Por: Álvaro Venegas Sánchez

INICIATIVA Y PROPUESTA CIUDADANA, artículo que publiqué hace 19 años, lunes 24 de febrero del 2003. Un mes después que, habitantes de la colonia Campestre Altamira, en la escuela primaria Lázaro Cárdenas, se reunieron en asamblea general convocada para la elección del Delegado. Allí, acordaron y solicitaron por escrito el cambio de nombre de la calle Alfonso Martínez Domínguez, acceso al Asta Bandera Monumental, cuya denominación fue impuesta sin consulta ni habiendo solicitud de por medio de parte de los colonos. Daniel Díaz Villaseñor, presidente de la mesa, agotada la agenda motivo de la reunión, escuchó la propuesta y la fortaleció aportando otros agregados.

Los nombres de las calles de esta colonia son de municipios del estado y, personas avecindadas con más antigüedad, recordaron tener antecedentes de la calle mencionada con el nombre de Tecpan. Nadie supo por qué cambiaron a Alfonso Martínez Domínguez. Desde luego, no faltó quien cuestionara la memoria del personaje por su participación en hechos que enlutaron a México en 1971. Como argumento de que el cambio de nombre era posible, citaron de ejemplo la Avenida Bandera Nacional, colonia centro. Recordaron, se llamaba Ruiz Cortines y mucho antes Vieyra. Por demás, si en otras ciudades hay calles o avenidas Paseo del Pedregal, Paseo de las Lomas, Paseo de la Reforma, etc., en Iguala ¿no podría haber una calle Paseo de la Bandera?

Considerando lo anterior, la asamblea ciudadana determinó proponer al cabildo otorgar un nombre más digno y apropiado; relacionado con el Asta Bandera que engalana el escenario y es un atractivo visual para propios, visitantes y pasajeros momentáneos que miran la panorámica de la ciudad desde la carreta. En razón del número de personas que transitan por rutina deportiva los fines de semana y durante periodos vacacionales el nombre “Paseo de la Bandera”, pareció adecuado. La idea no pudo ser mejor. Por supuesto, el acuerdo fue invitar a la Delegación de la CNOP para que la calle se llame así desde que inicia en la lateral de la carretera federal hasta donde concluye la CNOP; pero de haber desacuerdo poner dicho nombre solamente al tramo correspondiente a la colonia Campestre Altamira.

La propuesta además de pertinente, no corría ningún riesgo de sentirse como agravio. Eso pareció sentir un sector universitario de la UAGro que reaccionó ante el hecho de imponerle una calle el nombre de Javier Olea. De inmediato hicieron público el lado oscuro de la trayectoria del personaje político. Como dicen que el interés tiene pies, los interesados en quedar bien, que nunca faltan, creyendo honrarlo, desempolvaron y prolongaron el desprestigio.

Los ciudadanos firmantes del documento al finalizar la asamblea, repito el dato, mi artículo apareció el 24 de febrero, pero el asunto ocurrió exactamente el 22 de enero del 2003; manifestaron plena confianza en que, el H. Ayuntamiento de ese tiempo no desestimara la iniciativa tomando en cuenta que era cuestión de ventilar el punto en sesión de cabildo. Sin embargo, ¡Oh decepción! Terminó el periodo de esa administración y siguieron otras, también del PRD. Indiferencia total. Para más, entre las colonias Campestre Altamira y Burócrata (calle Olinalá), en espacio destinado para área verde, una administración del PRD colocó juegos para recreo infantil y después otra del mismo partido, los desmontó y llevó “para arreglarlos”; nunca los regresaron.

Hoy, el primer edil del municipio de Iguala de la Independencia, es una persona que tenía muchas ganas de ser presidente municipal y está demostrándolo. La pluralidad no es ya novedad. Encabeza un equipo pluripartidista de regidores, pero proyecta liderazgo interno reflejado en una imagen exterior de armonía. Acaso ahora los que representan al partido Morena ¿son menos negativos? Todo mundo recuerda la falta de entendimiento entre morenistas desde el principio hasta el final del trienio pasado. Sea lo que sea, está bien que la sociedad igualteca no vea confrontación entre los que la representan en la comuna municipal. La disputa electoral tiene su tiempo.

Bajo esta perspectiva, ojalá el Arq. David Gama Pérez, alguno de los síndicos o cualquier otro edil de los tantos que son, se entere de esta demanda que fue ignorada y la encausen procediendo como corresponde de manera institucional. Es mejor tarde que nunca.


Iguala, Gro., junio 27 del 2022.

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