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Ciudad del Vaticano. El Papa Francisco aprovechó el Domingo de Resurrección para convocar a la población y a gobiernos a recobrar el diálogo y la confianza entre sí para que haya paz y acabar con todos los conflictos que tiñen de sangre al mundo.
Después de observar a distancia las conmemoraciones del fin de semana en medio de su recuperación por bronquitis, resaltó en la bendición Urbi et Orbi la importancia de revertir la oscuridad y penumbra que parece apoderarse de las naciones con más frecuencia, pues admitió un clima violento a nivel global.
Ante unos 100 mil visitantes en la Plaza de San Pedro señaló que el punto más crítico es Ucrania, guerra por la que hace unos días invocó a una “tregua pascual”. A dicho choque le ha dedicado innumerables mensajes en favor de una negociación para terminar con el sufrimiento de miles, al reconocer que ésta se ha convertido en la Tercera Guerra Mundial, pero el mundo tiene el poder de superar la división, impulsar la fraternidad y abrir los corazones de todos.
Incluso, Jorge Bergoglio, quien avanzó por momentos con ayuda del papamóvil, envió sus deseos de prosperidad a zonas golpeadas por la invasión al enfatizar que confía en que Ucrania recupere la paz que ansía, al abogar y clamar por el consuelo para las víctimas y mártires, así como pedir que “la luz sobre Rusia”.
Éste pareció un claro mensaje para los involucrados en la invasión al cumplirse 410 días de los bombardeos, para que el régimen de Vladimir Putin garantice el fin de las hostilidades y acepte la pacificación planteada hace semanas por China, aunque la potencia aún no contacta al líder defensor, Volodimir Zelenski, como insisten en Europa para dar el siguiente paso en esa negociación.
El también obispo de Roma exhortó a la comunidad internacional a ser más participativa como mediadora, pues Europa del Este no es la única zona que perdió la paz o su camino, al recordar frente a decenas de cardenales y obispos, cientos de sacerdotes y miles de fieles que la Semana Santa es parar abrir los corazones y compartir la alegría de la Resurrección de Cristo, quien murió por nosotros.
Por ello, el máximo jerarca católico reclamó que existan zonas “ensangrentadas” en el mundo, pues todos los gobiernos pueden hacer algo para solucionar tanto mal que prolifera, al tiempo que enlistó a regiones golpeadas por conflictos internos como Jerusalén —primer testigo de la resurrección de Jesucristo— en franca disputa por nuevos bombardeos, así como Siria, Haití, Etiopía y otros territorios en Domingo de Pascua cuando el bien debe triunfar “sobre el choque de las armas y el odio que siembra la muerte”.
Sin embargo, desde Ucrania, donde pese a los bombardeos conmemoraron el Domingo de Resurrección en la Iglesia ortodoxa, hubo críticas contra el Pontífice, quien admitió que decenas de personas atraviesan momentos de dificultad.