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Ciudad de México, Septiembre 3.- Un equipo ya instalado en el rover Curiosity y previsto para su uso futuro en el rover Rosalind Franklin de ExoMars puede emplearse para evaluar de forma sencilla la existencia de vida activa en Marte.
El estudiante de doctorado del Imperial College de Londres, Solomon Hirsch, y su supervisor, el profesor Mark Sephton, descubrieron que un instrumento ya existente podría utilizarse para detectar signos de vida a una fracción del costo de desarrollar nuevas misiones e instrumentos. Tiene el potencial de aplicarse en la búsqueda de organismos vivos en otros planetas o lunas.
El instrumento, denominado cromatógrafo de gases–espectrómetro de masas (GC-MS), se ha incluido en sondas marcianas desde mediados de la década de 1970, con versiones preliminares en los módulos de aterrizaje Viking I y Viking II.
Detección de vida con tecnología existente
Hirsch y Sephton determinaron que el GC-MS puede detectar un enlace químico presente en las moléculas de la membrana celular de muchos organismos vivos y recientemente fallecidos. La investigación fue publicada en npj Space Exploration.
Agencias espaciales como la NASA y la ESA desconocen que sus instrumentos ya pueden hacer esto”, declaró en un comunicado el profesor Sephton. “Desarrollamos un método elegante que identifica de forma rápida y confiable un enlace químico que demuestra la presencia de vida viable”, añadió. “El rover Curiosity acaba de cumplir 13 años en Marte, pero ¿quién dice que no se le pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo?”
Una firma química clave en la búsqueda de vida
El nuevo método detecta una secuencia única de átomos que une las moléculas constituyentes de las membranas externas de bacterias vivas y células eucariotas. Estas componen la gran mayoría de la materia biológica de la Tierra e incluyen los tipos de vida que los científicos esperarían encontrar más allá de nuestro planeta.
Las características de estos enlaces, presentes en moléculas llamadas lípidos polares intactos (IPL, por sus siglas en inglés), se manifiestan como un pico claro en un gráfico generado por el instrumento GC-MS.
Hirsch explicó: “Cuando introdujimos los compuestos lipídicos polares intactos en nuestro cromatógrafo de gases–espectrómetro de masas, no sabíamos qué esperar, ya que suelen analizarse con otras técnicas. La firma característica que identificamos proporciona un claro indicador de vida viable, gracias a equipos espaciales que ya se utilizan en numerosas misiones”.
Aplicaciones más allá de Marte
Una vez que un organismo muere, sus enlaces IPL se desintegran en cuestión de horas; después, ya no pueden detectarse ni aparece un pico en la lectura del instrumento.
El método no solo es útil para detectar vida en otras partes del sistema solar, sino también para proteger la vida en la Tierra. Grupos de científicos en todo el mundo planean invertir millones de dólares para buscar signos de vida activa en muestras traídas de Marte. Su labor se verá facilitada con un método rápido y sencillo para detectar organismos vivos.
El profesor Sephton afirmó: “Nuestro método de detección de vida activa podría aplicarse en Marte y en las columnas de lunas heladas del sistema solar exterior, desde donde se pueden enviar los datos a la Tierra para su interpretación, o en muestras traídas desde posibles biosferas extraterrestres”.
Hirsch añadió: “Nuestra expectativa de encontrar seres vivos en la superficie marciana es baja debido a las hostiles condiciones de temperatura y radiación. Aun así, no lo descartamos: la vida encuentra maneras asombrosas de sobrevivir en circunstancias extremas. Además, misiones futuras como ExoMars planean perforar varios metros de profundidad en la superficie del planeta, donde la probabilidad de encontrar vida activa es significativamente mayor”.
N. de la R. La propuesta de Solomon Hirsch y Mark Sephton introduce un avance clave en la astrobiología al demostrar que el cromatógrafo de gases–espectrómetro de masas (GC-MS), ya instalado en misiones como Curiosity y planificado para el rover Rosalind Franklin de ExoMars, puede detectar vida activa mediante la identificación de lípidos polares intactos (IPL), compuestos que se degradan horas después de la muerte celular. Esta técnica permitiría distinguir entre organismos vivos y restos biológicos, lo cual representa un ahorro significativo frente al desarrollo de nuevos instrumentos o misiones dedicadas exclusivamente a la búsqueda de vida. El GC-MS ha estado presente en exploraciones desde los módulos Viking (1976), y su reutilización como biosensor se alinea con los objetivos de eficiencia operativa tanto de la NASA como de la ESA. La misión ExoMars, reprogramada para 2028 tras la suspensión de colaboración con Rusia, será la primera con capacidad de perforación hasta 2 metros de profundidad en Marte, región subterránea donde las condiciones (protección contra la radiación UV y temperaturas más estables) aumentan las probabilidades de hallar organismos activos. Este mismo enfoque podría aplicarse en futuras misiones a lunas de Saturno como Europa o Encélado, cuyos géiseres y océanos subsuperficiales también son candidatos prioritarios en la búsqueda de vida más allá de la Tierra.