En homenaje póstumo, piden que el nombre de este distinguido personaje se inscriba con letras doradas en un muro de la Cámara de Diputados
Israel Salgado Urióstegui
Iguala, Gro., El historiador y cronista de la ciudad, Rafael Domínguez Rueda, propuso ante una nutrida concurrencia que se inscriba con letras doradas el nombre del ilustre igualteco, Guillermo Soberón Acevedo, en uno de los muros de honor de la Cámara de Diputados, por lo menos en la del estado de Guerrero. Recordó que en 2013 el Cabildo lo reconoció como Hijo Predilecto de Iguala, y exhortó a las diputadas Luisana Ramos Pineda y Araceli Ocampo Manzanares a respaldar esta iniciativa.
El planteamiento se hizo en el marco de un homenaje póstumo a Guillermo Soberón, en presencia de sus hijos, Mario Adolfo y Gloria Soberón Chon, frente a la casa donde vivió durante su estancia en Iguala, donde se ubicaba la Farmacia Universal, propiedad de su familia, frente al zócalo de la ciudad.
En el acto, familiares, organizadores y autoridades municipales y estatales develaron una placa en honor a este distinguido personaje, considerado el igualteco más ilustre de todos los tiempos, según afirmó Domínguez Rueda.
El profesor de carrera y cronista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan José Mazón Ramírez, resaltó la relevancia de Guillermo Soberón Acevedo para la UNAM y para México, destacándolo como una figura icónica y un funcionario excepcional.

Al tomar la palabra, Mario Soberón Chon, en nombre de la familia, agradeció a los organizadores por el homenaje y la develación de la placa en el lugar donde su padre vivió. Destacó que este año marca el centenario del nacimiento de Guillermo Soberón Acevedo, razón por la cual la familia Soberón Chávez agradeció la colocación de esta placa conmemorativa.
Por su parte, Juan Manuel Santamaría Ramírez, uno de los organizadores del homenaje, citó la descripción de Guillermo Soberón hecha por José Narro Robles, exrector de la UNAM y exsecretario de Salud:
“El doctor Soberón destacó por su inteligencia, honestidad, preparación, convicciones profundas, experiencia, rigor y don de gentes. Fue un pensador, pero también un realizador”.
El historiador Rafael Domínguez Rueda subrayó que recordar la vida de un patriota como Soberón tiene el propósito de inspirar a la juventud y valorar su obra como una lección para el futuro. Afirmó que este es el homenaje póstumo más sentido que el gobierno y el pueblo de Iguala le han rendido a quien en 2013 fue reconocido como Hijo Predilecto de la ciudad.
“A lo largo de la historia, la grandeza de los pueblos se mide por el culto a sus héroes, sabios, filósofos, pensadores y estadistas. La placa develada perpetúa el nombre de Guillermo Soberón Acevedo, el igualteco más notable de todos los tiempos”, afirmó Domínguez Rueda.

Guillermo Soberón destacó en diversos ámbitos, siendo protagonista de más de 60 años de historia en la educación, la salud y la cultura en México y en el extranjero, además de haber impulsado la creación y el desarrollo de numerosas instituciones.
Como rector de la UNAM, proyectó la enseñanza superior de México a nivel internacional, además de ser el artífice de reformas a los artículos 3º y 4º de la Constitución, así como de modificaciones a la Ley de Salud.
Sus logros lo posicionan como la figura más relevante en el campo de la salud en el siglo XX en México. Por ello, se propuso que su nombre quede grabado con letras doradas en los muros de honor de la Cámara de Diputados, al menos en la del estado de Guerrero.
José Mazón Ramírez recordó que Guillermo Soberón nació el 29 de diciembre de 1925 en Iguala, Guerrero, y que en 2010 regresó a su ciudad natal, recordando con emoción su infancia en la casa donde nació.
Guillermo Soberón fue investigador de la UNAM desde 1965 y rector de la institución de 1973 a 1981. Su gestión fue transformadora en los ámbitos académico, de investigación, docencia y extensión cultural. Impulsó la reforma del artículo 3º constitucional para garantizar la autonomía de las universidades y la libertad de cátedra e investigación.

Durante su rectorado, fomentó la descentralización de proyectos académicos y culturales, impulsó la creación de nuevas instituciones como la Universidad Autónoma Metropolitana y promoviendo espacios como el Centro Cultural Universitario, sede de la Biblioteca Nacional, la Hemeroteca Nacional y la Sala Nezahualcóyotl.
En la administración pública, ocupó cargos clave como secretario de Salud, coordinador de Servicios de Salud de la Presidencia de la República y presidente del Consejo de la Comisión Nacional de Bioética. Publicó más de 160 trabajos de investigación y fue autor o coautor de 165 libros.
A lo largo de su carrera, recibió numerosas distinciones, entre ellas el título de Médico Ilustre de la Nación, investigador emérito del Instituto Nacional de Salud Pública y más de 12 doctorados honoris causa de universidades de Estados Unidos, España, Israel y México.
Juan Manuel Santamaría Ramírez concluyó el homenaje recordando el lema que Guillermo Soberón pronunció en innumerables ocasiones: “Por mi raza hablará el espíritu”.
