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Oporto, Portugal. El Inter de Milán arrancó el empate 0-0 que necesitaba en Oporto para clasificarse este martes a los Cuartos de Final de la Champions League, gracias al resultado positivo 1-0 obtenido en el Giuseppe Meazza en el juego de Ida.


El Porto dominó todo el partido y contó con varias ocasiones para al menos haber llevado a la prórroga la eliminatoria, pero los italianos defendieron bien para asegurarse el billete entre los ocho mejores equipos del continente.


El equipo portugués, que ya llegaba al partido con las bajas significativas de Joao Mario y Otavio, se encontró con la ausencia de última hora del veterano Pepe, lo que obligó al técnico portugués Sergio Conceiçao a recomponer la línea defensiva.


Pese a todos estos inconvenientes, el Porto salió decidido a empatar pronto la eliminatoria y el colombiano Matheus Uribe pudo haberlo hecho con un potente disparo que sacó de la escuadra el portero camerunés del Inter André Onana al 3’, que volvió a ser decisivo minutos más tarde en otro remate de Eustaquio al 19’.


En la primera parte el Inter se desentendió completamente de la pelota y solo se acercó una vez con peligro al área portuguesa, con un disparo de Edin Dzeko que atajó Diogo Costa en el 21’, aunque en general defendió bien, como una jugada en la que Dimarco tapó un peligroso disparo de Evanilson (40), para mantener la ventaja lograda en la ida al descanso.


Al equipo portugués le costaba cada vez más generar peligro sobre la portería de un Inter que se defendía de manera muy eficiente, a menudo con sus once jugadores dentro del principio área de castigo.


Pero también es cierto que jugar tan atrás conlleva muchos riesgos y el Inter pudo pagarlo caro en un remate del serbio Marko Grujic que atajó Onana evitando el tanto que hubiese forzado la prórroga al 76’.


El Porto lo intentó hasta el final, pero no obtuvo premio, como una espectacular chilena del delantero español Toni Martínez que se marchó fuera (90+4), un remate de Namaso que sacó Dumfries bajo palos (90+6) y dos balones a la madera en los últimos segundos (90+7).


Las lágrimas de varios jugadores del conjunto luso tras el pitido final fueron el reflejo de la frustración del equipo portugués, que quizás mereció haber forzado al menos la prórroga.

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