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Franja de Gaza. Israel siguió bombardeando el miércoles la Franja de Gaza, sumida en una grave crisis humanitaria que se agravó por la suspensión del envío de ayuda alimentaria de la ONU al norte del territorio palestino.


Estados Unidos vetó el martes una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un alto el fuego.


Mientras se producía la votación, las fuerzas israelíes continuaron sus ataques en la Franja de Gaza, gobernada desde 2007 por el movimiento islamista Hamás.


Testigos evocaron fuego intenso en la principal ciudad del sur de Gaza, Jan Yunis, así como en Rafá, en la frontera con Egipto donde se refugian unos 1,4 millones de palestinos desplazados.


Rafá, el último objetivo de las operaciones terrestres israelíes, es también el principal punto de entrada de los necesarios convoyes de ayuda humanitaria desde Egipto.


El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, subrayó que «sólo una victoria sobra Hamás nos permitirá la normalización y la integración regional».


Con estas declaraciones, el político se hizo eco de lo que dijo el primer ministro, Benjamin Netanyahu, sobre la necesidad de una victoria «total» sobre el grupo islamista.


Un sondeo del Instituto Democrático de Israel, un centro de análisis con sede en Jerusalén, indicó sin embargo que apenas un 38,3% de los israelíes consideran esta victoria «muy» o «medianamente» probable. Un 55,3% cree incluso que alcanzarla es «poco o muy poco probable».

Veto en la ONU
El director general de la Organización Mundial de la Salud afirmó que la situación «sanitaria y humanitaria» en Gaza es «inhumana», tras más de cuatro meses de guerra.


El Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el martes la suspensión de las entregas en el norte del territorio, por la «violencia» y el «caos».


En medio de edificios en ruina, Ahmad expresa su desesperación. «No tenemos harina, no sabemos ni siquiera adónde ir con este frío», afirmó. «Exigimos un alto el fuego. Queremos vivir», agregó.


En Nueva York, Estados Unidos vetó una resolución del Consejo de Seguridad redactada por Argelia que reclamaba un alto el fuego inmediato y la liberación «sin condiciones» de todos los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre.


China, Rusia, Arabia Saudita o Francia criticaron el veto que, según Hamás, da «luz verde a la ocupación a cometer más masacres».


El bloqueo de Washington empuja la guerra a una situación «aún más peligrosa», denunció el portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Mao Ning.


Los esfuerzos de mediadores como Catar, Egipto o Estados Unidos para cerrar una segunda tregua en el conflicto tras la pactada en noviembre no han dado resultados.


La guerra se desató por el ataque de Hamás en el sur de Israel del 7 de octubre, que dejó unos 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en datos israelíes.

Los milicianos palestinos también capturaron a 250 personas, de las cuales 130 siguen secuestradas en Gaza, incluyendo a 30 que habrían muerto en cautiverio.


Israel lanzó en represalia una ofensiva para «aniquilar» a Hamás, que provocó al menos 29.313 muertos, en su mayoría mujeres, adolescentes y niños, según el último balance del Ministerio de Salud del territorio.

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