Por: Jorge Albarrán Jaramillo – Enviado especial
Ciudad del Vaticano, Mayo 8.- Este miércoles 7 por la tarde, el Vaticano fue testigo, una vez más, de uno de los acontecimientos más solemnes y significativos para la Iglesia Católica Universal, que es el inicio oficial del Cónclave en el cual se elegirá al nuevo Pontífice que en este caso sucederá al Papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril.
}A las 4:00 p.m., hora de Roma (8:00 a.m. en México), los 133 cardenales electores salieron en procesión cantando las Letanías de los Santos, desde la Capilla Paulina, ubicada dentro del Palacio Apostólico, para dirigirse a la Capilla Sixtina, el espacio sagrado donde a partir de ayer (7 de mayo) se desarrolla este proceso de deliberación en estricto aislamiento.
Durante la procesión, los cardenales entonaron cantos litúrgicos invocando al Espíritu Santo, en un gesto de apertura espiritual y comunión, pidiendo luz divina para tomar una de las decisiones más delicadas y trascendentales de la Iglesia Católica.
Una vez dentro de la Capilla Sixtina, y rodeados de las pinturas de Miguel Ángel que han presenciado ya más de 50 cónclaves en la historia, cada uno de los 133 cardenales realizó el juramento solemne de mantener en secreto todo lo relacionado con la elección papal.
Colocando su mano derecha sobre el Evangelio, cada uno recitó en latín: «Y yo… cardenal… (su nombre) prometo, hago voto y juro. Que Dios me ayude y estos Santos Evangelios de Dios, que toco con mi mano.» Este juramento reafirma el compromiso de confidencialidad y conciencia espiritual con el que deben participar en este proceso.
Entre los participantes destacó la presencia de los cardenales mexicanos Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, y Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara. Ambos forman parte del grupo de cardenales con derecho a voto que asumen ahora la responsabilidad de elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica en el mundo.
Tras concluir los juramentos, Monseñor Diego Giovanni Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, pronunció en voz alta la tradicional expresión en latín “Extra Omnes” («Fuera todos»), que no es otra cosa que la orden de salida de todas las personas que no son cardenales electores y con ello se marca el cierre del acceso a la Capilla Sixtina.
Exactamente a las 5:46 de la tarde, hora de Roma (9:46 de la mañana en México), las pesadas y antiguas puertas de madera del recinto fueron cerradas, quedando de esta manera oficialmente sellado el Cónclave. Dos guardias suizos quedaron al pie pero fuera de la puerta, en señal de resguardo y solemnidad.
A partir de este momento, sólo permanecen dentro de la Capilla Sixtina los 133 cardenales electores, acompañados únicamente del propio Monseñor Ravelli y el padre Raniero Cantalamessa, cardenal octogenario y predicador emérito de la Casa Pontificia, quienes también quedan obligados a guardar el secreto de lo que ocurra en el Cónclave.
En la última Congregación General previa al encierro, celebrada el martes, los cardenales trazaron el perfil del Pontífice que esperan elegir: “un Papa pastor, constructor de puentes, maestro de humanidad y rostro de una Iglesia samaritana”. En la misma reunión, también subrayaron la importancia de continuar con las reformas iniciadas por el Papa Francisco.
Mientras tanto, una gran multitud de fieles comenzó a congregarse en la Plaza de San Pedro a la espera de las fumatas que anuncien los resultados del Cónclave.