenísima. Pa´no hacérselas más larga, después de recorrer una larga doble fila, a las 12 de la noche tábamos entrando y acomodándonos en nuestra silla de Oro, atrasito de la viaipi. Nos tocó buen lugar, mero enfrente del de la batería que, no sé por qué, tenía un acrílico trasparente que lo separaba de los demás músicos, quien sabe si el golpe de los platillos lastime sus oyidos de Marisela que, en un principio no la quería ver pa´no dececcionarme por el video que miré días antes con sus pelos de fideos remojados y su cara como de máscara pero, al final no la perdía de vista. Anque muy flaca se miraba con ganas de agradarle al público que le respondió como nunca lo esperó. Or sí se va a acordar de Iguala, no que, cuando le preguntaron en el airopuerto que pa´onde iba, dijo que a un lugar, un asistente le dijo “Iguala” y ella, pronunció el nombre como si no supiese a donde iba. Seguro ya no se le va a olvidar porque aquí, las gentes de iguala, semos querendones, apapachadores. Como la Marisela que, no se le oye por los oyidos, se le siente en el corazón. Asina lo sintió el público, que cantaba emocionado, como si cad´uno llevara en su alma una historia amarrada a cada canción. Eran pocas gentes mayores y mucho más los jóvenes, algunos cantando con la mano en el pecho, como si cada palabra le llegara direpto al alma. La Dama de Hierro, salió vestida de un color escuro, casi negro, pantalón como de chorizo hasta la dorrilla y de áhi pa´bajo medio acampanado hasta el suelo, blusa de manga larga medio transparente con unos como brillitos. Llevaba una faja o cinturón añudado en la cintura, colgándole dos puntas como corbatas dende el ombligo hasta medio muslo, apenitas se le miraban las puntas de sus pieses y de los tacones. Después de un pequeño receso, regresó con un vestido corto a medio muslo, ajustado a su cuerpo, color platiado, con muchos brillitos como lentejuelas o piegritas, de tirantes, con los hombros desnudos, se miraba setsi, elegante pero, cuando miré sus larguísimas uñas, me pregunté yo mismo: ¿Cómo le hará pa limpiarse la cola? Cuando todo mundo la ovacionábamos y ella daba las gracias entendimos que con su música y voz, anque la vida cambie, hay canciones que nos acompañarán para siempre y… híjoles, ya me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.

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