Por: Brian Vicario Figueroa

Huitzuco, Guerrero, Agosto 26.- Enclavado al norte del estado de Guerrero, México, se encuentra un lugar que late con la fuerza de su historia y el ardor de su gente. Me refiero a Huitzuco de los Figueroa, la tierra que me vio nacer; un nombre que resuena como un susurro ancestral, nos lleva a explorar un rincón de este país que se teje con hilos de cultura, tradición y resiliencia; un lugar donde parece que viajas en el tiempo, las casas de adobe, su parroquia antigua y una mina abandonada, son características de mi bello municipio.

En el camino hacia Huitzuco, el paisaje se viste de verde intenso, con montañas que parecen abrazar al pueblo en lo que parece ser un valle. La tierra fértil de este lugar ha sido testigo de siglos de vida, cultivando sueños y luchas que se entrelazan con las raíces indígenas de Guerrero. Los Figueroa aquél apellido que honra a esa tierra, evoca el linaje de personajes locales que han dejado huella en la historia de México; no podemos dejar de lado, a los Mata, los Vicario, los Uriza. Pero sobre de todo, aquellos héroes y heroínas anónimos que luchamos día a día por un Huitzuco mejor, uno más equitativo, justo y progresivo.

Huitzuco es más que un nombre en los libros de historia; es un reflejo de la lucha constante de su gente. Cada rincón de nuestro pueblo cuenta una historia, desde las calles adoquinadas que llevan siglos de pasos, hasta las plazas donde se congrega la comunidad para celebrar y resistir. Es aquí donde la conexión entre el pasado y el presente es tangible, donde el legado de los antepasados se entrelaza con los sueños que tenemos las nuevas generaciones.

La riqueza cultural de Huitzuco se despliega en sus tradiciones y festividades. Las fiestas patronales, en honor a “Santiago Apóstol” y al “Señor del Perdón”, inundan las calles con música, danzas y coloridos trajes. El mercado tradicional ofrece una muestra de la gastronomía local, donde los sabores se convierten en un homenaje a las raíces prehispánicas de la región. Cada plato es un testimonio vivo de la fusión entre las culturas indígenas y españolas que dieron origen a la identidad única de Guerrero.

No obstante, el corazón de Huitzuco late también con cicatrices. Como muchos lugares en México, ha enfrentado desafíos que han dejado heridas profundas. La violencia y la falta de oportunidades han sacudido a esta comunidad, pero su espíritu indomable se niega a ser quebrantado. En medio de la adversidad, los habitantes de Huitzuco nos levantamos mutuamente, construyendo puentes de solidaridad y esperanza.

Conectar con Huitzuco es sumergirse en un viaje emocional que abarca siglos de historia y desafíos contemporáneos. Es sentir la vibrante energía de nuestra gente, quienes, a pesar de las dificultades, mantenemos en alto las tradiciones y valores. Cada sonrisa, cada mirada y cada palabra compartida en este rincón nuestro Estado nos recuerdan que somos parte de una red de experiencias humanas que se entrelazan en un tejido único y valioso.

Huitzuco de los Figueroa, Guerrero, no es solo un lugar geográfico; es un eco de luchas y victorias, un llamado a la empatía y un recordatorio de que nuestras raíces son la base de nuestra identidad. Conectar con nuestro Huitzuco es abrazar la esencia misma de México: una tierra de contrastes y colores, de tradición y evolución, de resiliencia y amor.

Con orgullo y la frente en alto siempre diré: Soy de Huitzuco, la tierra que me vio nacer.

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