Por: Álvaro Venegas Sánchez

Acérrimos anti AMLO del PAN, PRI, PRD y de más allá de los partidos, se congratularon del fallo de la SCJN que invalidó la transferencia de la Guardia Nacional a la secretaría de la Defensa Nacional y ordenó sujetarla al control administrativo y operativo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Festejan olvidando a sus bases sociales. A todas esas personas que han creído en ellos y en elecciones locales y federales votan o han votado por los candidatos de esos partidos; porque esa es su convicción a pesar de no estar exentas de los problemas de la inseguridad.

Empero, el júbilo de los de arriba en las actuales circunstancias, podría parecer extraño a los de abajo. Envueltos en la angustia cotidiana como todo mundo y enterados de la frustrante actuación de García Luna al frente de la SSPC, motivo por el cual está detenido esperando sentencia en Estados Unidos, acusado por narcotráfico y asociación delictuosa; ante ello posiblemente se pregunten ¿de qué se alegran?

Festejan la decisión de SCJN solamente los políticos, servidores públicos de la burocracia dorada, intelectuales orgánicos del viejo régimen, comunicadores de algunos medios de comunicación, etcétera, que para nada viven la preocupación del día a día. Ni por ellos ni por los familiares. Porque independientemente del lugar donde radiquen y tengan su domicilio, poseen ventajas para darse protección que el ciudadano de a pie le son imposibles. No es lo mismo sólo encomendarse a Dios y al santo de mayor devoción, a tener casa con cámaras y personal de vigilancia y transportarse en carros blindados; inclusive, contar con recursos para pagar seguridad y compañía dondequiera a los miembros de la familia. Vaya, qué diferencia.

Los que tienen el privilegio de vivir en esa burbuja, aunque quisieran no son sensibles ni comprenden cabalmente la realidad de los demás, así sean éstos la mayoría. De ahí la ofuscación contra López Obrador, a quien ven como el causante de que ya no disfruten del trato especial de antes que llegara a gobernar. En ese estado de ánimo, han hecho a un lado diferencias de principios y convergen en una prioridad: obstaculizar y si pueden, impedir se realicen los planes y programas de su adversario político, el presidente de la República. Sea en materia electoral, de seguridad, justicia, salud, educación, economía, comunicación social, iniciativas de ley, obras de alto impacto; lo que sea, con distorsión y mentiras sobre lo que el presidente dice y hace pretenden socavar la confianza de los ciudadanos y construir a la oposición imagen de redentora.

La decisión de ocho ministros de la SCJN de echar para atrás la reforma a la Constitución aprobada en octubre de 2022, que permitía extender hasta el 2028 la participación de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública, no puede más que entenderse como una expresión de soberbia para sabotear los esfuerzos del gobierno federal en el combate a la violencia y vil capricho para regresar al viejo sistema policial que echaron a perder civiles sin formación, vocación y sobre todo proclives a la corrupción.

Por supuesto, la reacción de AMLO fue en tono y nivel que el caso requería: “Instruyó no atender llamadas de ministros de SCJN, nada de enjuagues y nada en lo oscurito como antes”. Para más, afirmó: la Guardia Nacional continuará sus labores sin cambios y anunció que el 1º de septiembre del 2024, al rendir su último informe de sexenio, enviará a la siguiente legislatura, la cual confía se integre con mayoría calificada de legisladores comprometidos con la 4T, la nueva iniciativa de reforma constitucional para consolidar la adscripción de la GN a la Sedena “para que no corra el mismo destino de la Policía Federal, que se corrompió y se hizo cómplice del crimen organizado”.

No hay duda, la oposición y los conservadores en general empujan al presidente y éste, convencido de su responsabilidad para bien de México, parece estar resuelto llegar a hasta donde sea necesario. Dentro de un año, abril del 2024, estaremos en efervescencia política y a días de la gran definición electoral. Veremos entonces si la ingratitud y el desprecio que proyectan ahora los dirigentes del PRI, PAN y PRD detonan la fuerza ciudadana suficiente para contener a Morena e impiden “que el país caiga al fondo del precipicio en que lo ha colocado, según ellos, “el tirano y dictador”.

Iguala, Gro., abril 24 del 2024.

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