Por: Netza Albarrán Razo
En un país donde la democracia es fundamental para el desarrollo político y social, el uso adecuado de los recursos públicos es crucial. Sin embargo, en el reciente proceso electoral del 2 de junio, se ha demostrado una vez más que ciertos partidos políticos no logran atraer el mínimo de simpatizantes necesarios para justificar su existencia y el gasto que representan. El Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) ha iniciado la liquidación de ocho partidos políticos que no alcanzaron el 3% de la votación: México Avanza, Fuerza México Guerrero, de la Sustentabilidad Guerrerense, Encuentro Solidario Guerrero, Alianza Ciudadana, Movimiento Laborista, del Bienestar Guerrero y Regeneración.
La desaparición de estos partidos es una medida acertada y necesaria. Estos partidos han demostrado, por medio de los resultados electorales, que no cuentan con un respaldo significativo de la ciudadanía. Persistir en la financiación de entidades que no logran el apoyo mínimo requerido no solo es un derroche de recursos públicos, sino que también diluye el enfoque en aquellos partidos que sí representan una porción considerable del electorado y, por ende, tienen una verdadera relevancia en el panorama político.
La consejera Azucena Cayetano Solano, presidenta de la Comisión Especial de Liquidación, ha señalado que los representantes de estos partidos están obligados a comprobar los gastos ejercidos desde su creación y que sus bienes serán requisados por el IEPC. Esta medida es un paso hacia la transparencia y la rendición de cuentas, fundamentales en cualquier democracia saludable. La liquidación no solo garantiza que los recursos sean recuperados, sino que también envía un mensaje claro: los partidos deben ser responsables y efectivos en su gestión.
El consejero Amadeo Guerrero Onofre ha indicado que, aunque estos partidos ya no pueden erogar recursos públicos, parte de su financiamiento se destinará a liquidar a sus trabajadores. Esta medida es justa y necesaria para proteger los derechos laborales de quienes trabajaron en estas organizaciones, pero subraya la importancia de tener un sistema electoral que no permita el surgimiento y mantenimiento de partidos sin una base real de apoyo.
Aunque la consejera Luz Fabiola Matildes Gama defiende la creación de nuevos partidos argumentando que representan diferentes expresiones de la ciudadanía, es esencial considerar el equilibrio entre diversidad y viabilidad. La proliferación de partidos con escaso respaldo no fortalece la democracia; al contrario, puede fragmentar y debilitar el sistema político. Es fundamental que se establezcan mecanismos más rigurosos para la creación y permanencia de partidos políticos, asegurando que solo aquellos con un apoyo significativo y sostenible tengan acceso a recursos públicos.
La desaparición de los partidos políticos que no alcanzan un mínimo de votación es una medida sensata y necesaria. Permitir la existencia de partidos sin una base sólida de apoyo es un mal uso de los recursos públicos y no contribuye a una democracia efectiva. En vez de perpetuar la fragmentación y el despilfarro, debemos enfocarnos en fortalecer aquellos partidos que verdaderamente representan y movilizan a una parte considerable de la ciudadanía. La democracia se enriquece con la diversidad, sí, pero también con la eficiencia y la responsabilidad.