Por: Antonio León
El filósofo surcoreano Byung Chul Han, mencionó en uno de sus ensayos, que en la actualidad es materialmente imposible hacer alguna revolución, y si observamos detenidamente a las clases sociales bajas actuales, notaremos que estas presentan muy poca resistencia el sistema político que impera en nuestro país, a pesar que los índices de pobreza se han incrementado.
Pese al aumento incesante de la desigualdad económica, aun en el gobierno de López Obrador, los ciudadanos se muestran como cansados de tantas luchas en vano, porque lo único que han conseguido es quedar igual o peor, y encumbrar al poder a diferentes personajes, pero con los mismos defectos en la vida pública de sus antecesores, unos más y otros menos corruptos, pero con la misma sustancia de gobernar para los que tiene el poder.
Hoy la despolitización del trabajador es enorme, enajenados para encumbrar al que les oferte o les dé más migajas, pero migajas al fin. Ningún partido político capacita políticamente ni siquiera a sus militantes, y de esta manera el proletariado, empleado y jornalero se ha ido alejando más y más del razonamiento de sus propios derechos laborales y ciudadanos.
Antes el poder se entronizaba a través de la opresión, y era muy visible el enemigo del pueblo, en la actualidad el poder ya no es represivo sino más bien seductor, por ejemplo: la precandidata del partido MORENA, Claudia Sheinbaum, transita en su precampaña con una imagen de la virgen de Guadalupe impresa en su falda, a lo largo de su pierna izquierda, para engatusar a los creyentes de esta virgen.
Lo anterior es por el lado político, mientras que, por el lado empresarial, están bombardeando al empleado con la idea, de que él es el único responsable de su éxito o de su fracaso, porque sólo de él depende que sea un empleado exitoso o fracasado. Esto le impide cuestionar al sistema político/económico opresor, porque aparentemente el sistema imperante le pone al alcance todo tipo de oportunidades para triunfar en la vida, y lo único que debe de hacer es creer en sí mismo como un sujeto que lo puede lograr todo, descontextualizado de las enormes limitaciones sociológicas y económicas que le impedirán, por muchos esfuerzos que haga, llegar a la meta que se haya trazado.
Las redes sociales están inundadas de mensajes para que el individuo se cuestione sólo a si mismo por su estancamiento, y no al sistema opresor, que mediante la seducción subliminal y a veces hasta directamente descarada, hace que el ciudadano se subordine al poder por voluntad propia, que al final de cuentas es una falacia, porque el individuo sometido jamás es consciente de su propio sometimiento.
Hoy la principal preocupación que se ha sembrado en el cerebro del trabajador, es que debe tener la necesidad de dar su máximo rendimiento sin importarle las condiciones laborales desventajosas que lo someten.
En la actualidad se ha conseguido que los empleados compitan entre sí y no se agrupen por intereses de clase para luchar contra el sistema que los oprime y los explota, destruyendo la solidaridad en la lucha laboral.
Hasta el martes próximo estimado lector.